IMÁGENES DE LA PASIÓN NO PROCESIONALES EN LA CIUDAD DE SEVILLA (II)

Jesús López Alfonso y Jesús Abades


 

Virgen del Camino (Parroquia de San Nicolás): Magnífica Dolorosa que mira implorante hacia el cielo, aparece postrada de hinojos y muestra las manos juntas, en posición de rezo. Formó parte de una hermandad de penitencia de Triana que se llamaba del Santo Ecce Homo y Nuestra Señora del Camino, trasladándose al templo de San Nicolás tras un breve paso por la Parroquia de Santa Ana, con motivo de la demolición de su Capilla de los Santos Mártires en 1868. Posee un interesante juego de corona de plata y saya y manto bordados en oro a realce sobre terciopelo negro, datables en el Siglo XIX. Ha sido fechada por Roda Peña como una talla roldanesca del primer tercio del Siglo XVIII, aunque no han faltado voces que la han relacionado con el arte de Cristóbal Ramos e incluso con Astorga. Se encuentra en un estado de deterioro y abandono alarmente, ya que en su iglesia nadie se hace cargo de ella, ni dejan a otras personas que lo hagan.

Cristo Crucificado (Parroquia de San Nicolás): Imagen de pequeño formato que, como la Virgen del Camino, en peor estado no se puede encontrar. Parece que se halla labrado en pasta y resulta curioso que tenga una corona de espinas cordífera, único caso que conocemos en Sevilla capital. El sudario tiene que ser pequeño ya que está cubierto por otro superpuesto de tejido natural. Es obra realizada en el Siglo XVI y su estado, como hemos apuntado, es lamentable, sobre todo en su encarnadura, que además de ennegrecida se encuentra sumamente deteriorada. Recomendamos a todos una visita a este templo para ver las dos tallas mencionadas, verdaderos tesoros olvidados y expuestos a su destrucción ante la pasividad de la parroquia y de todos.

Piedad (Real Parroquia de Santa Ana): Muy interesante y prácticamente desconocido grupo escultórico que, actualmente, recibe culto en la Capilla Bautismal del templo trianero. Su primitivo emplazamiento era la actual Capilla de la Divina Pastora y se encontraba en el retablo neoclásico que se hallaba en dicha ubicación y que, no hace mucho tiempo, unas mentes no muy cuerdas decidieron tirar a la basura, literalmente. Tuvo hermandad de penitencia a principios del Siglo XX, con reglas aprobadas por el ordinario. Sin embargo, acabó extinguiéndose sin saberse muy bien los motivos, privando de hacer las delicias de muchos cofrades con este hermoso conjunto en la calle. El Cristo que reposa sobre el regazo de María recibe la advocación del Amor, siendo un antiguo Crucificado del Siglo XVI que entra dentro del estilo de artistas flamencos como Roque Balduque o Juan Giralte y fue reformado en el Siglo XVIII para adaptarlo a su actual iconografía. Hay quien piensa incluso que pudo pertenecer al retablo mayor del templo. La Virgen, de vestir y llamada de La Sexta Angustia, es una imagen dieciochesca, aunque hay autores que sitúan su ejecución en el último tercio del Siglo XVII. Ambas tallas son de excelente factura y piden a gritos una restauración adecuada que pueda revelar más datos.

Cristo de la Buena Muerte (Parroquia de Omnium Sanctorum): Procedente de la Parroquia de Santa Ana, actualmente ocupa la presidencia de la nave de la Epístola del templo de Todos los Santos. En Triana se le conocía con la advocación de Cristo de la Venia, ya que los párrocos de Santa Ana se inclinaban ante él antes de comenzar la misa. Llegó a Omnium Sanctorum en los años 40, a raíz de la reconstrucción del templo tras los destrozos sufridos en 1936, para sustituir a una interesantísima imagen advocada de la Buena Muerte. Éste era un Crucificado de mediados del Siglo XIV, derivado del Cristo de San Pedro, de Sanlúcar la Mayor, que se veneraba en una ermita situada al principio de la Calle Feria y que, al igual que La Piedad antes comentada, tuvo una hermandad de penitencia fundada a finales del Siglo XIX que se extingue sin llegar a procesionar. La efigie venida de Santa Ana es obra anónima del Siglo XVI, de elegantes formas y sudario corto y dorado. Se halla clavado a una cruz de sección lisa y rectangular.

