YO PICASSO. AUTORRETRATOS


 

 
 

Autorretrato

1907
Óleo sobre lienzo
50 x 46 cm
Galería Narodni de Praga

 

Introducción

El Museu Picasso de Barcelona presenta, del 31 de mayo al 1 de septiembre del 2013, Yo Picasso. Autorretratos. La muestra, que cuenta con la colaboración de Endesa, está organizada y producida por el Museu Picasso y es el resultado del proceso de trabajo que, durante más de tres años, han llevado a cabo sus comisarios: Eduard Vallès, especialista en Pablo Picasso, e Isabel Cendoya, coordinadora de exposiciones del museo.

Esta propuesta trata, por primera vez, aspectos tan importantes en la producción del artista como son el autorretrato y la autorrepresentación, y supone, a su vez, un merecido homenaje a Pablo Picasso en el año en el que se celebra el 50 aniversario de la inauguración del Museu Picasso de Barcelona.

Apenas iniciado el siglo XX, un impetuoso Picasso, que ni siquiera había cumplido los 20 años de edad, se autorretrataba en diversas obras con la contundente firma "YO". La explícita carga eufónica de la expresión transmitía el vigor y la autoconfianza de una personalidad que habría de marcar a fuego el devenir artístico del siglo. A pesar de este interés precoz de Picasso por enfatizar su ego, el autorretrato tan solo sería un género destacado durante su juventud y, en menor medida, durante su vejez, estableciéndose de esta manera una solución de continuidad entre ambos periodos. En ese intervalo, el autorretrato tradicional se convirtió para el artista en un género ocasional y, sin embargo, creó diferentes tipologías de autorrepresentación.

Esta es la primera exposición monográfica jamás realizada sobre el autorretrato en la obra picassiana. La disposición museográfica plantea un doble nivel de lectura: en un sentido formalista nos permite seguir la carrera artística de Picasso en paralelo a la evolución de sus autorretratos.

De esta manera, transitaremos por los periodos académico, azul, primitivista, cubista, neoclasicista, surrealista o del último Picasso, entre otros. Y en un sentido más narrativo nos adentraremos en la aventura humana del artista, que fluye por una obra abiertamente autobiográfica. El propio Picasso afirmó que "un día habrá una ciencia, que tal vez se llame la "ciencia del hombre", que tratará de penetrar más en el hombre a través del hombre-creador" (Brassaï, Conversaciones con Picasso, Madrid-México, Turner/FCE, 2002, p. 131).

A pesar de que entre el primer y el último autorretrato de Pablo Picasso distan casi ocho décadas, la obra picassiana presenta un sólido sentido unitario. Se trata, en definitiva, de la constatación de un «yo» que se manifestó de forma rotunda hasta los postreros autorretratos del artista, a los noventa y un años y con plena conciencia de estar a las puertas de la muerte.

Pablo Picasso se autorretrató desde la infancia hasta poco antes de su muerte, es decir, desde finales del siglo XIX hasta los años 70 del siglo XX. Sin embargo, el concepto de autorretrato no alcanza a definir la extraordinaria complejidad de la autorrepresentación picassiana que, por razones de criterio, no analiza esta exposición. El recorrido expositivo se circunscribe al autorretrato tradicional con una interpretación que se hace extensiva a ciertas autorrepresentaciones.

Picasso recurrió al autorretrato con diversos objetivos en función de las necesidades que se le plantearon en las distintas fases artísticas y vitales que atravesó, revirtiendo con absoluta libertad coordenadas personales, espaciales y temporales. En unos autorretratos dejó testimonio de hechos biográficos; en otros proyectó inquietudes, obsesiones o fantasías, y en la mayoría de ellos utilizó su propio cuerpo como laboratorio para acometer sus investigaciones artísticas. En este sentido, a pesar de la proverbial trascendencia del elemento biográfico en la obra de Picasso, una parte de los autorretratos prescinden de connotaciones narrativas y discurren paralelamente a estrictas investigaciones formales coetáneas.

La presencia de este género en la obra picassiana no tiene una estructura lineal, puesto que la mayor parte de los autorretratos fueron realizados antes que Les Demoiselles d'Avignon, de 1907, a las puertas del cubismo. A partir de entonces el autorretrato stricto sensu se convertirá en un género puntual que Picasso tan solo recuperará con cierto sistematismo durante la vejez, cerrando así un ciclo iniciado en su juventud. El autorretrato fotográfico, con sus diversas derivaciones, será hegemónico durante la etapa cubista.

En los años siguientes, al margen de manifestaciones esporádicas, únicamente encontramos algunas secuencias destacadas de autorretratos: la producción neoclásica del periodo comprendido entre los años 1917 y 1921, los grabados de vejez y la serie de autorretratos de muerte.

