MANHATTAN, USO MIXTO. FOTOGRAFÍAS Y
OTRAS PRÁCTICAS ARTÍSTICAS DESDE 1970 AL PRESENTE


 

 
 

Alvin Baltrop

Pier Photographs
1975-1986

 

Introducción

El título Manhattan, Uso Mixto alude a la zonificación y al uso del suelo, y en concreto a los barrios o edificios individuales en los que se ha permitido una combinación de funciones comerciales y residenciales. A principios de la década de 1970, la rezonificación de ciertos sectores del Lower Manhattan legalizó una situación de facto en la que los artistas se habían apropiado de naves fabriles en zonas parcialmente desindustrializadas, para utilizarlas a modo de estudio y vivienda. Este fenómeno había generado una comunidad artística incipiente, que pronto dio lugar a una red de instalaciones para satisfacer las crecientes necesidades de sus habitantes, desde restaurantes cercanos a galerías dirigidas por artistas y espacios de performances.

El florecimiento de la escena del arte en el downtown, en los años setenta del siglo XX, transformó el Lower Manhattan, y lo que era un área de edificios ruinosos y abandonados, manzanas arrasadas y una zona portuaria desaprovechada devino un terreno expansivo y vital para las actividades de vanguardia. Hacia mediados de la década, el SoHo, epicentro de la zona, no sólo se había convertido en una meca para artistas y galerías de arte, sino también en un barrio en rápida gentrificación.

 

 
 

David Wojnarowicz

Arthur Rimbaud in New York
1978-1979

 

Apuntes Históricos

La devastación de comunidades históricas provocada por el revés financiero de finales de la década de 1960, combinada con una erradicación feroz de viviendas insalubres y programas de reurbanización inmobiliaria, creó zonas urbanas temporalmente deprimidas, aptas para múltiples actividades y usos, algunos principalmente estéticos, otros generados por la creciente escena gay que se congregaba allí.

Fotógrafos como Peter Hujar y David Wojnarowicz empezaron a disparar sus cámaras en las calles donde vivían y por las que se movían, mientras artistas como Gordon Matta-Clark y Joan Jonas o el editor, galerista y comisario de arte Willoughby Sharp se veían atraídos por los inmensos y desiertos espacios sin reglamentar de las manzanas demolidas para construir el World Trade Center y el Battery Park City y los cercanos muelles del río Hudson.

A Bernard Guillot, como a tantos extranjeros que visitaron la ciudad en esa época, le fascinaron la solitud y las actividades clandestinas que se ocultaban en aquellos páramos locales. Mientras Guillot se concentró en el West Side, y en particular en la 12th Avenue, Thomas Struth, recién llegado de Alemania con una beca de residencia, gravitaba por las calles desoladas de Manhattan y sus barrios.

A diferencia de Guillot, Struth veía a sus sujetos fotográficos a través del filtro de una tradición europea de fotografía arquitectónica, un género histórico originado a finales del XIX y asumido en la obra de Bernd y Hilla Becher, sus profesores en la Academia de Arte de Düsseldorf a mediados de la década de 1970.

 

 
 

Peter Hujar

David Lighting Up Manhattan-Night (I)
1985

 

La Obra de Catherine Opie

A principios del siglo XXI, la fotógrafa de California Catherine Opie aludía explícitamente a ese género cuando inició una serie, ligada a sus anteriores fotografías de los strip malls 1 de Los Ángeles, fotos en blanco y negro, de gran formato, de los estrechos callejones y calles serpenteantes del distrito financiero.

Vacías de gente, las imágenes de Opie irradian un tono melancólico que roza lo fantasmagórico, dado lo populoso que se había vuelto el próspero entorno de Wall Street en los años del boom, los noventa. Opie captaba sus vistas vacías al amanecer, en contraste con las imágenes legendarias que Danny Lyon tomó entre los años 1967 y 1968, cuando vivía y trabajaba a diario en la zona del downtown, literalmente derruida.