Virgen de los Dolores (Iglesia de San Alberto): Magnífica Dolorosa, de las mejores que reciben culto en la ciudad de Sevilla. Es obra realizada en el obrador de Pedro Roldán y Onieva, pudiendo fecharse en torno al año 1700. Tanto el modelado como la expresividad del rostro presentan relación con otras Dolorosas salidas del taller, caso de la que se halla labrada en talla completa y recibe culto en la Iglesia de Santiago, La Amargura, La Esperanza Macarena, El Mayor Dolor de Jerez de la Frontera, o las Dolorosas de los retablos del Sagrario y La Santa Caridad. Tiene las manos entrelazadas y se presenta en actitud genuflexa. Se exorna con ráfaga.

Virgen del Socorro (Real Parroquia de Santa Ana): Dolorosa de vestir, magnífico ejemplo de la recia expresividad de la escuela sevillana de la primera mitad del Siglo XVII. Mide 152 cm y se halla modelada en pasta policromada, de ahí las evidentes asimetrías e imperfecciones que muestran sus rasgos faciales, lo que no aminora ni un ápice su noble impronta. Recientemente, ha sido objeto de una polémica intervención por parte del imaginero José Antonio Navarro Arteaga, quien retocó su policromía. Fue titular de la desaparecida Hermandad de la Virgen del Socorro, Cristo del Buen Viaje, Tentación de Cristo en el Desierto y Nuestra Señora de los Peligros. Hasta hace poco tiempo, se veneraba formando un Calvario junto a San Juan Evangelista y al interesante Crucificado del Buen Viaje, titular también de la referida cofradía extinta. Hoy en día, recibe culto en la Capilla Bautismal de su parroquia.

Cristo del Perdón y de la Caridad (Parroquia de la Candelaria): Esta imagen de Jesús en la cruz se venera en una pequeña capilla situada en la nave derecha del templo, desde hace unos dos años aproximadamente. La trajo Antonio Alcaide, párroco de la feligresía en los años 80, y proviene de un convento femenino de la provincia de Huelva. Esta imagen se encontraba en el desván conventual onubense muy deteriorada y las monjas se la regalaron a Alcaide, quien la destinó a la sacristía. Su destino iba a ser la presidencia de la parroquia, pero se entronizó finalmente un Crucificado de Magariño. Al abandonar el templo la Congregación de los Sagrados Corazones, llegó la Orden de los Orionistas y, a instancias del Padre Agostini, un sacerdote italiano muy sensibilizado con el arte sacro, se colocó en su actual emplazamiento. La hechura presenta una estética que responde al Círculo de Pedro Millán, con su típica corona de espinas trenzada en forma de ochos, y guarda un extraordinario parecido con otro Crucificado que se halla en el Convento de Madre de Dios y que estuvo expuesto en la Exposición Conmemorativa con motivo del Quinto Centenario de la Universidad de Sevilla.

Cristo Crucificado (Iglesia de la Divina Pastora de Santa Marina): Es obra moderna de José María Gamero Viñau y Rosario Acera (1986), realizado en resina de poliéster. Fue labrado para un montaje del Corpus Christi, realizado por Caja San Fernando y en el cual se escenificaba la iconografía alegórica de Cristo Fuente de Vida, con el Crucificado situado en medio de la fuente del patio central de la sede bancaria y saliendo de sus heridas chorros de agua roja que simulaban la sangre de Jesús, la cual se disponía a ser recogida en un cáliz por el Ángel de la Cofradía de las Aguas, que colocaron frente a la imagen. Su actual emplazamiento fue la antaño Iglesia del Hospital de los Viejos.

Piedad (Parroquia de San Julián):

 

Segunda Entrega en este

 

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