CONSTRUIR LA REVOLUCIÓN. ARTE Y ARQUITECTURA EN RUSIA, 1915-1935


 

 

INTRODUCCIÓN

El Estado soviético surgido de la Revolución Rusa del año 1917 promovió un nuevo lenguaje visual para construir una nueva sociedad basada en el ideal socialista. La década y media que siguió a la Revolución fue un periodo de intensa actividad e innovación en las artes -sobre todo la arquitectura-, marcado por las formas geométricas puras.

El nuevo Estado requería nuevos tipos de edificios, desde casas-comuna, clubes y equipamientos deportivos para el proletariado victorioso, hasta fábricas y centrales eléctricas para hacer frente a los ambiciosos planes de industrialización, o centros de operaciones para la promulgación de políticas de Estado y la difusión de propaganda, entre los que cabe destacar el Mausoleo de Lenin.

Construir la Revolución. Arte y Arquitectura en Rusia, 1915-1935 descubre uno de los períodos más excepcionales de la historia de la arquitectura y de las artes visuales, en el que participaron artistas del movimiento constructivista, como Liubov Popova, Alexandr Ródchenko o Kazimir Malévich, y arquitectos rusos, como Konstantín Mélnikov, Moisei Guínzburg, Alexandr Vesnín, y otros europeos, como Le Corbusier y Mendelsohn.

La exposición consta de unas 230 obras, entre maquetas, pinturas, dibujos y fotografías (de archivo, de los años 20 y 30 del siglo pasado, y contemporáneas, a cargo del fotógrafo británico Richard Pare). Construir la Revolución. Arte y Arquitectura en Rusia, 1915-1935 está organizada por la Royal Academy of Arts de Londres, en colaboración con la Fundación ”la Caixa” y la Colección Costakis del SMCA de Tesalónica, y forma parte de los actos del Año Dual 2011 de España en Rusia y de Rusia en España, una iniciativa gubernamental que contará, durante el año 2011, con más de 800 acontecimientos en ambos países de temática cultural, económica, científica y educativa.

 

 

ORGANIZACIÓN

La exposición Construir la Revolución. Arte y Arquitectura en Rusia, 1915-1935 analiza una época determinante para entender nuestra cultura actual, y lo hace con la revisión más completa que se ha realizado jamás sobre el arte y la arquitectura de la vanguardia rusa. Con esta muestra, además, la Obra Social ”la Caixa” profundiza en su programación expositiva de arquitectura, con exposiciones como las que ha dedicado a los maestros Andrea Palladio, Mies van der Rohe y Richard Rogers.

La arquitectura de la revolución soviética se basa en una idea de funcionalidad, ahorro y eficacia arquitectónica que convive con la creatividad y el atrevimiento formal. Y precisamente desde este punto de vista fue un modelo para los arquitectos del movimiento moderno y puede ser aún un referente para los creadores actuales que se enfrentan al reto de sacar el máximo provecho de los recursos disponibles en favor de la comunidad.

La muestra pone un acento especial en la manera en que los artistas plásticos y los arquitectos se unieron bajo la causa bolchevique en un periodo marcado por la radicalidad de sus propuestas. Con la institucionalización del denominado realismo socialista como tendencia oficial del nuevo régimen estalinista, estos artistas fueron considerados «indeseables» y sus obras se enviaron a provincias. Por este motivo, la muestra también reflexiona sobre qué ha quedado de todo aquello casi un siglo después.

O sea que la exposición, basada en otra realizada en el SMCA, trata sobre uno de los periodos más excepcionales de la historia de la arquitectura, el que va desde la Revolución de Octubre hasta la fundación de la URSS. Ha sido comisariada por MaryAnne Stevens, de la Royal Academy of Arts (Londres) y Maria Tsantsanoglou, del State Museum of Contemporary Art (Tesalónica), con la colaboración de Richard Pare.

 

 

UN PROYECTO COLECTIVO ENTRE ARTISTAS DE DIFERENTES DISCIPLINAS

Entre los años 1915 y 1935, se constituyó un proyecto colectivo en el que participaron artistas visuales del movimiento constructivista (Liubov Popova, Alexandr Ródchenko, Vladímir Tatlin, Kazimir Malévich, El Lisitski y Gustav Klutsis) y arquitectos para crear una nueva sociedad sobre la base del socialismo. El resultado fueron los trabajos radicales de los arquitectos Konstantín Mélnikov, Moisei Guínzburg, Iliá Gólosov y Leonid Aleksandr Vesnín, entre otros, así como algunas intervenciones del arquitecto francés Le Corbusier y del alemán Erich Mendelsohn.

