ARTE EN LA PROCESIÓN MAGNA "MATER DEI". MÁLAGA 2013

Sergio Cabaco y Jesús Abades (26/09/2013)


 

Análisis artístico de las siete Dolorosas malagueñas que participarán en la Procesión Magna del próximo 28 de septiembre.
El acto se celebrará bajo el título "Mater Dei" (Madre de Dios) con motivo de la proclamación de 2013 como Año de la Fe.

 

 

Virgen de la Trinidad

Esta dramática imagen del escultor carmonense Francisco Buiza Fernández (1963), adquirida entre los años 1967 y 1968, es la titular mariana de la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de La Trinidad Coronada y del Glorioso Apóstol Santiago. Su advocación se debe al nombre del popular barrio malagueño que lo tomó, a su vez, del Convento de Trinitarios Calzados.

En el año 1967, la junta de gobierno de la hermandad, presidida por José González Gil, decide sustituir el icono fundacional de la hermandad por la actual titular, bendecida el 27 de febrero del año siguiente. La primitiva Dolorosa, una obra de la segunda mitad del siglo XVIII que fue adquirida a un anticuario de la Calle Álvarez en el año 1934, era una escultura de medio busto y tamaño ligeramente inferior del natural, propia de la devoción privada, que fue reformada ese mismo año por José Campo, quien reemplazó las manos entrecruzadas por otras extendidas y le añadió un candelero para convertirla en talla procesional.

La emotiva creación de Francisco Buiza, de 168 cm de altura, inclina levemente la cabeza hacia el lado izquierdo y muestra una mirada baja y conmovedora. Los ojos, grandes y expresivos, son de cristal y se encuentran enmarcados por unas cejas arqueadas y pinceladas en la madera. Las pestañas son de pelo natural en el párpado superior, estando policromadas las inferiores. Lleva seis lágrimas de cristal, tres surcando cada mejilla. La nariz es de tipo hebraico, mientras que la boca, entreabierta, permite ver en su interior la lengua y la dentadura perfectamente talladas. El prominente mentón anticipa un cuello contraído por el sufrimiento. Sus manos aparecen extendidas, portando un pañuelo de encaje en la derecha y un rosario en la izquierda.

Fue coronada canónicamente el 21 de octubre de 2000, año dedicado a la Santísima Trinidad, y acaba de ser restaurada por Enrique Gutiérrez Carrasquilla (2013), quien ha limpiado y fijado la policromía, y colocado nuevos brazos articulados y cueros protectores para evitar los daños de los alfileres a la hora de vestirla.

En torno a las imágenes del Cautivo y de la Trinidad se produce la mayor simbiosis entre cofradía y barrio, algo tan enraizado en Málaga, hasta el punto de que hoy no se concebiría el Barrio de la Trinidad sin la Iglesia de San Pablo y el templo sin esta cofradía. La historia, la religiosidad y el fervor popular se dan la mano.

 

 

Virgen de la Concepción

Dolorosa de exquisita corrección formal que eleva la piadosa mirada hacia el cielo. Su rostro es ancho, de facciones maduras y perfiles cuadrados, con las cejas trazadas con tiralíneas, el entrecejo fruncido en forma de uve, la nariz corta y afilada, las mejillas carnosas, y la barbilla estrecha y puntiaguda.

Los ojos de la Virgen quedan proyectados hacia el infinito y ribeteados por las pestañas; siendo postizas las superiores y pintadas las del párpado inferior. Lleva seis lágrimas de cristal, tres en cada mejilla. La boca, menuda y entreabierta, permite ver en su interior los dientes superiores tallados. El cuello se presenta muy crispado por la complicada postura que adopta la cabeza. En cuanto a las manos, aparecen extendidas, portando un pañuelo en la izquierda y una rama de olivo en la derecha.

Tan interesante obra, de candelero para vestir, ha sido tradicionalmente relacionada con la labor de Fernando Ortiz, aunque nosotros, a falta de una mayor certeza en los datos, vamos a apostar por la prudencia y catalogarla como una obra anónima del siglo XVIII, no lejana al estilo del artista malagueño. Las numerosas restauraciones sufridas a lo largo de los años nos obligan también a ello.

De entre las intervenciones sufridas, destaca la efectuada en el año 1978 por el escultor carmonense Antonio Eslava Rubio, quien entre otros trabajos labró un nuevo juego de manos; costumbre muy extendida, desde el pasado siglo XX, en las cofradías malagueñas para adaptar sus Dolorosas al gusto sevillano. Las carnaciones actuales son pálidas, con rojeces en los párpados y las mejillas provocadas por el llanto.

 

 

Virgen de la Encarnación

Magnífica talla del entorno malagueño del Setecientos que representa a la Virgen, desolada, al pie de la cruz. Fue adquirida en el año 1987 por la Antigua Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de los Dolores -popularmente conocida como la Cofradía de los Dolores del Puente-, a uno de sus hermanos, Agustín Clavijo García -director del Museo Diocesano-, quien tras haberla mantenido desde el año 1985 en depósito en la hermandad, decidió venderla para que procesionase junto al misterio del Crucificado, San Juan Evangelista y los dos ladrones, labrado por el afamado artista Suso de Marcos (1985-1999).

