MATER DOLOROSA

Jesús Abades


 

Magnífica exposición sobre arte sacro que se celebró en Sevilla entre el 17 de febrero y el 6 de marzo de 1988, Año Mariano para más señas. Su título era Mater Dolorosa y fue organizada por la Caja San Fernando como homenaje a la Virgen María en su representación como Madre Dolorosa durante la Pasión de Jesús, de fuerte arraigo en Andalucía. La muestra reunió obras de Andalucía Occidental, procedentes de las diócesis de Sevilla, Huelva, Cádiz y Jerez-Asidonia. Se exhibieron en total veintidós tallas de Dolorosas, diecinueve pertenecientes a la escuela sevillana y tres a la escuela granadina. En total, fueron expuestas dieciséis imágenes de candelero para vestir y seis esculturas en talla completa, fechadas todas ellas entre los siglos XVI y XIX. Quince de las piezas tenían el título de Virgen de los Dolores, cuatro el de Virgen de la Soledad, dos llevaban el de Virgen del Mayor Dolor y una el de Virgen de las Angustias. Pasamos a describirlas a continuación.

 

 

Virgen de los Dolores (Iglesia de Santiago - Sevilla)

Una de las mejores obras que apareció en la muestra fue la de esta Dolorosa de talla completa que se encuentra actualmente cedida en depósito a la cofradía hispalense de la Redención. La imagen, que mide 127 centímetros de altura, se fechaba por entonces en el segundo cuarto del siglo XVIII y supone una de las más interesantes creaciones sobre el tema que existen en Sevilla. Decimos "por entonces" porque, recientemente y con pleno acierto, según nuestro criterio, los historiadores Antonio Torrejón Díaz y José Luis Romero Torres han considerado que esta obra es la Virgen que el célebre escultor Pedro Roldán talló para la Cofradía de Siete Dolores y Compasión en torno al año 1651, y no la que recibe culto en la Parroquia de la Magdalena y comentaremos posteriormente (1). Pese a su advocación de los Dolores, representa a María en su Soledad, arrodillada sobre un curioso cojín y buscando entereza con la oración al Padre tras la muerte de Jesús.

Virgen de los Dolores (Santa Iglesia Catedral - Sevilla)

También se expuso en la muestra esta interesante Dolorosa que se venera en su capilla propia de la Catedral hispalense y está atribuida al afamado artista granadino Pedro de Mena y Medrano (hacia 1680). La imagen, que apenas mide un metro de altura, presenta las manos entrecruzadas en actitud orante. En efecto, ofrece notables semejanzas con otras hechuras de Pedro de Mena, quien también realizó otras Dolorosas de vestir como la malagueña Virgen de las Lágrimas, tristemente perdida en el año 1936. De todas formas, tanto las dimensiones como la factura algo más sencilla comparada con otras soberbias creaciones del maestro, hacen más probable que se trate de una obra de un discípulo aventajado, realizada por las mismas fechas o a principios del XVIII.

Virgen de la Antigua y Siete Dolores (Parroquia de la Magdalena - Sevilla)

Pese al relativo olvido que padece hoy en día, fue la titular de una célebre cofradía de penitencia y una de las imágenes que gozaron de mayor devoción en Sevilla, comparable a la que también tuvo en su momento el Crucificado de San Agustín, lamentablemente perdido en 1936. Dicho motivo y su extraordinaria calidad la hacían imprescindible en la muestra. Como hemos comentado anteriormente, esta imagen, en opinión de Torrejón Díaz y Romero Torres, no sería, como se viene afirmando, la talla que Pedro Roldán hiciera para dicha cofradía, sino otra anterior que, según los estudios realizados por el IAPH al restaurarla, podría fecharse a comienzos del XVII.