Construir la Revolución. Arte y Arquitectura en Rusia, 1915-1935 recoge, por un lado, una colección de fotografías de los años 20 y 30 del siglo pasado procedentes del Museo Estatal de Arquitectura Schúsev de Moscú. Esta institución reúne los archivos de la antigua Academia Soviética de Arquitectura. Entre el fondo hay este conjunto de imágenes que destacan por su valor histórico y también fotográfico. En segundo lugar, muestra dibujos, maquetas y pinturas de artistas y arquitectos de la Colección Costakis del State Museum of Contemporary Art de Tesalónica. Estas obras fueron recuperadas en una época en que la arquitectura de vanguardia fue proscrita en la URSS, se salvaron de la desaparición y constituyen un testimonio único.

La exposición se completa con otras tres maquetas a gran escala. Dos de ellas proceden de la colección de arte abstracto y constructivista, arquitectura y diseño de la University of East Anglia y nos muestran dos de los trabajos más importantes de Konstantín Mélnikov, el club de trabajadores Rusakov y la casa de Mélnikov, ambos edificios situados en Moscú. En tercer lugar, está la conocida como Torre Tatlin, el Monumento a la Tercera Internacional, en una reconstrucción de 2001 del Museum für Kunst und Gewerbe de Hamburgo.

Construir la Revolución. Arte y Arquitectura en Rusia, 1915-1935 incluye imágenes del fotógrafo británico Richard Pare, quien entre 1992 y 2010 realizó un trabajo exhaustivo de documentación de los edificios más significativos del primer periodo revolucionario, tal y como se encontraban en la época en que los pudo visitar, después de la caída del muro. Su aportación ha ayudado a tomar conciencia del valor de estas obras y a impulsar su restauración.

El resultado es una exposición extraordinaria. Las fotografías de archivo, las obras plásticas y las fotografías contemporáneas establecen un diálogo que permite revivir el espíritu de entendimiento entre artistas de diferentes disciplinas que caracterizó los primeros años del arte soviético.

 

 

UNA NUEVA ARQUITECTURA PARA UN NUEVO ESTADO

La década y media que siguió a la Revolución Rusa de 1917 fue un período de intensa actividad e innovación en el campo de las artes visuales y, sobre todo, entre los arquitectos, que buscaban un nuevo lenguaje radical con el que construir el socialismo soviético. Como hemos apuntado anteriormente, el nuevo Estado requería nuevos tipos de edificios, desde casas-comuna, clubes y equipamientos deportivos para el proletariado victorioso, hasta fábricas y centrales eléctricas para hacer frente a los ambiciosos planes de industrialización, o centros de operaciones para la promulgación de políticas de Estado y la difusión de propaganda.

A partir del año 1922, los arquitectos responden con un estallido de creatividad excepcional: muchos se reunieron en organizaciones radicales, a las que también se asocian artistas, escritores y teóricos de la vanguardia, mientras que figuras extranjeras capitales como Le Corbusier y Erich Mendelsohn se unen a la causa. Todos estaban decididos a definir un estilo arquitectónico que no estuviera sometido a los dictados imperiales y burgueses del pasado.

En consonancia con el movimiento moderno europeo, los edificios tendían a presentar formas geométricas puras sostenidas por pilotis o pilares sin ornamentación, con ventanas horizontales continuas y cubiertas planas, y los arquitectos se adhirieron al principio según el cual la forma externa y la distribución interior tenían que reflejar directamente la función. La naturaleza experimental de esta arquitectura no solo supuso un reto para la industria de la construcción, sino que, a partir de 1932, también cuestionó el programa estético del régimen soviético. La escasez de materiales constructivos y de tecnología avanzada comprometía la calidad de los acabados, mientras que la radicalidad de la vanguardia generó intensas críticas como consecuencia de la promoción del realismo socialista y de la amplia represión cultural impuesta a partir del año 1929 por el sucesor de Lenin, Iósif Stalin.

La exposición, organizada por tipologías de edificios, presenta los años heroicos de la arquitectura soviética a través de fotografías antiguas de cada proyecto, correspondientes a la época en que se estaban construyendo los edificios o poco después de haber finalizado las obras. Estas imágenes se yuxtaponen con fotografías realizadas por el fotógrafo de arquitectura Richard Pare en los últimos quince años, que ofrecen un documento elocuente de la degradación que a menudo han sufrido estas obras.

Las series fotográficas establecen un diálogo con las obras de arte realizadas entre los años 1915 y 1930 por los artistas líderes de la vanguardia rusa, los cuales, como partidarios del constructivismo y el suprematismo, desarrollaron un nuevo lenguaje visual basado en formas puramente geométricas, la representación en el espacio sobre una superficie plana y el potencial para relacionarse con el diseño y la arquitectura.

