EL PATRIMONIO DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

Junto al retablo mayor y el ajuar que atesora la venerada imagen mariana, se conserva en el Santuario de Nuestra Señora del Rocío (Almonte, Huelva), un valioso conjunto de bienes muebles digno de reseñar. Piezas de escultura, pintura, orfebrería y bordados componen un acervo de obras de arte de diferentes épocas y estilos, tan interesante como poco conocido, del que realizamos un breve resumen con algunas de sus piezas más relevantes.

 

 
     
     
Cristo crucificado, de Manuel Carmona Martínez (1983), autor de la decoración escultórica del nuevo retablo. Obra singular por el modelado de la cabellera, el rostro imberbe y sus colosales dimensiones (216 cm). El escultor pacense donó la imagen a la Hermandad Matriz de Almonte.
 
Otra imagen de Crucificado muerto en la cruz. En esta ocasión, se trata de una escultura antigua, fechable en la escuela sevillana del XVII, que, al igual que las tres tallas que analizaremos a continuación, procede del desaparecido Convento de Madres Dominicas de Almonte.
     
     
     
     
 
     
     
Magnífica Dolorosa que suele formar un Calvario con la imagen del Crucificado y el San Juan Evangelista que incluimos en el presente estudio. Es una efigie sevillana de candelero para vestir, de finales del XVIII, que mira violentamente al cielo y que, aunque dentro todavía de los moldes neoclásicos, anticipa la estética romántica que predominará en la centuria posterior.
 
San Juan de tamaño algo inferior del natural que, como hemos apuntado, procede del desaparecido Convento de Dominicas de Almonte, de donde pasó a la parroquia de la villa y posteriormente al santuario. Suele catalogarse como una imagen anónima de la segunda mitad del XVII, aunque por sus características, nosotros la circunscribimos al círculo del escultor José de Arce.
     
     
     
     
 
     
     
Imagen de Santo Domingo de Guzmán, antaño titular del extinguido Convento de Dominicas de la Encarnación (Almonte), de donde también procede. Es una expresiva obra realizada a tamaño natural y de candelero para vestir, del siglo XVII. Porta el libro y la banderola, en metal plateado, atributos propios de su iconografía.
 
Imagen de San José con el Niño, talla sevillana del círculo de Pedro Duque Cornejo, de mediados del XVIII. Es de tamaño ligeramente inferior del natural y fue donada al antiguo santuario por el Conde de Cañete del Pinar. Antiguamente, era sacada en procesión para recibir a la Virgen cada vez que era trasladada a Almonte.
     
     
     
     
 
     
     
Detalle de un lienzo atribuido al pintor Vicente Alanís (hacia 1770), seguidor de Juan de Espinal, que representa la Educación de la Virgen Niña por Santa Ana, con el Padre Eterno bendiciendo desde el cielo la escena y, a la izquierda, San Rafael apareciéndose al anciano enfermo Tobit.
 
Pieza de orfebrería de incalculable valor artístico e histórico, ya que fue donada por la Condesa de París y labrada en plata, a mediados del XVII, por Claude Ballin, joyero de Luis XIII. Representa un navío apoyado en pequeñas ruedas, con el lema de la Orden de Caballería de Jarretière.
     
     
     
     
     
     
Ejemplo de una curiosa serie de pinturas-exvotos, propios del arte popular del siglo XIX. Este en cuestión data de 1883 y fue realizado en agradecimiento por el milagroso rescate de una niña que había caído en un pozo jugando con su hermana, quien encomendó su salvación a la Virgen del Rocío.

 

Fotografías de Luis Arenas

 

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