Virgen de los Dolores (Parroquia de San Andrés - Sevilla)

En el catálogo de la muestra, el historiador José Roda Peña recoge el parecer de su compañero José González Isidoro y se suma a relacionarla, no sin un atisbo de duda, con el quehacer del escultor e imaginero sevillano Benito de Hita y Castillo (1760) (2). Nosotros compartimos esa duda, adscribiéndonos de momento a un prudente anonimato, aunque no cabe duda que hablamos de una imagen que comparte la compleja estética del siglo XVIII, tanto en el afectado gesto de dolor como en la tipología de decoraciones florales que adornan sus vestiduras, labradas en la misma madera al ser efigie de talla completa. Aparece arrodillada sobre un cojín, con un enorme corazón traspasado por el puñal de dolor en el pecho, mostrando un irresistible atractivo para la piedad de sus devotos, quienes también la conocen por la advocación de Virgen de los Desamparados.

 

 

Virgen del Mayor Dolor (Jerez de la Frontera)

Según el historiador jerezano José Manuel Moreno Arana, es una obra del escultor e imaginero sevillano Ignacio López, posible discípulo de Pedro Roldán. Fechable en torno al primer cuarto del siglo XVIII, hubo quien la llegó a catalogar en el XVII (y aún en el siglo XVI, aunque parezca increíble), relacionándola con la labor de Juan Martínez Montañés por el simple hecho de su extraordinaria calidad artística. Hay todavía quien también la adjudica a Juan de Mesa, discípulo de Martínez Montañés, pero este tipo de atribuciones se caen por su propio peso. Hablamos de una creación más avanzada, situada dentro del pleno barroco, como bien expresan la expresividad de su rostro y de sus manos. Se dice tradicionalmente que fue de talla completa, siendo mutilada posteriormente para convertirse en imagen de vestir. El historiador Juan Miguel González Gómez la consideró una pieza de origen napolitano, aunque es preferible situarla dentro de la escuela sevillana.

Virgen de los Dolores (Iglesia de San Alberto - Sevilla)

Magnífica Dolorosa, de las mejores de la muestra y de las que reciben culto en Sevilla, en general. Es obra del taller de Pedro Roldán, fechable en torno a 1700, y tanto el modelado como la expresividad del rostro presentan relación con otras Dolorosas sevillanas salidas del mismo obrador, como la Virgen de la Amargura o la Virgen de la Esperanza Macarena, así como con la Virgen del Mayor Dolor de Jerez de la Frontera o las Dolorosas de los retablos sevillanos del Sagrario y la Santa Caridad. Posee las manos entrelazadas y está en actitud genuflexa.

Virgen de los Dolores (San Juan de Aznalfarache)

Una obra de arte traída desde la provincia de Sevilla. Titular de la Cofradía del Cristo del Amor, se trata de una Dolorosa de tamaño ligeramente inferior al natural que antiguamente llevaba manos entrelazadas y cuya autoría se fecha en el último tercio del siglo XVIII. Estamos totalmente de acuerdo con los comentarios de Roda Peña en el catálogo, que la sitúa en el círculo del artista sevillano Cristóbal Ramos Tello y la acerca también a las obras primerizas de un Juan de Astorga todavía influido por el estilo del anterior (3). Al igual que otras obras de Cristóbal Ramos, como la Virgen de las Aguas de la Cofradía del Museo o la primitiva Virgen de la Concepción de la Cofradía del Silencio, ambas en Sevilla, se halla labrada en terracota policromada.

Virgen de los Dolores (Cádiz)

La antaño titular de la cofradía gaditana de Luz y Aguas es una interesante talla dieciochesca sobre la que cada vez ronda con más fuerza la afirmación sobre su origen italiano, aunque tampoco hay que descartar una paternidad levantina influenciada por las creaciones de Francisco Salzillo sobre el tema. Fue concebida para mirar la cruz con gesto abatido y brazos abiertos, en actitud de súplica hacia el Padre. Ha sido reemplazada en la hermandad por una copia moderna, muy fiel de la misma, obra del escultor e imaginero carmonense Francisco Buiza.

 

 

Virgen de la Soledad (Marchena)

La popularmente conocida como Cernicalera Marchenera es una interesante imagen labrada por el escultor e imaginero Gaspar del Águila en el año 1574. Se trata, por tanto, de la pieza más antigua que figuró en la muestra, así como una de las más valiosas, ya que supone una de las escasas obras documentadas del artista abulense. Es una imagen hierática, de gran empaque y factura propia de su época manierista de ejecución. Lástima que torpes restauraciones y repintes realizados en el siglo XX velen bastante la belleza original de su rostro y sus manos entrecruzadas. Goza de gran devoción en la localidad sevillana.