 

 

GOBIERNO Y COMUNICACIONES

El desenlace de la guerra civil en 1920 presagió el estricto control del Partido Comunista sobre el gobierno y las comunicaciones. Entre los proyectos concebidos para facilitar este objetivo había el edificio del Gosprom, un enorme complejo gubernamental construido en Járkov, nueva capital de Ucrania. El edificio Tsentrosoyuz de Moscú, fruto de un concurso resuelto a favor de Le Corbusier, arquitecto moderno establecido en París, fue la sede central de la Unión Central de Cooperativas de Consumo, una organización que daba empleo a unos 2.000 trabajadores y que fue cada vez más poderosa en los sectores del comercio, la banca y la producción alimentaria.

Los dos periódicos estatales, Pravda e Izvestia, se instalaron en edificios constructivistas de nueva planta donde se combinaban los espacios administrativos y las rotativas; un esquema que también se adoptó en el Palacio de la Imprenta de Bakú, capital petrolera del Azerbaiyán.

Mientras que tanto Izvestia como Pravda difunden las políticas y los logros del Partido Comunista en el interior del país, la torre de radiodifusión Shábolovka, obra de Vladímir Shújov, proyectaba el mensaje de la Revolución en el mundo. Construida en el año 1922 por el recién creado Komintern, dicha torre materializaba la propuesta de Monumento a la Tercera Internacional de Vladímir Tatlin (1919).

 

 

INDUSTRIA

La Primera Guerra Mundial, la Revolución y la guerra civil habían causado estragos en la economía soviética. En la década de 1920 del siglo XX, las nuevas plantas industriales pasaron a depender del Estado, y en el año 1927 Iósif Stalin introdujo el primer Plan Quinquenal, que se centró en la colectivización de la agricultura y la expansión de la industria pesada y la electrificación.

En 1925 se invitó a Erich Mendelsohn a presentar un proyecto para una fábrica textil de San Petersburgo, que debía contener talleres de producción, oficinas administrativas y una central eléctrica. Entre otros proyectos de infraestructuras, destacan la nueva central eléctrica de Moscú (MOGES), la colosal presa y central hidroeléctrica DneproGES en Ucrania y el depósito de agua de Uralmash, un nuevo suburbio industrial de Ekaterimburgo.

La colectivización de la agricultura y el impulso de la industrialización generaron un éxodo del campo a la ciudad. Se pusieron en marcha una serie de iniciativas para liberar a las mujeres de las tareas domésticas y facilitar su incorporación a la fuerza de trabajo, con la construcción de complejos comunitarios, como una fábrica de pan en Moscú y la cocina industrial Nárvskaya, que prestaba servicios de comedor a los residentes de San Petersburgo. La rápida expansión del transporte motorizado llevó a Konstantín Mélnikov a diseñar innovadores garajes, mientras que el interés por la investigación científica como medio para acelerar la industrialización se materializó en el Instituto Central de Aerodinámica e Hidrodinámica de Moscú.

 

 

VIVIENDA

El aumento de trabajadores urbanos exigió la construcción de nuevas viviendas en las principales ciudades de la URSS. Por otro lado, el interés del Estado en la promoción de la nueva sociedad socialista dio como respuesta una serie de soluciones innovadoras para la vida comunitaria. Los complejos residenciales a gran escala, como la colonia obrera de Traktornaya Ulitsa en San Petersburgo, disponían de equipamientos comunitarios adyacentes.

En la comuna de estudiantes del Instituto Textil de Moscú, los espacios comunes se destinaban a todo tipo de actividades, excepto dormir, mientras que la comuna de viviendas de Moisei Guínzburg en Ekaterimburgo combina una residencia comunitaria para estudiantes con bloques de apartamentos destinados a unidades familiares.

Esta combinación, complementada a menudo con guarderías, cantinas, clubes y bibliotecas, solía emplearse en los complejos residenciales destinados a los miembros de una cooperativa o a los funcionarios de un comisariado. Entre los ejemplos de este modelo, destacan la cooperativa de viviendas para médicos de Kiev, el complejo residencial para oficiales de la Checa (posteriormente conocida con las siglas KGB) en Ekaterimburgo, y la casa-común Narkomfin de Guínzburg para el personal del Comisariado de Finanzas.

La casa-comuna Lensoviet, destinada a los dirigentes de la élite administrativa de San Petersburgo, resaltaba el estatus de sus residentes con una fachada imponente, mientras que el complejo residencial VTSIK para altos funcionarios del Partido Comunista dominaba un tramo del río Moscova. Una excepción a la norma general fue la innovadora casa proyectada por Konstantín Mélnikov destinada exclusivamente a su familia.

