RODIN-GIACOMETTI

07/02/2020


 

 
 

Eustache de Saint-Pierre

Auguste Rodin
Hacia 1885-1886
Yeso
98 x 35 x 37 cm
Musée Rodin (París)
Foto: Pauline Hisbacq

 

Introducción

Los escultores Auguste Rodin (París, 1840 - Meudon, 1917) y Alberto Giacometti (Borgonovo, 1901 - Coira, 1966), quien también fue pintor, nunca se conocieron. De hecho, cuando Giacometti llegó a París, en 1922, Rodin ya llevaba cinco años muerto. Sin embargo, a través de sus trayectorias artísticas podemos ser testigos de un interesante diálogo entre ambos que muestra muchos puntos en común y también algunas diferencias, algo inevitable en dos artistas tan libres a los que separa más de una generación.

A pesar de estar separadas por más de una generación, las trayectorias creativas de Auguste Rodin y Alberto Giacometti ofrecen paralelismos y disparidades que se desvelan por primera vez en esta exposición conjunta que la Fundación MAPFRE presenta en su Sala Recoletos (Paseo de Recoletos 23, Madrid).

A través de cerca de 200 obras, Rodin-Giacometti muestra cómo ambos creadores hallaron, en sus respectivas épocas, modos de aproximarse a la figura que reflejaban una visión nueva, personal pero engarzada en su tiempo: en Rodin el del mundo anterior a la Gran Guerra; en Giacometti, el de entreguerras y el inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Más allá de algunos aspectos puramente formales que comparten ambos artistas, como pueden ser el uso de la materia y la acentuación del modelado, la preocupación por el pedestal y el gusto por el fragmento o la deformación, el diálogo que se establece entre ellos va mucho más allá.

Auguste Rodin es uno de los primeros escultores considerado moderno por su capacidad para reflejar -primero a través de la expresividad del rostro y el gesto, con el paso de los años centrándose en lo esencial-, conceptos universales como angustia, dolor, inquietud, miedo o ira; también es este uno de los rasgos fundamentales de la obra de Alberto Giacometti: sus obras posteriores a la guerra, esas figuras alargadas y frágiles, inmóviles, a las que el poeta, escritor y dramaturgo Jean Genet denominaba "los guardianes de los muertos", expresan, despojándose de lo accesorio, toda la complejidad de la existencia humana.

 

 
 

Monumento a los Burgueses de Calais

Auguste Rodin
1889 (copia moderna)
Yeso
231 x 248 x 200 cm
Musée Rodin (París)
Foto: Christian Baraja

 

Grupos escultóricos

Auguste Rodin fue uno de los primeros escultores en emprender el camino hacia lo real, pues "la belleza reside únicamente allí donde hay verdad". En "Los Burgueses de Calais", una de sus obras más importantes, trató de trabajar cada una de las figuras como si fuera independiente, generando una experiencia con el espectador, que podía recorrer la obra y mezclarse con las figuras, tal y como hiciera Giacometti muchos años después.

A finales de la década de 1940, también Giacometti se interesa por la cuestión de los grupos escultóricos, debido sin duda a la influencia de "Los Burgueses de Calais". Piezas como "La plaza" (Composición con tres figuras y una cabeza) o "Cuatro mujeres sobre pedestal", nos hablan de su interés a lo largo de toda su trayectoria por comprender la paradoja que supone la soledad del individuo, aunque se encuentre entre la multitud.

Precisamente "Los Burgueses de Calais" abre el recorrido expositivo. Grupos de Giacometti como "El claro" hablan del interés que tuvo este artista a lo largo de toda su trayectoria por comprender la paradoja que supone la soledad del individuo, aunque se encuentre entre la multitud.

 

 
 

Busto de Annette (Venecia)

Alberto Giacometti
1962
Bronce
46,2 x 26,5 x 16,2 cm
Fondation Giacometti (París)

 

Accidente y deformación

La búsqueda de la expresividad en las esculturas que emprende Rodin se caracteriza por el énfasis que introduce en sus rostros, que tienden en ocasiones a la caricatura, deformándose en busca del impacto expresivo, como puede verse en "Cabeza de la Musa trágica".

En el caso de Giacometti, las esculturas son cada vez más alargadas y estilizadas, a veces de muy pequeño tamaño, luego muy altas, pues ese era el modo en el que las veía en la realidad.