Virgen de la Soledad (Bollullos de la Mitación)

Dolorosa relacionable con el quehacer del artista archidonés, afincado en Sevilla, Juan de Astorga Cubero. Fechable en la primera mitad del siglo XIX, posee evidentes semejanzas en el modelado del rostro y las manos semicerradas con otras Vírgenes sevillanas del autor, caso de la Virgen de la Angustia, la Virgen de la Presentación, la Virgen de la Esperanza (Cofradía de la Trinidad), y sobre todo la Virgen del Buen Fin antes de la desafortunada restauración efectuada en el siglo XX por Manuel Escamilla Cabezas.

Virgen de los Dolores (Galaroza)

Una de las dos imágenes de candelero procedente de Huelva fue esta Dolorosa, que procesiona el Viernes Santo junto con la talla gótica del Cristo de la Misericordia por las calles de la localidad onubense de Galaroza. La pieza es de sumo interés, pues además de tratarse de una de las escasas obras documentadas del escultor Juan de Astorga Cubero (1813), posee la firma de su autor en el pecho (reza literalmente "ASTORGA") (4). De exquisito y elegante modelado, fue una de las tallas más comentadas de la muestra, tanto por la admiración que causó su extraordinaria belleza como por el hecho de que, fuera de la provincia onubense, la Virgen era hasta entonces casi desconocida. Pese a una lamentable restauración, en la que se le aplicó una nueva policromía y le fue mutilado el candelero para acomodarla en la hornacina de la capilla sacramental del templo, conserva una impecable ejecución y todo el espíritu de la estética romántica tan propio de Astorga; no en vano, está considerada como una de sus mejores creaciones. Merece una adecuada intervención que le restituya íntegramente todo su esplendor original.

Virgen de los Dolores (Aroche)

La otra Dolorosa onubense de candelero despertó, si cabe, más interés que la anterior. Si la imagen de Galaroza era una de las pocas catalogadas de Juan de Astorga con absoluta certeza, la Patrona de Aroche es una de las escasísimas tallas documentadas de Benito de Hita y Castillo y la única en cuyo busto aparece la firma pirografiada del escultor: DN. BENITO DE HITA Y CASTILLO ME FESI EN SEVILLA AÑO DE 1768 (5). La imagen fue tallada ocho años después de que Hita modelara el San Juan Evangelista de la sevillana Cofradía de la Amargura, de ahí que no sólo presente semejanzas con la talla del Discípulo Amado sino también con la Virgen de la Amargura, a cuyos rasgos dolientes y singular expresividad también nos remite. No es de extrañar, por tanto, la gran impresión que causó la calidad artística de la talla; de hecho, fue la elegida para aparecer en el cartel anunciador de la exposición e incluso existe la anécdota que la Caja San Fernando habilitó un autocar en Aroche para que los paisanos fuese a ver a su Patrona a la muestra, no cubriéndose ni la décima parte de las solicitudes, tal era la expectación por ver a la imagen en la hispalense Plaza de San Francisco. Recientemente, ha sido objeto de una feliz restauración en la que se ha recuperado totalmente su policromía original y las manos primitivas, que habían sido sustituidas por otras del escultor e imaginero ayamontino Antonio León Ortega en el año 1958.

 

 

Virgen de las Angustias (Utrera)

De la provincia sevillana llegó también esta Dolorosa, titular de la muy devota Cofradía del Nazareno de la localidad sevillana de Utrera y catalogada en la muestra como obra del siglo XVIII. Sin embargo, recientes estudios han adelantado su fecha de ejecución y la sitúan a finales del siglo XVII. Cabe esa posibilidad, aunque no hay duda que un siglo después la imagen debió sufrir una importante restauración, además de las practicadas por los imagineros Antonio Eslava Rubio y Luis Ortega Brú en el siglo XX.