 

 

EDUCACIÓN, SALUD Y OCIO

La voluntad de erradicar el analfabetismo y difundir los ideales socialistas llevó al gobierno bolchevique a construir clubes de trabajadores y nuevas instituciones académicas, como la escuela de Tkachey ulitsa en San Petersburgo. Descendientes directos de las «Casas del Pueblo» construidas en las ciudades europeas antes de 1914, los clubes de trabajadores se convirtieron en centros de la vida colectiva.

Encargados por municipios, como el club de trabajadores Zuev, por agrupaciones industriales y sindicatos, como el club de trabajadores Rusakov, o por residentes de complejos de viviendas, su objetivo era transformar las actitudes del pueblo mediante actividades educativas, deportivas y culturales, además de actuar como plataforma para la promulgación del socialismo soviético.

La planificación del tiempo de esparcimiento fue una prioridad importante para el Estado soviético, ya que ofrecía a los trabajadores una tregua de las duras condiciones laborales y la masificación de las viviendas comunitarias. Los clubes deportivos Dinamo, como el de Kiev, se crearon para promover una mano de obra sana y productiva, y a la vez fomentar la cooperación. Los sanatorios y centros termales para el proletariado y para la elite, como el sanatorio Voroshilov para miembros del Ejército Rojo, se convirtieron en centros de veraneo en los que la asistencia se ofrecía como recompensa a un rendimiento excepcional.

 

 

MAUSOLEO DE LENIN, MOSCÚ, 1924-1930

Lenin murió el 24 de enero del año 1924. Alexéi Schúsev, un arquitecto ecléctico y oportunista, llevó a cabo tres proyectos sucesivos para el mausoleo en la Plaza Roja, donde el líder revolucionario había pronunciado sus discursos más emblemáticos. La primera versión, construida con prisas, constaba de tres cajas de madera: en la central se situaba la cámara mortuoria del líder y en las dos laterales los «pabellones» de entrada y salida. La estructura fue sustituida en agosto de 1924 por una versión de madera más elaborada, con motivos clásicos, posiblemente inspirada en la Tumba de Mausolo en Halicarnaso.

Al popularizarse el culto a Lenin, en el año 1929 se decidió hacer una estructura permanente. Revestido de granito brillante de color rojo oscuro, mármol, pórfido y labradorita, el mausoleo se compone de formas geométricas entrelazadas. El cuerpo embalsamado de Lenin se exhibía en el interior; y en 1953 se añadió el cuerpo de Iósif Stalin, que fue retirado en 1961 para exponer el de Nikita Jrushchov. La combinación de un mausoleo para el padre fundador del Estado soviético y de una tribuna de oradores otorgó al edificio un significado simbólico: proclamaba que la doctrina leninista era la base del socialismo ruso, que debía ser perpetuado por los líderes posteriores.

 

 

UNA REVOLUCIÓN ARTÍSTICA: OBRAS DE LA COLECCIÓN COSTAKIS

Los dibujos, pinturas y esculturas de la Colección Costakis de Arte Contemporáneo de Tesalónica pertenecen al período que va de 1915 a 1932, y en particular a la década de 1920. En la Colección Costakis están representados los artistas y las tendencias de la vanguardia rusa de las tres primeras décadas del siglo XX, una de las épocas más radicales y fascinantes de la historia del arte.

Dado que esta muestra explora la correlación entre pintura y arquitectura a través del prisma de la nueva estética visual que se puso al servicio de la sociedad soviética posrevolucionaria como un medio para entender la historia y la recepción de la arquitectura constructivista rusa, algunas de las obras de arte que aquí se exponen son puramente arquitectónicas. Sin embargo, muchas cuestionan las fronteras entre la pintura y la arquitectura. Con un énfasis en el movimiento constructivista, estos dibujos revelan el deseo de los artistas de aportar nuevas ideas y soluciones a la teoría y a la práctica de la ingeniería y la arquitectura, experimentar con nuevos materiales, formas y volúmenes a fin de crear una estética radical y estimulante, así como práctica, para el nuevo Estado soviético.

Muchos artistas prescindieron de los temas y las técnicas pictóricas tradicionales y, en cambio, dirigieron su atención hacia el estudio de la ciencia, la mecánica, la física y la geometría para aportar, a través de su obra, ideas de valor práctico que pudieran articularse como propuestas factibles en los campos del diseño, el grafismo y finalmente la arquitectura. De este modo, el arte se puso al servicio de un amplio programa revolucionario de carácter social que se extendió incluso a la producción en serie.

 

Hasta el 17 de Abril de 2011 en CaixaForum Barcelona (Avenida de Francesc Ferrer i Guàrdia, nº 6-8)
Horarios: de lunes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas; sábados, de 10:00 a 22:00 horas.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com