PASIONES DIÁFANAS. MARFILES BARROCOS DE LAS CORTES EUROPEAS


 

 
 

Marco Curzio lanzándose al Abismo

Maestro de la Furia
Hacia 1625
Marfil
Museo degli Argenti (Palacio Pitti) de Florencia

 

Introducción

Durante casi dos siglos, desde mediados del siglo XVII, las Cortes europeas consideraban la escultura de marfil como una de las formas más sublimes y sofisticadas de expresión artística. Los escultores más importantes del Barroco, tanto dentro como fuera de Italia -incluso en lugares tan lejanos como las colonias portuguesas y españolas-, probaron suerte en la muy compleja y difícil técnica de la eboraria, en la que la habilidad del artista solo es comparable con la preciosidad y rareza de la materia prima.

En toda Europa, emperadores y grandes duques, papas y príncipes, prelados de rango y banqueros adinerados competían por el trabajo de los escultores de marfil, a menudo mostrando juntas sus colecciones de obras maestras de este sofisticado género artístico, que van desde la figuración tradicional a unos auténticos tours de force que fusionan el placer del capricho visual con el rigor científico del cálculo matemático.

Italia jugó un papel decisivo en el gran crecimiento de las piezas de marfil talladas entre los siglos XVI y XVII, una segunda floración después de la popularidad de la talla del marfil durante el periodo gótico, cuyo epicentro estuvo en París. Colmillos de elefantes llegaban a Europa a través de los grandes puertos de Venecia, Génova y Nápoles; las cuales, junto con Roma, eran también las ciudades donde se tallaba el exótico y valioso material, muy apreciado por su capacidad de recrear la complexión humana.

La pasión italiana por el marfil durante los siglos XVI y XVII llevó incluso a los coleccionistas a buscar piezas procedentes de África y la India para añadirlas a las colecciones de eboraria medieval y eboraria realizada durante dichas centurias; en las que las primeras colecciones florentinas de piezas del pasado fueron exhibidas junto a las contemporáneas y se publicaron los primeros estudios de la talla medieval del marfil.

Fernando I de Medici (1549-1609) inició una de las más espectaculares colecciones de marfil tallado en Europa; tras su muerte, la colección fue aumentando con los años gracias a sus sucesores hasta la completa extinción de la dinastía. Por su tamaño, calidad e importancia, la Colección Medici es comparable solo con la de la Corte Imperial de Viena y las de los príncipes de Dresde y Múnich: copas y relieves, composiciones mitológicas y escenas de género, santos y retratos de princesas, torres y baratijas: todos y cada uno de los aspectos del arte figurativo y abstracto se refleja en los objetos de marfil de la colección florentina. La mayoría de los marfiles Medici se encuentran ahora en el Museo degli Argenti, en el Palacio Pitti de Florencia, donde forman una de las atracciones principales en las habitaciones de la planta baja, lo que permite a los visitantes entrar en un mundo mágico de objetos diáfanos y elegantes que parecen directamente salidos de un cuento de hadas.

Sin embargo, a pesar de su importancia internacional, ninguna retrospectiva, en Italia o el extranjero, ha estado dedicada a los marfiles del Barroco. La muestra Diafane Passioni. Avori Barocchi dalle Corti Europee (Pasiones Diáfanas. Marfiles Barrocos de las Cortes Europeas), inaugurada el pasado 16 de julio, está diseñada para cubrir esta laguna por primera vez, y lo hace precisamente en Museo degli Argenti de Florencia, que alberga la colección de marfil histórico más grande y espléndida del mundo, la cual comprende el trabajo de los escultores más grandes del género. La muestra podrá verse hasta el próximo 3 de noviembre de 2013.

En esta exposición, la colección florentina se complementa temporalmente por figuras, jarrones y otros objetos conservados actualmente en las principales colecciones de Europa y Estados Unidos, lo que refleja la habilidad suprema alcanzada en la eboraria durante la época barroca; en particular en Alemania y Europa Central, no solo por estos artistas de la Corte, como el extremadamente complejo Sengher, sino también por monarcas de talento que amaban los escarceos experimentales, caso del zar Pedro el Grande.