El gusto por el fragmento es otra de las características que ambos artistas comparten. Junto a la deformación, ambos artistas utilizaron el fragmento para generar nuevos significados a sus obras, que seguían siendo bellas pese a estar "rotas". Partes de materia fragmentada, accidentes en el modelado, se recuperan y se incorporan otorgándole un significado distinto a la escultura, quizá uno más pleno.

Rodin, en una fecha tan temprana como 1878, se atrevió a exponer en el Salón su obra "El hombre con la nariz rota" (1864) como si fuera un trabajo terminado. Esta pieza actuaría como un prólogo de muchas de las piezas de Giacometti que parecen haber sufrido un accidente, como "Cabeza de hombre" (1936).

Junto al accidente, la búsqueda de la expresividad hace que muchas esculturas de Rodin rocen la caricatura en una suerte de deformación, que no es menos evidente que en otras de Giacometti, como "La nariz".

El pequeño busto de "Silvio", las diversas figuras de pie o las cabezas de "Diego" son un buen ejemplo del uso que hace el artista suizo de la materia, en la que deja la impresión de sus dedos al modelar e incluso la incisión de sus uñas. Rodin ya había dejado percibir el barro bajo el bronce en algunas de sus piezas y, por ejemplo, en el busto de su "Balzac", se pueden ver las estrías del bronce en el cuello.

 

 
 

Balzac

Auguste Rodin
Hacia 1899 (fundición en 1998)
Bronce (fundición en arena)
73,3 x 31,8 x 38,5 cm
Musée Rodin (París)
Foto: Christian Baraja

 

Modelado y materia

Tras sus experimentaciones cubistas y su paso por el surrealismo, Giacometti, en su búsqueda de "figuras y cabezas vistas en perspectiva", va destilando cada vez más sus esculturas. Sus características figuras alargadas sustituyen entonces a las piezas anteriores, de gran perfección técnica, y la presencia de la materia y el modelado se convierten en protagonistas de su trabajo.

También lo eran para Rodin, que en ocasiones dejaba percibir el barro bajo el bronce, mostrando un modelado enérgico y vital. Así lo muestran esculturas como "Eustache de Saint Pierre" (realizada entre 1885-1886) o los distintos ropajes que realiza para la mencionada figura de "Balzac".

 

 
 

Torso del Estudio para san Juan Bautista (Torso del hombre que camina)

Auguste Rodin
1878-1879 (fundición en 1979)
Bronce (fundición a la cera perdida)
51,5 x 25,5 x 15 cm
Musée Rodin (París)
Foto: Christian Baraja

 

Interés por el pasado

Continúa la muestra con las obras "Torso del Estudio para San Juan Bautista", llamado "Torso del hombre que camina" (1878-1879) y "Mujer (plana V)" (1929), en las que se observa cómo desde sus inicios, tanto Rodin como Giacometti se interesan por el arte del pasado, realizando numerosas copias de esculturas antiguas, griegas o romanas, -que en muchas ocasiones deriva en un trabajo en series, práctica habitual para ambos, como veremos a continuación-, pero también cicládicas, sumerias o egipcias.

 

 
 

El hombre que camina

Alberto Giacometti
1960
Yeso
188,5 x 29,1 x 111,2 cm
Fondation Giacometti (París)

 

Las series y "El hombre que camina"

Tanto en la trayectoria de Rodin como en la de Giacometti el proceso de estudio y repetición de un mismo motivo es una práctica habitual. Por un lado, es un modo de acercarse de forma más aproximada al modelo representado y a su psicología; por otro, la repetición permite a ambos artistas ir transformando las obras, que parecen no dar casi nunca por finalizadas.

Finaliza el recorrido expositivo con la obra "El hombre que camina". Tanto el ejemplar de Rodin, como el de Giacometti reflejan la fusión de las culturas y el interés por el arte del Renacimiento. La escultura de Rodin hace reflexionar a Giacometti para luego plasmar esta idea en su propio trabajo. Comparado con el de Rodin, "El hombre que camina" de Giacometti parece desgastado y frágil; si bien el del maestro francés también muestra una gran expresividad y con ello todo el sentimiento de la fragilidad humana.

 

 
 

Cabeza de la lujuria

Auguste Rodin
1907
Yeso
37,8 x 30,2 x 28,3 cm
Musée Rodin (París)
Foto: Christian Baraja

 

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