Un grupo de imágenes de Danny Lyon de su innovador libro The Destruction of Lower Manhattan ofrece el prólogo a esta exposición. Junto con obras de Thomas Struth, Bernard Guillot, Catherine Opie y otros tantos, incluyendo el apenas conocido William Gedney, crean un vaivén hacia adelante y atrás, a través de generaciones y lugares, que deviene uno de los ejes centrales de la exposición.

 

 
 

Max Neuhaus

Listen
1976

 

Static y Liberty: A Dozen or So Wievs

Entre las obras más recientes incluidas aquí se halla Static (2009), una proyección digital del artista británico Steve McQueen. El loop de siete minutos combina un movimiento de cámara en espiral con una banda sonora fluctuante, donde surge intermitente el zumbido incesante del helicóptero que mantenía al artista sobre el lugar.

El efecto desestabilizador que esto produce se ve reforzado por las distintas velocidades con las que el primer plano y el fondo se mueven ante nuestros ojos. Mientras el helicóptero traza círculos alrededor de la estatua, la congestionada línea costera de la ciudad aparece intermitentemente tras los líricos primeros planos -que se mueven de manera perceptible- del sujeto icónico de la obra: hay detalles memorables como la antorcha que se mantiene en alto, un brazo que sujeta un libro y una mirada vaga y serena. Mientras la cámara rodea el más célebre monumento del mundo -cuyo título completo dice: “La estatua de la Libertad: Libertad que ilumina al mundo”-, esta proximidad deviene casi amenazadora: desafía la integridad de la figura, cuestiona su capacidad de mantener intactos sus valores bajo una intensa apreciación.

Pensando en el legado de los ataques terroristas del 11 de septiembre, McQueen insinúa que la ciudad, la nación y el mundo que queda más allá están íntimamente afectados por el debilitamiento de sus creencias comunes.

Muy distinto en espíritu y tono es el vídeo de Dara Birnbaum (1976) titulado Liberty: A Dozen or So Views, en el que la artista conduce a un grupo de turistas al azar en un trayecto de transbordador para cruzar las aguas, contemplados por la gran figura creada por Frédéric Auguste Bartholdi (1834-1904). Participando muy dispuestos en una encuesta que solicita información básica sobre sus identidades físicas, sus encuestados aparecen en retrospectiva inesperadamente vulnerables -incluso patéticos- tan cómodos, confiados y cercanos, vistos tras las lentes de acontecimientos más recientes.

 

 
 

Danny Lyons

The Destruction of Lower Manhattan
1967

 

Miscelánea de Artistas (I)

Otro hilo -a modo de flânerie, paseos desordenados y serpenteantes, o cruising- genera una serie de obras expuestas aquí, sobre todo las fotos de Peter Hujar (1976) de su camino a través del lejano West Side hasta un desértico y nocturno distrito financiero; y de modo más desafiante, Phat Free (1995) de David Hammons, en cuyo vídeo del juego urbano de chutar una lata, oímos música callejera de percusión antes de ver la imagen del jugador solitario: de forma reveladora, la cámara de Hammons sigue al objeto con el mismo movimiento a sacudidas de la lata que él está chutando frente a sí.

Otras aportaciones, también basadas en rutinas cotidianas, adoptan una forma más estructurada. Stefan Brecht, por ejemplo, fotografió las aceras que atravesaba a diario en sus trayectos entre su apartamento del West Village y la habitación del Chelsea Hotel en la que escribía. Esas imágenes, analogías visuales de los poemas en los que trabajaba entonces, tenían que ser el fondo sobre el que se imprimirían los textos en un futuro libro. Aunque esa publicación no llegó a materializarse excepto en una versión hecha a mano, fotografías y texto se convierten en objeto independiente de una publicación en curso.

Las fotografías sombrías y granuladas de Christopher Wool también surgieron de un trayecto entre su apartamento y su estudio, aunque Wool, a diferencia de Brecht, solía desplazarse de noche, y la filmación casual de lo que atraía a sus ojos no tenía en principio mayor intención. Una apreciación de la poética del azar feliz y de lo efímero, ya sea incidente mundano o detalle olvidado, alimenta su actividad en medios variados, y en concreto en la pintura.