Virgen de los Dolores (Osuna)

Una de las mejores piezas de la exposición, lo cual es decir mucho viendo el nivel artístico de las tallas participantes. Atribuida con fundamento al maestro granadino José de Mora, se la ha catalogado como obra realizada hacia el año 1700 y presenta notables semejanzas con otros bustos del escultor, caso del conservado en la Iglesia de Santa Isabel (Granada). La imagen es de talla completa y presenta un magistral modelado y policromía, tanto en los ropajes como en la cabellera y las carnes. Es vestida con ricos ropajes durante su estación de penitencia; sin embargo, en la muestra figuró en todo su esplendor original y orlada también con la ráfaga imperial.

Virgen del Mayor Dolor (Capilla de Molviedro - Sevilla)

Posiblemente sea la Dolorosa más desconocida de la capital sevillana si tenemos en cuenta la gran solera de su devoción y su condición de titular de un templo felizmente recuperado por la Cofradía de Jesús Despojado. Iconográficamente, presenta unos caracteres similares a la mencionada Dolorosa de San Alberto, solo que en este caso la imagen mira violentamente hacia el cielo y su cronología es más avanzada (último tercio del siglo XVIII). Hay quien la relaciona con el estilo del escultor valenciano, afincado en Sevilla, Blas Molner. En la muestra fue expuesta con la cruz y el sudario del templo a su espalda, lo que unido a la cercanía de la talla le otorgaba el carácter de uno de los conjuntos más dramáticos que podían contemplar los visitantes, que fueron muchos pues los cálculos arrojaron de 5.000 a 6.000 visitas por cada día que estuvo abierta la exposición.

Virgen de la Soledad (Carmona)

Curiosa imagen dieciochesca, con rasgos que la acercan más a la estética intimista que pervivía en la estética granadina de la época que a la sevillana. El afligido y cabizbajo semblante, la suavidad de los rasgos y la disposición de las manos entrecruzadas la acercan también al grupo de seguidores tardíos de Pedro de Mena que trabajaron durante el último cuarto del siglo XVIII e incluso a principios del XIX. En todo caso, se observan grandes semejanzas entre esta imagen y la Virgen de los Dolores, de Arahal (Sevilla), con la que podría compartir origen y, quizás, paternidad artística. En opinión del estudioso Álvaro Pastor Torres, la imagen de Arahal se relaciona a su vez con una Dolorosa que se conserva en la Catedral Vieja de Salamanca (6).

 

 

Virgen de la Soledad (Benacazón)

La imagen, de gran devoción en la villa sevillana, donde posee capilla propia, es titular de la Cofradía del Santo Entierro. Los rasgos juveniles de la Dolorosa, su idealizada belleza, el modelado lleno de ternura y emoción, sus manos perfectamente ejecutadas... Todo ello nos remite a la plástica del taller de Pedro Roldán y más concretamente a un avezado seguidor de su hija Luisa (La Roldana); seguidor que pudo gubiarla en torno al año 1700.

Virgen de los Dolores (Lebrija)

Titular de la Cofradía del Nazareno de dicha localidad sevillana, se trata de una de las escasas tallas documentadas del imaginero Diego Roldán y Serrallonga (1758), nieto del maestro Pedro Roldán y hermano del también imaginero Jerónimo Roldán (autor del Yacente de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) y de los titulares de la cofradía hispalense del Rosario de los Humeros). La obra de Diego Roldán, pese a su origen sevillano, se concentra principalmente en la provincia de Cádiz (retablos y sillerías para las localidades de Rota y Arcos de la Frontera). A pesar de su herencia imaginera y de lo señalado por varios autores, pensamos que este sucesor del genio se aleja un tanto de la estética roldanesca. Tal y como podemos ver en la imagen de Lebrija, no la abandona del todo pero se aprecia el academicismo que empezaría a dejarse notar en la imaginería sevillana precisamente por los años de ejecución de esta obra. Según informa el catálogo de la muestra, Diego Roldán intervino sobre una escultura anterior, limitándose a realizar la mascarilla de la imagen y a policromarla de nuevo (7). Dicha teoría es bastante válida, sobre todo si observamos las manos de tipo tenedor que presenta la imagen.

