DIBUJOS ESPAÑOLES DE LA HISPANIC SOCIETY OF AMERICA
DEL SIGLO DE ORO A GOYA


 

 

 

El pintor y escultor Alonso Berruguete (1486/1561) está presente con un Estudio de Cadera y Pierna (fotografía de la izquierda) que demuestra su interés por la anatomía, en el que además se refleja el incipiente manierismo que absorbió durante su estancia en Italia.
Francisco Pacheco (1564/1644), pintor y tratadista, se dedicó intensamente a la práctica del dibujo. El Rey David (fotografía de la derecha) ejemplifica su estilo como dibujante, de trazo preciso y volúmenes angulosos que revelan la influencia flamenca. Fue también autor de un Libro de Retratos, en el que representó, con extraordinaria precisión, a los más ilustres varones de la sociedad sevillana de su época. Constituidos como ejemplos técnicos y modelos iconográficos, sus retratos fueron copiados e imitados por discípulos y seguidores.

 

 

El italiano Fernando Brambilla (1763/1834), pintor de cámara Carlos IV, fue un artista prólijo en dibujos que representan los Reales Sitios de El Escorial y de la Casa del Labrador, de Aranjuez. Se le atribuye La Fuente de la Alcachofa, realizado en pincel, aguada y tinta negra parduzca. Realizada en granito y piedra blanca, la construcción de la fuente, actualmente en El Retiro de Madrid, formaba parte del proyecto de Ventura Rodríguez para embellecer el Salón del Prado durante el reinado de Carlos III.

 

 

 

Bartolomé Esteban Murillo (1617/1682) es el mejor dibujante de la escuela sevillana de la segunda mitad del siglo. Su dominio de las diferentes técnicas gráficas se pone de manifiesto en el dibujo muy acabado de la Inmaculada (fotografía de la izquierda) y en el rápido apunte a pluma de los santos San Juan Bautista, Santa Justa, Santa Rufina y San Félix de Cantalicio.
El último cuarto del siglo XVIII constituye la edad de oro de la imprenta en España, en la que las ilustraciones al libro desempeñaron un papel muy importante. Concibiendo las imágenes que servirán de modelo a los grabadores, trabajaron los mejores dibujantes del país, entre ellos  José Camarón Bonanat (1731/1803), quien demuestra en una escena de Las Tentaciones de San Antonio (fotografía de la derecha) su elegante y personal estilo, a base de cortos y suaves trazos de pluma.  

 

 

 

Dos dibujos de Claudio Coello (1642/1693) muestran lo elaborado de su método de trabajo, con observaciones de rostros y estudios de figuras para sus lienzos. Especialmente relevante es la Alegoría de la Religión (fotografía de la izquierda), preparatoria para su gran lienzo de la Sagrada Forma de El Escorial.
En el conjunto de la producción de Francisco de Goya (1746/1828), los dibujos de sus álbumes merecen un lugar destacado. En ellos, el genial pintor pudo expresar con total libertad su peculiar visión del mundo, a modo de diario visual. Concebidos para ser contemplados en la intimidad, estos dibujos constituyen la obra más privada de Francisco de Goya y la de contenido más directo, crítico y mordaz. Ello puede verse en obras como Viejo en un Columpio (fotografía de la derecha)

 

 

Los dibujos de Jusepe de Ribera (1591/1652) revelan su continua práctica del dibujo y su valor como medio de expresión autónoma, propio del ambiente italiano en el que desarrolló gran parte de su carrera artística. Muy variados técnica y estilísticamente, entre ellos hay rápidos bocetos en los que utiliza la pluma y la aguada, mientras que otros son muy acabados, realizados con lápiz negro y sanguina, con la punta más o menos afilada, y que servirían de modelo de presentación para sus pinturas, de lo que es buen ejemplo David Decapitando a Goliat, una de las obras maestras de esta exposición.

 

 

 

Buena Jente Somos los Moralistas (fotografía de la izquierda) constituye uno de los más bellos ejemplo del dibujo de Francisco de Goya por la elegancia de la disposición de las figuras y el extraordinario dominio de la aguada.
El último álbum de dibujos de Francisco de Goya es el denominado con la letra H, y fue realizado en Burdeos (1824-1828). El anciano pintor introduce en ellos una novedad técnica, el lápiz litográfico. Es probable fuese preparatorio para una series de estampas que tenía previsto realizar pero que no llegó a materializar. La temática es diversa, pero en general representan gentes en la calle, en actitudes muy variadas y casi siempre en situaciones anormales, en las que impera muy frecuentemente lo irracional, caso de Regocijo (fotografía de la derecha).

 

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