Diafane Passioni. Avori Barocchi dalle Corti Europee, formada por más de 150 piezas -incluye piezas tanto de la colección florentina como de los principales museos extranjeros, junto con otros objetos de marfil pertenecientes a colecciones privadas y nunca antes expuestos al público-, va a escribir un nuevo y espectacular capítulo en la Historia del Arte todavía no estudiado en profundidad, especialmente en lo referente a su aspecto internacional, carácter único de las colecciones de los Medici. La exposición se divide en varias secciones, comenzando con el arte de la talla del marfil durante el siglo XV, cuando cautivó la mirada de Lorenzo el Magnífico, siguiendo con el Alto Renacimiento hasta llegar a la explosión del Barroco, con obras de los más famosos artistas flamencos y alemanes de la época, de Leonhard Kern a François Duquesnoy y de Georg Petel a Balthasar Permoser.

 

 
 

Díptico con la Virgen Entronizada amamantando al Niño
entre San Juan Bautista y Santiago el Mayor y la Crucifixión

Anónimo francés
Segunda mitad del siglo XIV
Marfil y metal
Museo degli Argenti (Palacio Pitti) de Florencia

 

El renacer

La primera sección está dedicada al redescubrimiento de marfil como materia prima y a su coleccionismo en Italia, con piezas como dos "Oliphants" congoleños presentes en las colecciones de los Medici del siglo XVI y obras medievales como un Díptico (imagen superior), recientemente identificado en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, que formó parte de la colección de Lorenzo el Magnífico y regresa ahora a Florencia por primera vez en más de quinientos años.

La sección también incluye una serie de obras maestras de las primeras zonas en las que el marfil tallado fue revivido en el XVI: Venecia, con obras de Francesco Terrilli, y Roma, donde los maestros flamencos Nicolaus Mostaert (Niccolò Pippi) y Jacob Cornelisz Cobaert estuvieron activos en la última parte del siglo.

 

 
 

Hércules y el León de Nemea

Georg Petel
Hacia 1624
Marfil
Bayerisches Nationalmuseum de Múnich

 

Geometría Virtuosa

La segunda sección muestra algunos ejemplos espectaculares de un concurso que enfrentó a los escultores alemanes más importantes, ya que compitieron para crear figuras cada vez más complejas en marfil. Hablamos de pequeños milagros del virtuosismo técnico que fusionan simbología y numerología, geometría y filosofía.

El hombre que inventó este tipo de objetos -que se encuentran normalmente en las cámaras de curiosidades, pero también reflejan la investigación de la época en los campos de las matemáticas y la ingeniería- fue, a finales del siglo XVI, el italiano Giovanni Ambrogio Maggiore, al servicio de los tribunales alemanes.

La exposición acoge 18 piezas de este tipo, que entraron en la colección del Museo degli Argenti gracias al príncipe Mattias de Medici como parte del botín tomado durante la Guerra de Treinta Años, incluido el trabajo de Marcus Heiden y su discípulo Johan Eisenberg, los mejores torneros del marfil de la época barroca.

 

 
 

El Juicio de Paris

Ignaz Elhafen
Hacia 1710-1715
Marfil
Bayerisches Nationalmuseum de Múnich

 

Artistas a través de los Alpes. Los Maestros del Marfil tallado en el Barroco

Incluye obras maestras de Leonard Kern y Georg Petel, dos grandes escultores activos en el sur de Alemania durante la primera mitad del siglo XVII. Su trabajo muestra una notable afinidad con el arte figurativo barroco en Italia, como dejan constancia los viajes de ambos artistas a Roma, Nápoles, Génova y Toscana, y revelando la deuda especial que debían al vocabulario figurativo de Peter Paul Rubens.