Virgen de la Soledad (Chucena)

La tercera y última de las Dolorosas onubenses que figuraron en la muestra fue también la única talla de busto que se mostró en la misma, de ahí que sólo mida 50 centímetros de altura. Se trata de una excelente escultura del siglo XVIII, de origen granadino, que en acertada opinión de los historiadores González Gómez y Carrasco Terriza, recuerda las obras granadinas de Pedro de Mena, José Risueño y Torcuato Ruiz del Peral (8).

Virgen de los Dolores (Ex-Convento de San Pedro de Alcántara - Sevilla)

Dolorosa fechable en el primer tercio del siglo XVIII, muestra la artificiosidad de paños y el efectista gesto de dolor tan propios de la centuria. A pesar de ello, la herencia roldanesca es evidente, especialmente en el juvenil e idealizado modelado del rostro, que enmarca un rostrillo de tipo monjil, símbolo del legado impuesto por la desaparecida Virgen de la Soledad, del giennense Gaspar Becerra (1565), cuyo modelo con ropas de la Condesa de Ureña fue fundamental en la posterior concepción artística de la Virgen en sus Dolores.

 

 

Virgen de la Soledad (Gerena)

Original del siglo XVII, conserva el hieratismo y la frontalidad propios de esta centuria. Carece de lágrimas y la boca se halla cerrada, como es usual en esta iconografía. Durante los siglos XVIII y XIX fue retocada para añadirle elementos postizos (ojos de cristal, pestañas) y encarnarla de nuevo. Ya en el siglo XX sufrió dos desafortunadas intervenciones por parte de los imagineros Francisco Buiza y Antonio Dubé de Luque, quienes hicieron nuevas manos y modificaron la postura de la talla, respectivamente (9).

Virgen de los Dolores (La Puebla del Río)

Aunque últimamente se la relaciona con la escuela granadina, lo cierto es que la opinión del catálogo de la muestra sobre su procedencia sevillana resulta infinitamente más válida, así como su fecha en torno al último tercio del siglo XVIII (10). La imagen, de tamaño ligeramente inferior al natural, es una de las pocas Dolorosas de la provincia sevillana que han conservado las manos entrelazadas, lo que aumenta la impresión de recogimiento en el dolor y supone un gran contraste con la dramática expresividad del rostro. Llama la atención el gran parecido del magnífico modelado de su boca y de la angustiada crispación del rostro con los que presenta la Virgen de la Encarnación, venerada titular de la sevillana Cofradía de San Benito.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) A.A.V.V. "Las Dolorosas del Barroco", publicado en De Jerusalén a Sevilla. La Pasión de Jesús, volumen IV: Del Gólgota a la Resurrección, Sevilla, 2005, pp. 207-213.

(2) AAVV. Catálogo de la Exposición Mater Dolorosa, Sevilla, Caja San Fernando, 1988.

(3) Ibídem.

(4) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura Mariana Onubense, Huelva, 1981, p. 222.

(5) Ídem, p. 216.

(6) PASTOR TORRES, Álvaro. "Venerable y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén, Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de los Dolores", publicado en Misterios de Sevilla, volumen III, Sevilla, 2003, p. 153.

(7) A.A.V.V. Catálogo de la Exposición... Op. cit.

(8) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura Mariana Onubense, op. cit., p. 277.

(9) PÉREZ GONZÁLEZ, Silvia María. "Primitiva, Real e Ilustre Hermandad del Santo Entierro de Cristo, Nuestro Señor de la Paz en su Resurrección Gloriosa, Nuestra Señora de la Soledad Coronada y San Sebastián Mártir", publicado en Misterios de Sevilla, volumen IV, op. cit., pp. 245-246.

(10) A.A.V.V. Catálogo de la Exposición... Op. cit.

 

Nota de La Hornacina: A excepción de la Dolorosa de San Andrés, el resto de fotografías que aparecen en el dossier fueron tomadas por el diario ABC durante la exposición.

 

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