A lo largo de su carrera Picasso desarrolló unos códigos de representación que tendían a la alteración y, más adelante, a la ocultación de su imagen. El artista se representó en diversos autorretratos crípticos mediante sombras y perfiles vinculados a circunstancias domésticas. En otras ocasiones adoptó arquetipos iconográficos procedentes de la tradición artística, eludiendo su morfología pero incorporando a veces elementos autorreferenciales. Así sucede con el tema del pintor y la modelo o la imagen del artista, temas capitales de su trayectoria artística, en algunos casos vinculados a correlatos biográficos.

El discurso expositivo de Yo Picasso. Autorretratos se estructura en varios ámbitos según criterios cronológicos y conceptuales, y comprende diversas técnicas y disciplinas artísticas, especialmente el óleo y el dibujo y, en los últimos años, la cerámica y el grabado. La propuesta reúne un total de 90 obras: 17 óleos, 37 dibujos, 1 carnet, 10 grabados, 5 fotografías (originales), 12 fotografías (copias modernas), 1 cerámica y 7 publicaciones.

 

 
 

Autorretrato como Gentilhombre del Siglo XVIII

1897
Óleo sobre lienzo
55,8 x 46 cm
Museo Picasso de Barcelona

 

Ámbito 1 - Barcelona, fábrica de autorretratos

Pablo Picasso afirmó que "la pintura no es una cuestión de sensibilidad; es preciso usurpar el poder; hay que ocupar el lugar de la naturaleza y no depender de las informaciones que nos ofrece". Pronto adoptó un método muy personal para representarse a sí mismo, de forma que ya en los primeros autorretratos eludió el sentido imitativo propio del género, prescindiendo de su fisonomía real.

Este primer ámbito analiza el autorretrato centrado en el rostro, la vertiente del género que protagonizó el comienzo de su trayectoria.

En algunas obras se detecta todavía la influencia de la formación académica, patente en los ocres de la paleta de los años en la Escola de la Llotja (Barcelona), pero a su vez evidencia las maneras antiacadémicas propias de una acusada personalidad. En este proceso iniciático destacan tanto la necesidad de afirmación como un formidable dominio de las técnicas dibujísticas.

Una parte considerable de los autorretratos de juventud los realizó en Barcelona, adonde llegó con 13 años de edad, siendo este periodo el único en que este género fue realmente sustancial dentro de su obra.

 

 
 

Autorretrato Mal Peinado

1896
Óleo sobre lienzo
32,7 x 23,6 cm
Museo Picasso de Barcelona

 

Ámbito 2 - Forjando la imagen del creador

Pablo Picasso cultivó el autorretrato como artista desde los años académicos y durante su juventud, si bien este es un tema que aparece de forma transversal en toda su obra. El proceso de autoobjetivación lo llevó a experimentar toda suerte de perspectivas y posturas, a imagen de los grandes maestros y con el objetivo de hacer hincapié en su condición de artista.

Las obras Autorretrato con Peluca y Picasso par Lui Même, donde el autor se caracteriza como un simio, representan el disfraz histórico y el doble híbrido animalizado, categorías relevantes de la autorrepresentación picassiana, con frecuencia mediante la caricatura.

La proyección como creador se desplegará en diversas líneas, ya sea como artista in actu -ante una tela- o como bohemio, acompañado por sus amigos y vistiendo atrevidas indumentarias. En este proceso promocional aprovechó las posibilidades que le ofrecía la prensa escrita, no solo proporcionando autorretratos a diversas publicaciones barcelonesas, sino también publicándolos en Arte Joven, revista de la que fue codirector.

 

 
 

Autorretrato

1901
Óleo sobre lienzo
81 x 60 cm
Museo Picasso de París

 

Ámbito 3 - Eros, Tánatos y Vida. París, 1901

En ocasiones Picasso recurrió al autorretrato como espacio de proyección de su realidad más íntima. En este caso las obras contienen una mayor carga biográfica y a menudo están realizadas sobre soportes modestos.

Como contrapunto al arquetipo miserabilista ligado a la época azul son habituales los autorretratos erótico-sexuales o aquellos en que el artista se representa junto a una celestina en un burdel. Ya en un registro simbolista destacan los autorretratos vinculados a La Vida, la obra maestra de este periodo.

Las connotaciones narrativas de autorretratos como los anecdóticos dibujos de los viajes a París, contrastan con las investigaciones formales de más calado centradas en el rostro, que realizó en esa ciudad.

El año 1901, representado con cuatro obras, ofrece una de las secuencias más destacadas, que oscila entre las composiciones mundanas como Picasso con Sombrero de Copa y otras de corte introspectivo, como el Autorretrato (Yo) del Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA). En los años siguientes Picasso persistirá en el análisis del rostro, proceso que alcanzó su cénit entre los años 1906 y 1907.