La Dolorosa, labrada en madera de pino rojo, mide 159 cm de altura. Inclina ligeramente la cabeza y mantiene la mirada baja, transida y absorta en lo más íntimo de su aflicción. Los ojos, de cascarilla, se hallan entornados, con los párpados hinchados y semicerrados a causa del llanto. Lleva pestañas superiores de pelo natural y cinco lágrimas de cristal, tres en la mejilla izquierda y dos en la derecha.

El rostro de la imagen, cuya advocación alude al título de la Catedral malagueña y al nombre de la esposa de su antiguo propietario -que regularmente la exhibía en las exposiciones celebradas en el Museo Diocesano de Málaga-, presenta la nariz recta y estrecha y los labios entreabiertos, con los dientes insinuados en su interior, mientras que el cuello aparece erguido y levemente anatomizado en la zona inferior. Las actuales manos se hallan extendidas para portar un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda.

En 1985 fue intervenida por Suso de Marcos y Antonio Leiva, quienes hicieron nuevas manos y cuerpo -este último pintado en tonos azulados a partir del busto, teniendo el candelero interno una base ovalada-, y le aplicaron nueva policromía de tonos ebúrneos, con los pómulos y las cuencas orbitales enrojecidos por la angustia. En el año 2002, Francisco Naranjo Beltrán le retiró la cabellera de estopa, implantada en fecha posterior a su ejecución, descubriendo las primitivas orejas talladas; eliminó repintes; reintegró las lagunas pictóricas, colocó nuevas pestañas y lágrimas de cristal, y aplicó una capa de protección general.

 

 

Virgen de Gracia y Esperanza

La imagen, titular de la Hermandad del Santo Cristo Coronado de espinas y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza (Los Estudiantes) fue realizada en el año 1948 a imitación de la Virgen de los Remedios que se conserva en el templo malagueño de los Santos Mártires Ciriaco y Paula, agravando el semblante por su condición de talla penitencial y esquematizando el interesante estudio anatómico que posee la que, durante solo dos años, procesionó como efímera titular mariana de la hermandad.

Labrada en los talleres madrileños de Manuel Caderot, ha sido muy restaurada por Carlos Valle Hernández (1991), Ángel Rengel (1993) y Juan Manuel García Palomo (1993), quien aplicó una nueva policromía.

Los jugosos labios de la Virgen, cuya cabeza se halla suavemente inclinada, esbozan una melancólica sonrisa. Las cejas son rectas y finas, los ojos se encuentran policromados en la madera, el perfil es clásico y el puntiagudo mentón aparece tocado con un atractivo hoyuelo.

Al tomar como modelo una imagen letífica -fechada en el siglo XVIII-, esta talla de candelero para vestir carece de lágrimas y de cualquier otro grafismo que suponga un signo manifiesto de dolor, salvo el crispado cuello que parece reflejar la angustia interior de María. Las actuales carnaciones son cálidas, y las manos aparecen extendidas, portando un manípulo de encaje la derecha y el santo rosario la izquierda.

 

 

Virgen de la Caridad

Dolorosa titular de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad. Fue labrada por el escultor carmonense Francisco Buiza entre los años 1947 y 1948 -es una de sus obras primerizas-, si bien parte de su fisonomía actual es fruto de la intervención practicada en el año 1990 por el artista hispalense Antonio Dubé de Luque, quien entre otras tareas renovó por completo su policromía.

Estamos por tanto ante una efigie de sonrosadas carnaciones e idealizados rasgos, que reúne los grafismos de dos afamados artífices del neobarroco sevillano del siglo XX en su composición. Como bien ha apreciado el historiador malagueño Sánchez López, la huella de Sebastián Santos, maestro de Buiza -quien hasta el año 1950 no abriría taller propio-, queda patente en su hechura, al conjuntar la frontalidad y los tipos maduros, tan gratos al escultor onubense, con rasgos menos idealizados e identificados con el propio gusto del discípulo.

La Virgen, cabizbaja, se muestra ensimismada en su dolor. El bello rostro posee ojos vítreos, realzados por pestañas postizas en los párpados superiores, así como afilada nariz, pómulos abultados, hoyito bajo muy marcado, labios finos y entreabiertos que permiten ver la anatomía interior, y pronunciado mentón tocado con sutil hoyuelo. Lleva tres lágrimas de cristal, dos en el lado derecho y una en el izquierdo. Las manos se presentan extendidas, portando un pañuelo en la izquierda y un rosario en la derecha.

La imagen fue regalada a la cofradía por el bordador Leopoldo Padilla Vic, autor de los bordados en oro del palio y del manto (1946-1948) que luce en el trono -pasados y restaurados entre los años 1992 y 1993 por Juan Rosén-, para reemplazar a una Dolorosa realizada por el artista granadino Nicolás Prados López (1938) que nunca gozó del agrado de los hermanos y acabó recibiendo culto en Motril (Granada).