La sección también alberga el formidable trabajo de Justus Glesker, conservado tanto en museos italianos como extranjeros -entre ellos, el Victoria & Albert Museum de Londres, la Galería Estense de Módena, el Hermitage de San Petersburgo y el Bayerisches Nationalmuseum de Múnich- se muestra agrupado por primera vez. Glesker estaba considerado en el siglo XVII como uno de los mejores escultores de su época.

La sección también analiza la posición de Génova como centro de la talla en marfil. Domenico Bissoni, el líder de la escuela local, presentó expresividad extrema y un naturalismo sin precedentes en la representación del sufrimiento y de la muerte, un estilo que fue especialmente bien recibido en España, destino adonde fue enviado la mayor parte del trabajo de la escuela genovesa.

También está presente en la muestra, con una selección de temas seculares y religiosas, el flamenco François van Bossuit, posiblemente el primer artista en tener un catálogo ilustrado razonado dedicado a su trabajo.

 

 
 

Jarra

Ignaz Elfahen
1697
Marfil y plata dorada
Art Gallery de Toronto

 

El Florecimiento del Marfil tallado en el Barroco Tardío más allá de los Alpes

Incluye creaciones de Christoph Daniel Schenck y permite al visitante a comparar las obras de arte en diferentes materiales y formatos. También recoge obras de Balthasar Griessmann, artista austriaco activo en Salzburgo, e Ignaz Elhafen, quien inicialmente trabajó para la Corte de Viena y luego para el elector palatino Johann Wilhelm von der Pfalz y su esposa Anna Maria Luisa de Medici, y desarrolló formas innovadoras y altamente personalizadas a la hora de utilizar los grabados como modelos para sus propias obras.

Los visitantes pueden apreciar este aspecto en la exposición gracias a una comparación directa entre el gran grabado de Pietro Aquila titulado El Rapto de las Sabinas, posterior a Pietro da Cortona, y varias versiones en marfil del mismo asunto mitológico realizadas por Ignaz Elfahen, caso de la espectacular Jarra (imagen superior) procedente del Margrave de Baden. Esta es la primera vez que esa jarra, destinada al consumo de cerveza, vuelve a Europa desde su venta hace años en Canadá.

 

 
 

El Rapto de las Sabinas

Ignaz Elfahen
Activo entre 1692 y 1716
Marfil
Art Gallery de Toronto

 

El Clímax del Barroco Tardío en Italia

La quinta y última sección se centra especialmente en la obra del gran escultor Balthasar Permoser, activo en Roma desde 1675 y en Florencia de 1682 a más tardar. La experiencia de Permoser en Italia fue tan crucial para su carrera como para la de otros artistas, pues llevó el estilo contundente de finales del Barroco, inspirado en la obra de Bernini y Foggini, a través de los Alpes, donde iba a dirigir el proyecto más grande e influyente jamás visto en el centro o el norte de Europa, en la corte de Augusto II el Fuerte, rey de Sajonia y Polonia.

Por otro lado, encontramos la figura de Claude Beissonat, un autor que, aunque trabajó en Nápoles, envió la mayor parte de su producción artística a clientes españoles.

La sección termina con la figura del escultor alemán Johannes Sporer, quien al enamorarse de una romana durante sus estudios en la Ciudad Eterna decide establecerse con rapidez en la capital de Italia, donde talla copias de obras de los grandes maestros, así como temas mitológicos o clásicos. Sporer trabaja tanto la madera de boj como el marfil, dando así los primeros pasos hacia el Neoclasicismo.

 

 
 

Descendimiento de la Cruz

Niccolò Pippi (Nicolas Mostaert)
Hacia 1579
Marfil. Montaje y peana de madera barnizada
Museo degli Argenti (Palacio Pitti) de Florencia

 

Dirección y horarios: Piazza Pitti, 1. Todos los días, desde las 08:15 horas y hasta las 18:50 horas (julio y agosto),
las 18:30 horas (septiembre y octubre, siendo probable el cierre algunos días a las 17:30 horas) o las 16:30 horas (noviembre).

 

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