LA ERMITA DE SAN CAYETANO EN MONTEAGUDO (MURCIA)

Daniel Martínez (12/06/2011)


 

 
     
     

La ermita en 2004

 
La ermita en 2011

 

Queremos denunciar lo que nos parece una clara agresión a la identidad de un espacio histórico, y dentro de éste al edificio de la Ermita de San Cayetano de Monteagudo (Murcia). El inmueble en cuestión está catalogado con el grado de protección 2, nº de Catálogo 2ED-Md05; según este grado de protección las condiciones de actuación previstas por la legislación vigente en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia consisten en:

 

“Las generales correspondientes al grado. Podrá ser objeto de restauración, debiendo conservarse todas las estructuras y ornamentos originales, así como la volumetría exterior y el espacio interior. Cualquier remoción de este terreno debe contar con supervisión arqueológica y cumplir todos los trámites que la ley dispone para una intervención de este tipo.”

 

La importancia histórica de Monteagudo es incuestionable. Esta pequeña pedanía, enclavada en las proximidades de la ciudad de Murcia, ha sido, por sus características orográficas, asentamiento poblacional desde tiempos remotos, según nos demuestran los restos encontrados de utensilios prehistóricos de la Edad de Bronce y de una necrópolis argárica (años 1700-1200 antes de Cristo), o la existencia de un asentamiento ibérico.

 

 
 
La ermita en 2011

 

Existen igualmente evidencias de la presencia romana, una calzada romana y los restos de viviendas encontradas en dicho lugar, donde aparecieron monedas del Emperador Augusto, llegándose a plantear por los historiadores Bermúdez, Amador de los Ríos y Cristóbal Belda Navarro que en este monte existió una villa romana en la que se construyó un acueducto, siendo, como señala Belmonte Marín, paso obligado en la vía romana que comunicaba Cartagena con Fortuna. En este sentido, Abelardo Merino, presumía que "a los pies de este enorme peñasco hubo una ciudad antigua en el Campillo, acaso destruida en las contiendas de bizantinos y godos". Curiosamente, muchos de estos restos han aparecido junto a la Ermita de San Cayetano y han sido el motivo por el que en este mismo emplazamiento se están realizando las obras cuyo impacto en el entorno queremos denunciar.

La devoción cristiana por la Virgen de la Antigua, advocación mariana cuyo nombre no da lugar a dudas sobre su remoto origen, se instaló en el lugar en el mismo instante de la Reconquista cristiana, en una ermita a los pies del Castillo, que, siguiendo la fórmula habitual, ocuparía sin duda el lugar de la antigua mezquita musulmana. En un documento conservado en el Archivo Municipal de Murcia, datado el 29 de marzo de 1659, se registra que el hermano Francisco de los Reyes solicita y se le concede licencia para obrar una iglesia con esta advocación. Ya en el siglo XVIII se introduce la devoción a San Cayetano, santo italiano del XVI considerado por la Iglesia como el Padre de la Providencia. El gran fervor hacia el santo hace que, en el año 1711, por la gran afluencia de fieles a las fiestas patronales del santo, se inicien las obras del que fue antiguo templo parroquial, absorbiendo la primera ermita, que es conocida en la actualidad como de San Cayetano, quedando convertida en capilla en el interior del templo, dedicado a la Virgen de la Antigua, tal como figura en el archivo parroquial.

En el año 1989, el templo parroquial se cerró por ruina debida a problemas de cimentación. Fue demolido en el año 1997, conservándose sólo la capilla de San Cayetano, convertida de nuevo en ermita.

 

 
     
     

La ermita en 2004

 
Lateral derecho tras las obras

 

Las transformaciones sufridas sin control por el inmueble, y la imagen distorsionada con que nos ha llegado, no son razones para desestimar un estudio serio sobre el mismo y lo que en realidad debería ser su puesta en valor, con la recuperación de los elementos singulares e históricos que se han conservado.

Ello era lo que, en principio, pensaron los monteagudeños, cuando se inició el macroproyecto para la construcción del nuevo Centro de Visitantes, promovido por el Consorcio Turístico "Murcia Cruce de Caminos", liderado por la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Murcia y diseñado por el arquitecto Andrés Cánovas, el cual defiende que su edificio "persigue la integración con el entorno" y que supone "la puesta en valor de la Ermita de San Cayetano", aunque la misma haya quedado literalmente engullida por la estructura de acero y supeditada a formar parte de un conjunto donde no parece encajar, sin que en ningún momento se haya planteado una rehabilitación en base a un riguroso estudio de la misma.

Los problemas de humedad en su interior, propios de su ubicación en la ladera del monte, pueden verse agravados por este anillo que ahora la rodea y que, si bien servirá de freno a nuevas aportaciones de agua de correntías, apenas la deja transpirar.

La cercanía del moderno inmueble, apenas a medio metro de distancia en su lado derecho, prácticamente ha cegado una de las ventanas del pequeño crucero, obstruyendo el aporte de luz natural.

Y lo más preocupante, el declarado desinterés por que la ermita tenga algún protagonismo en este entorno, que además, paisajísticamente, se ha visto profundamente alterado. Mientras se realiza esta apuesta por los restos encontrados, como gran riqueza patrimonial de la zona; otros mucho más evidentes, como los tres castillos (Castillo de Monteagudo, Castillejo y Castillo del Larache), parecen dormir el sueño de los justos y su abandono es palpable.

 

 
 
Entorno de la ermita antes de las obras

 

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