 

 

Virgen de Fe y Consuelo

El 26 de febrero de 2006, las imágenes del Cristo de la Paz y la Unidad y la Dolorosa de Fe y Consuelo, titulares de la Cofradía del Monte Calvario, quedaron sensiblemente dañadas debido a un incendio provocado por la caída de un cirio en el manto de la Virgen. Ambas fueron intervenidas por el escultor sevillano Juan Manuel Miñarro (2006-2007), quien, en el caso de la Virgen, hizo nuevas manos extendidas de madera y aplicó nuevos postizos, estuco y policromía, ésta última basada en la de las manos entrecruzadas originales.

La exquisita Dolorosa, de composición equilibrada y plena de unción sagrada, se halla representada en el misterio de dicha corporación sosteniendo el cadáver del Hijo muerto en sus brazos: la mano derecha sujeta la cabeza, mientras la izquierda se apoya sobre su hombro. La acompañan en el trono las efigies de San Juan Evangelista, las Tres Marías y los Santos Varones: San Juan es de Antonio Eslava Rubio (1967) y María Cleofás, de Juan Ventura (1980); el resto del grupo es de Juan Manuel García Palomo (1993-1995), salvo Santa María Magdalena, una obra de principios del siglo XIX restaurada por Luis Álvarez Duarte (1971).

Unas cejas ligeramente fruncidas por el dolor, dan paso a unos ojos de cristal, semicerrados bajo unos párpados hinchados y enrojecidos por el llanto. Las pestañas, postizas las superiores y sutilmente insinuadas en el párpado inferior, contribuyen a profundizar el desfallecido gesto de María. Lleva cinco lágrimas de cristal, tres en la mejilla derecha y dos en la izquierda. La nariz es recta y afilada, y la boca, de finos y rojizos labios, se halla entreabierta. El cuello se presenta enhiesto y levemente anatomizado en la zona escapular.

Gracias a la brillante labor investigadora de Juan Antonio Sánchez López, no solo se confirmó que cinco populares Dolorosas malacitanas procedían del mismo obrador, tal y como adelantara el propio historiador malagueño hace diez años en su publicación El Alma de la Madera, sino también se ha logrado poner nombre y apellidos al autor de cada una de ellas; en el caso de la Virgen de Fe y Consuelo, labrada en terracota (cabeza) y madera (resto del cuerpo) policromada, su autor es Antonio Asensio de la Cerda (1770-1771).

 

 

Virgen Reina de los Cielos

Una de las mejores tallas marianas realizadas por el escultor hispalense Luis Álvarez Duarte para la capital malagueña, dotada de una honda y sentida expresión que raya el cariz letífico. Se trata de la titular mariana de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga.

Data del año 1993 y representa a la Virgen experimentando en su interior la revelación de la victoria del Hijo sobre la muerte. María abandona así la amarga soledad propia de la Madre que ha compartido el sufrimiento y la muerte del Hijo con vistas a la redención humana, para entrar en la dulce esperanza de su Resurrección. Tal y como afirmó Severo de Antioquía, no puede tener lugar la resurrección sin haberse producido antes la muerte; por tanto, para participar en la resurrección de Cristo, María, implicada en la obra redentora y asociada a la ofrenda salvadora de Jesús, debía compartir, ante todo, la muerte.

En la letanía lauretana dedicada a la Virgen María son doce las advocaciones que la llaman con el título de Reina, sólo superadas en su número por las advocaciones que se dirigen a María con el nombre de Madre. El pontífice Bonifacio IX, en la bula que confirma la fiesta de la Visitación de la Virgen, la llama "Perfecta Reina" y "Reina de los Cielos", título con el que también la menciona Sixto IV, en su célebre Constitución sobre la Inmaculada Concepción. Por su parte Benedicto XIV le da el título de "Reina del cielo y la tierra", explicando cómo el Supremo Rey de Reyes la amó de tal manera que, para la salvación de su pueblo, parece haberle otorgado no sólo la mitad de su reino, sino en cierto modo todo su imperio y su poder.

Tanto en el idealizado rostro, que denota una notable juventud, como en las manos de la imagen malagueña se observa el delicado realismo del autor, con minuciosos matices y volúmenes que reafirman el alto nivel de detallismo que alcanzan muchos continuadores contemporáneos del barroco sevillano.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

DE LAS PEÑAS ALABARCE, José María. "Cautivo y Trinidad, 75 años de historia, religiosidad y fervor popular", artículo publicado en el diario SUR, Málaga, 06/04/2009.

GARCÍA-MORENO, Antonio. Pueblo, Iglesia y Reino de Dios, Madrid, 2003, p. 86.

WOJTYŁA, Karol Josef. La Virgen María: Catequesis sobre el Credo (V), vol. 5, Madrid, 1998, p. 199.

http://www.doloresdelpuente.com/cofradia_imagenes_m_s_encarnacion.htm

http://www.lahornacina.com/curiosidadescaderot.htm

http://www.lahornacina.com/noticiasmontecalvario3.htm

http://www.lahornacina.com/noticiassanchezlopez.htm

 

Fotografías de Alejandro Cerezo, Guillermo Briales y Sergio Cabaco

 

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