 

 
 

Autorretrato

Hacia 1900
Carboncillo sobre papel
22,5 x 16,5 cm
Museo Picasso de Barcelona

 

Ámbito 4 - El camino hacia la máscara

La producción previa a 1907 resultó clave en la carrera de Pablo Picasso por cuanto fue realizada en los años del asalto a la modernidad, que simbólicamente se concreta en Les Demoiselles d'Avignon.

La asimilación de nuevos referentes y la constante evolución de su lenguaje pictórico tienen su correlato en el autorretrato. La autorrepresentación como bohemio o arlequín, del bienio 1904-1905, constituye la cesura que marca el alejamiento del sentido imitativo del género.

En 1906, el proceso de primitivización de su obra y el interés por el arte antiguo -especialmente el ibérico- se concreta en la simplificación de las formas y la transformación de los rostros en máscaras.

1906 es un año fundamental para la autorrepresentación picassiana, pues el artista malagueño realizó diversas obras con una orientación similar. La culminación de este proceso se concreta en el Autorretrato conservado en la Narodni Gallery, del año 1907, que anuncia un nuevo lenguaje pictórico a la vez que preludia la desaparición del autorretrato tradicional durante los años siguientes.

 

 
 

Autorretrato con Paleta

1906
Óleo sobre lienzo
91,9 x 73,3 cm
Museo de Arte de Philadelphia

 

Ámbito 5 - Autorretrato Fotográfico

El interés por la fotografía llevó a Pablo Picasso a cultivar una nueva variante del autorretrato, el autorretrato fotográfico. Las probaturas iniciales evidenciaban un conocimiento de la técnica todavía incipiente, en el que Picasso ahondó con el paso del tiempo.

Los primeros autorretratos los realizó en el año 1901, en París, y se sucedieron otros en años posteriores, especialmente durante el cubismo, coincidiendo con la casi desaparición del autorretrato tradicional. Los autorretratos del periodo cubista perseguían dos objetivos principales: documentar la producción artística del autor y proyectar la imagen del creador en el entorno del taller.

El concepto de autorretrato, sin embargo, en ocasiones se refiere solamente a la construcción de cuidadas escenografías por parte del artista, más allá de la autoría real de la fotografía. Años más tarde Picasso utilizó retratos suyos realizados por otros fotógrafos, e incluso en fotomatones, como soporte de composiciones lúdicas que él iluminaba, y que menudean en la obra de madurez del artista.

 

 
 

Autorretrato: Yo Picasso

1901
Óleo sobre lienzo
73,5 x 60,5 cm
Colección particular

 

Ámbito 6 - "Monsieur Ingres, c'est moi"

La verificación plástica de los postulados primitivizantes sobre el propio rostro, llevada a cabo entre los años 1906 y 1907, reaparece durante el periodo comprendido entre los años 1917 y 1921 basándose en unas propuestas neoclasicistas que ya se venían manifestando en la obra picassiana.

Cabe leer el "retorno al orden" que supone la recuperación de modelos estéticos clásicos durante la segunda década del siglo XX también en clave picassiana, como un retorno al dibujo como técnica genésica.

Los autorretratos al óleo son una excepción ante la rotunda reivindicación del dibujo, a menudo adaptando modelos ingresianos. Ernest Ansermet afirmó haber visto a Picasso saludándose a sí mismo ante un espejo y exclamando: "Monsieur Ingres, c’est moi!".

En los años 50, cuando le preguntaron sobre su último autorretrato, contestó que lo había realizado en 1918, "el día que murió Apollinaire", lo que simboliza que pasaba página de una época de su vida. Esta respuesta con trasfondo íntimo sería desmentida por su producción posterior, pero escondía un poso de verdad por cuanto transcurriría mucho tiempo hasta que Picasso volviera a producir un conjunto significativo de autorretratos.

 

 
 

Autorretrato con Cabello Corto

1896
Óleo sobre lienzo
46,5 x 31,5 cm
Museo Picasso de Barcelona

 

Ámbito 7 - La imaginería de la presencia y la ausencia

Coincidiendo con la vinculación de Picasso con el surrealismo, aparecen nuevas formas de autorrepresentación más crípticas y sutiles. Estamos ante una imaginería de presencia y de ausencia que aglutina la producción autorrepresentativa de un periodo considerable.

Hacia finales de los años 20 Picasso inicia una serie de óleos donde el perfil sombreado del artista se confronta en ocasiones con una figura monstruosa de naturaleza surrealista. La sombra y el perfil a menudo son utilizados como proyecciones de situaciones domésticas que le interesa mantener en secreto.

