RESTAURACIÓN DE ARS NOVA

Eva Morata Plá y Fabián Pérez Pacheco (29/02/2016)


 

 
     
     
Comparativas entre el estado inicial y la restauración finalizada

 

La obra

En este pasado año 2015, en Ars Nova Restauraciones S.L. realizamos los trabajos de restauración del Santo Ecce Homo del Portal, advocación original del conocido en Osuna como Jesús Cautivo, vulgo Cristo de la Caña. Se trata de una escultura labrada en torno a 1760, de tamaño natural, sedente, y que realizó Fernando Ortiz (Málaga, 1717-1771), maestro policromador además de escultor, que debió acabar también su policromía, la cual aún conserva. Desde 1985, la hermandad de la Vera Cruz de Osuna, incorpora a su cortejo de los martes santos esta figura como imagen titular, saliendo en procesión junto con el Cristo de la Vera Cruz, efigie de principios del siglo XVI, y cerrando su cortejo la Virgen de la Esperanza acompañada bajo el palio de un San Juan Apóstol, ambas tallas realizadas en 1901 por el escultor valenciano Vicente Tena.

El historiador del arte don José Luis Romero Torres fue quien asoció el Ecce Homo del Portal con el escultor malagueño del siglo XVIII Fernando Ortiz, siendo el historiador y hermano de la Vera Cruz, don Pedro Jaime Moreno de Soto, quien, estudiando la obra, la identificó con la que el presbítero don Juan Sánchez Pleités donó al convento de San Francisco de Osuna en 1770, bajo la advocación del Cristo del Portal.

Los rasgos artísticos que se observan en su estilo parecen incorporar elementos italianizantes bajo un sustrato del barroco granadino, donde se aprecian elementos expresivos que arrancan desde Pedro de Mena (1628-1688) y José de Mora (1642-1724) pero que se muestran ya netamente dieciochescos en la obra de Ortiz.

La escultura presenta una expresión de dolor y resignación, dulcificado por su canon elegante y sereno. El modelado anatómico supera las formas apolíneas características del barroco sevillano, y recoge un canon exánime, lánguido y vencido por el sufrimiento. El dibujo de su talla es fino, serpenteante en su cabellera y barba bífida, cuya labra delicada es plenamente dieciochesca.

El modelado sinuoso de sus cejas, la mirada de párpados bajos y la boca levemente entreabierta, son rasgos que observamos en el maestro Pedro de Mena y que se hacen propios de la escuela granadina. Igualmente su policromía es expresión de una sensibilidad artística que refuerza su afinidad con el barroco granadino, la escuela de la Andalucía Oriental: sus mejillas violáceas, su cuerpo lacerado por los flagelos que han dejado sus huellas amoratadas y heridas sanguinolentas, las llagas abiertas en su espalda e intensamente ensangrentadas, con talla ahuecada y postizos de relleno para reforzar el realismo dramático de la escultura, profundizan en esta filiación estilística con la escuela granadina. El manto o clámide de color rojizo está tallado reproduciendo pliegues amplios de fuertes luces y sombras, de aristas acartonadas con formas como abocetadas. El modelado de esos pliegues contrasta con el detallismo suave y preciosista del resto de la escultura.

 

     
     
 
     
     
     
     
Estado inicial. Detalles

 

Estado de conservación inicial

Al iniciarse los trabajos de restauración, la escultura mostraba defectos estructurales en su peana, cuya tablazón presentaba amplias aberturas, pero también la escultura mostraba grietas asociadas al embón de la talla que si no le significaban riesgos estructurales, sí se mostraban como una afección estética muy destacable.

Eran numerosos los depósitos de suciedad que velaban y ocultaban parcialmente los ricos detalles de color de su delicada técnica polícroma. Las encarnaduras del Ecce Homo, realizadas al óleo a la vejiga, muestran numerosos matices de color; realizados algunos en fresco, pero otros, como veladuras sobrepuestas, delicadas en extremo desde el punto de vista técnico y estético.

 

 
 
 
Detalles de limpieza
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Comparativas entre el estado inicial y la restauración finalizada

 

Procesos de restauración

Los trabajos de limpieza son procesos esenciales en la restauración, pues en ellos se fundamenta la "imagen" que la obra escultórica proyectará no sólo al espectador, sino al fiel y devoto que establece vínculos emocionales y espirituales con la obra. Las otras alteraciones, simplemente se difuminan tras los trabajos de restauración, pero la limpieza de las policromías puede reconformar la obra y devolver a la mirada del fiel una "imagen" diferente que no identifiquen.

Nuestro empeño en los trabajos ha sido el de conservar este delicado equilibrio que establece esta obra devocional con la sensibilidad religiosa del fiel. La naturaleza inmaterial de este vínculo no es reflejo de su in-consistencia sino expresión de su complejidad. Los defectos que se observaban en la escultura hacían referencia a depósitos de suciedad y la presencia de grietas.

Finalizados los trabajos de limpieza y realizadas las labores de sellado y consolidación de las grietas, se realizaron los trabajos de aparejado de las lagunas polícromas sobre las que se realizaron labores de retoque de color. Este momento de los trabajos muestran de una manera gráfica los niveles de conservación y de desperfectos de la superficie polícroma.

 

     
     
 
     
     
     
     
Estado final. Detalles

 

La peana

La peana, aunque pudiéramos considerarla como un elemento secundario, tiene una importante función escénica. En su estado inicial mostraba un mal estado de conservación con numerosos desperfectos en sus policromías, amplias grietas y defectos estructurales, pérdidas volumétricas y extensa suciedad.

Por ello, las tareas de restauración de la pieza en Ars Nova han sido profundas realizándose trabajos de limpieza, consolidación estructural e importantes labores de retoque de color y dorado.

 

 
 
 
 
Comparativas entre el estado inicial y la restauración finalizada

 

Nota de La Hornacina: Eva Morata Plá y Fabián Pérez Pacheco son Historiadores del Arte
y Restauradores de Obras de Arte en Ars Nova Restauraciones S.L.

 

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