ARTE DE PROPIEDAD PARTICULAR (I)

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

Con este escrito comienza una serie de especiales, que se irán publicando periódicamente en la página, sobre las obras de arte sacro que se conservan en colecciones o propiedades particulares de nuestro país. Nuestro objetivo es dar a conocer varias piezas de interés artístico que no suelen estar expuestas al público de forma constante, acompañándolas de una ilustración fotográfica y una breve descripción técnica de las mismas.

 

 

 

A la izquierda, magnífico retablo labrado en madera maciza de nogal, dorada y policromada, que data de principios del siglo XVII. Tiene una imagen del titular del templo presidiendo la pieza, una imagencita de la Virgen de los Remedios en la hornacina central y en las laterales aparecen los retratos de los fundadores. Tan noble conjunto escultórico se halla en la Ermita de San Juan Bautista, anexa a la Casona de Castañeda, en el municipio cántabro de Villabañes. Hoy en día, al funcionar una hostería en las dependencias de la casona, resulta más cómodo el acceso público a todos los interesados en la estatuaria sacra de la zona.

A la derecha, La Virgen de la Faja, espléndido óleo sobre lienzo de Bartolomé Esteban Murillo que se halla en posesión privada y representa a la Virgen envolviendo en pañales al Niño, acompañada de dos ángeles músicos que, junto con el rompimiento de gloria en la parte superior, introducen el toque espiritual a una escena eminentemente doméstica. Fue pintado en torno al año 1660 y sus medidas son 137 x 122 cm.

 

 

 

A la izquierda, óleo sobre lienzo de Francisco de Zurbarán que representa a San Antonio Abad en el desierto, donde pasó la mayor parte de su vida entregado a la más rigurosa penitencia. Se halla en una colección particular de Barcelona, aunque originalmente su destino fue el sevillano Convento de San José de Mercedarios Descalzos. Fue pintado en 1636 y formó pareja con un cuadro de San Luis que hoy en día se expone en el Hermitage de San Petersburgo. Sus medidas son 282 x 221 cm.

A la derecha, busto de Dolorosa, obra magistral de Pedro de Mena y Medrano, que se halla en la Colección Maldonado. En la fotografía, podemos observar los rasgos comunes del escultor granadino en este tipo de obras: los ojos acuosos que le dan un aspecto estremecedor, el semblante dramático y a la vez absorto en su dolor, el modelado de los labios orantes, las manos entrecruzadas y la singular disposición de las lágrimas.

 

 

 

A la izquierda, retablo de gran calidad artística dedicado a San Martín de Tours. Se halla en la parroquia de un señorío de Navarra, prólijo en obras sacras de mérito. El templo fue levantado en época románica, aunque conoció gran reforma en el siglo XVIII. En el XVII se realizó la presente pieza, que alberga, junto al santo titular y varios relicarios, las figuras de San José con el Niño, San Antonio de Padua, San Lorenzo y un Crucificado en el ático. La portezuela del sagrario se halla decorada con un relieve del Varón de Dolores.

A la derecha, Presencia, soberbia alegoría del pueblo cristiano ante la Crucifixión de Jesús firmada por el pintor linarense Francisco Baños, recientemente fallecido. Toda una institución en su ciudad natal, Baños ejercía de Catedrático en la Universidad de Bellas Artes de Valencia, y fue autor, entre otras obras, de los murales que decoran la Ermita de la Virgen de Linarejos, en Linares (Jaén), y la Iglesia de Cristo Rey, de la capital jiennense. La pieza que estudiamos se guarda en una colección particular de Jaén.

 

 

 

A la izquierda, escultura académica (66 cm) de San Diego de Alcalá, obra de Alonso Cano, conservada en la colección particular Gómez-Moreno y considerada un boceto en madera policromada del San Diego de Alcalá a tamaño natural que recibe culto en el granadino Convento del Santo Ángel. La estatuilla muestra, respecto al anterior, una mayor tosquedad en la composición a excepción del rostro, que llega a superar en belleza y semblante místico a la pieza conservada en Granada.

A la derecha, otra obra del maestro Alonso Cano que se halla actualmente en manos privadas. Se trata del San Juan Bautista que, según algunos estudiosos, ostentaba la presidencia del antiguo retablo del templo sevillano de San Juan Bautista (vulgo San Juan de la Palma). La excelente escultura del santo, mostrado sedente, se conserva en una colección de Barcelona. Mide 119 cm de altura y a pesar de haber sido repolicromado en el siglo XIX, mantiene la encantadora plástica del artista granadino.

 

 

 

A veces, las tallas religiosas de madera policromada se convierten en objetos decorativos en el interior de algunos hogares. A la izquierda, vemos dos imágenes marianas de candelero, una letífica y otra propia del ámbito penitencial, decoran el espacioso salón de una vivienda unifamiliar. Los rasgos estilísticos de la efigie gloriosa nos remiten a modelos de la escuela sevillana del siglo XVII.

A la derecha, una serie de figuras del Niño Jesús, pertenecientes a diferentes épocas y estilos artísticos, sobre la mesa de un dormitorio decorado también con grabados pasionistas.

 

 

Arriba, espléndido grupo de María y José adorando al Niño recién nacido que recibe culto en el oratorio privado de la Familia Gordillo, situado en el municipio onubense de La Palma del Condado. Se halla realizado en madera y telas encoladas y policromadas y catalogado por los profesores González Gómez y Carrasco Terriza como obra del círculo del escultor sevillano Cristóbal Ramos Tello, datable a finales del siglo XVIII. San José mide 66 cm; la Virgen, 62 cm, y el Niño, 31 cm. Al fondo podemos observar un rompimiento de gloria con el Espíritu Santo del que emergen tres cabezas aladas de querubines.

 

 

 

Frecuentemente, los imagineros realizan piezas para la devoción privada, tanto en pequeño formato como tomando las dimensiones propias del natural. A la izquierda, pequeña imagen de la Virgen de la O, labrada por Antonio Bernal Redondo y bendecida por Fray Ricardo de Córdoba en el año 2005 con motivo de la inauguración del nuevo taller del escultor.

A la derecha, la Virgen de los Ángeles, otra bellísima Dolorosa realizada por el también cordobés Francisco Romero Zafra; en esta ocasión, una obra de tamaño natural, manos unidas por las palmas e igualmente con destino a una colección particular de la capital cordobesa.

 

Varias de las fotografías son de Carlos Navajas, María Gorbeña, José Luis Álvarez,
Luis Arenas, Archivo Oronoz, Archivo Temboury y Jordi Fluxá Bru.

 

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