A principios de los años 50, con La Sombra sobre la Mujer, metáfora del abandono de Françoise, se confirma el papel de la sombra en épocas de problemática personal. Este recurso pervivirá, con diferente intensidad, hasta los últimos años. Paralelamente el género se expandirá hacia otras disciplinas, como la cerámica, el grabado o los libros ilustrados, donde realizó incluso un autorretrato como escritor.

 

 
 

Autorretrato (Yo)

1901
Óleo sobre cartón dispuesto en madera
54 x 31,8 cm
Colección particular

 

Ámbito 8 - El artista y la modelo

Michel Leiris consideraba el tema del artista y la modelo picassiano "un género en sí mismo". Sin embargo, Pablo Picasso raramente se autorretrató con su propio rostro, sino que utilizó arquetipos procedentes de la iconografía artística, operando una de las clásicas metamorfosis picassianas que solo en ocasiones podemos descodificar en clave autorreferencial. Sabemos que el escultor de la Suite Vollard de los años 30 o el pintor de la Suite Verve de los años 50, por razones diferentes, responden a un correlato biográfico.

En los últimos años de su vida Picasso incidió en un tema estructural, la imagen del artista, en realidad, una sublimación de su propia personalidad; pero no le interesaba tanto la idea de autorrepresentarse como la voluntad de reflexionar sobre la imaginería del creador. De todas formas, a menudo jugó con el equívoco y podemos distinguir diversas categorías en función del nivel de remisión a su fisonomía: el autorretrato explícito, el menos habitual; el autorretrato con elementos o facciones evocadoras y el autorretrato simbólico.

 

 
 

Autorretrato

1972
Lápiz y ceras de color sobre papel
65,7 x 50,5 cm
Museo Picasso de Barcelona

 

Ámbito 9 - Pintura contra el tiempo

En los últimos años se produce un retorno al autorretrato, básicamente a través del grabado y a manera de balance vital. Este género desplegará una narratividad inédita en el óleo y le facilitará a Picasso la creación de composiciones corales de amplio recorrido iconológico y diferentes niveles de lectura.

Las series de autorretratos más destacadas pertenecen a la Suite 347 y a la Suite 156, realizadas cuando Picasso tenía entre 86 y 90 años. Su iconografía bascula desde la cita de los grandes maestros y la autoparodia hasta la recreación del mundo circense, grotesco y femenino: su theatrum mundi. El artista se convierte en un espectador que recrea su propio submundo adoptando toda suerte de personalidades, ya sean las de un viejo impotente, un turista o un recién nacido, superando ampliamente el concepto de autorretrato.

En el verano de 1972, meses antes de su muerte y a pesar de un evidente deterioro físico, insistió en legarnos una inquietante serie de autorretratos que constituyen la postrera manifestación del legendario "Yo" picassiano.

 

 
 

Autorretrato (Cabeza de Hombre Joven)

1906
Óleo sobre cartón
26,6 x 19,7 cm
Colección particular

 

Actividades en torno a la exposición

Los comisarios nos presentan Yo Picasso (31 de mayo a las 18:30 horas), una visita guiada a la exposición a cargo de Eduard Vallès e Isabel Cendoya, comisarios de la muestra. Punto de encuentro: patio del palacio Finestres (Calle Montcada, nº 23) Visita gratuita (incluida en la entrada a la exposición).

Taller de dibujo en torno al autorretrato Yo, Persona, a cargo de Isidre Manils En colaboración con el Cercle Artístic Sant Lluc Martes (4, 11, 18 y 25 de junio de las 17:30 a las 20:30 horas). Tomando como punto de partida la exposición Yo Picasso. Autorretratos, se quiere explorar la representación del "Yo" y de los planteamientos, tanto técnicos como conceptuales, que este enfrentamiento a un mismo supone. También se trabajará qué significa mirarse y auto-representarse en la era de la ficcionalización del "Yo" que se está dando en las redes digitales, y qué cambios supone usar técnicas secas como el carbón, el lápiz y el grafito para hacerlo. Lugar: Aulas del Centro de Documentación e Investigación (Plaza Sabartés, nº 1). Precio: 30 euros. Las inscripciones se realizan a través del siguiente correo electrónico: museupicasso_reserves@bcn.cat.

Visitas guiadas a la exposición (sábados por la tarde) para público individual, incluida en el precio de la entrada a la muestra. Se recomienda reserva previa (inglés a las 16:30 horas; castellano a las 17:30 horas; catalán a las 18:30 horas). Más información y reservas: 932 562 000/22 y museupicasso_reserves@bcn.cat.

 

Del 31 de mayo al 1 de septiembre de 2013 en el Museu Picasso de Barcelona (Montcada, 15-23)
Horario: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas; lunes no festivos, cerrado.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com