Comparte con Zoe Leonard un interés en las nimiedades de un lugar, en la desdeñada y olvidada marginalia que confiere textura e identidad a un sitio. En los últimos años, esta agudeza de los aspectos particulares de su mundo inmediato ha llevado a Leonard a un proyecto más ambicioso que rastrea la reforma de su barrio del Lower East Side. Un lugar que fue hogar de los inmigrantes desembarcados en las costas americanas y que también en los noventa se vio reducido por la invasión de grandes tiendas, alquileres astronómicos y el mercado de lujo.

 

 
 

Zoe Leonard

Model of New York
1998

 

Miscelánea de Artistas (II)

Junto con Zoe Leonard, Glenn Ligon, uno de los pocos artistas de esta exposición que nacieron y se criaron en la ciudad, aporta una mirada muy personal a Manhattan, Uso Mixto. Su lacónica revisión de los distintos apartamentos y pisos en los que ha vivido durante cuatro décadas se expresa en textos breves cuya afectuosa sequedad suscita imágenes en la mente del lector. Y si el efecto se produce también en aquellos que no conocen realmente las calles o el vecindario que él describe, eso demuestra la ubicuidad de las imágenes de Manhattan y los demás barrios de la ciudad en nuestra memoria colectiva. Basado en una amplia amalgama de información procedente de la literatura (alta y popular), películas, series de televisión, revistas de decoración y fotografías de todas clases, nuestras respuestas al proyecto de Ligon confirman la penetración de una visión mediatizada de Manhattan en la conciencia contemporánea.

Esa ubicuidad es un requisito previo para la obra que la joven fotógrafa alemana Barbara Probst ha hecho durante sus frecuentes estancias en Nueva York. Evocaciones de localización para una película o una campaña publicitaria, sus obras multipartitas sugieren una escena desde varios puntos de vista, y a menudo captan en el proceso a algunas o todas las personas que llevan una cámara en ese plató. Ver y ser visto queda inextricablemente vinculado en esos escenarios móviles e isomórficos a la filmación de acción en vivo y tiempo real en que se ha convertido actualmente la vida diaria en Manhattan.

La conciencia de la propia presencia, a veces rayando en lo autorreflexivo, informa muchas de las obras más recientes incluidas en esta exposición. En consecuencia, a veces están cargadas de un valor histórico, como en el caso de One Side of Broadway de Matthew Buckingham, de antiguas protestas en el espacio público que adquieren una vigencia renovada; o en otros casos, como en la pieza Sin Título de 2001-2007 de Emily Roysdon, que remite al Rimbaud in New York de David Wojnarowicz, y sus fotografías más recientes de los muelles, la retrospección se muestra misteriosamente oportuna; mientras que en el proyecto de Sharon Hayes In the New Future (2005) está el reconocimiento de que el espacio público debe enfrentarse por igual a su instrumentalización tanto por las instituciones culturales como por el sector mercantil.

Para la generación de artistas cuya obra maduró en el downtown en la década de 1970, el espacio público estuvo allí para su apropiación, de tal modo que las actividades de guerrilla prevalecieron sobre los programas impuestos. Hoy, en cambio, este territorio sustraído y secuestrado vuelve a ser el centro para artistas, activistas y otros, que intentan vindicar -aunque sea brevemente-, lo que para sus predecesores fue terreno cambiante y moldeable, con unas similitudes desafiantemente marginales.

 

 
 

Barbara Probst

Exposure #18: N.Y.C., 498 7th Avenue
2003

 

Exposición organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Calle Santa Isabel, nº 52) en el marco de PHotoEspaña 2010. Abierta hasta el 27 de septiembre de 2010. Lugar: Edificio Sabatini, Planta 4. Horarios: de lunes a viernes, de 10:00 a 21:00 horas; sábado, de 10:00 a 23:00 horas; domingo, de 10:00 a 14:30 horas; martes, cerrado.

 

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