EL DETERIORO DE UNA ESCULTURA EXTERIOR DE ANTONIO ILLANES
26/03/2019
En una reciente entrevista del artista e investigador Sergio Parra Medina, publicada en la web de noticias Morón Información, el sevillano Antonio Illanes Salcedo, hijo del escultor Antonio Illanes, se lamentaba del penoso estado de descomposición que presenta una de las obras de su padre en Morón de la Frontera: el Sagrado Corazón de Jesús en barro cocido que se halla en la hornacina de la fachada barroca (siglo XVIII) del templo de San Ignacio de Loyola, popularmente conocido como La Compañía:
Al respecto, interrogado por Parra Medina sobre el mensaje que le transmitiría a la Hermandad de la Santa Cruz de Morón de la Frontera en relación con esta última escultura, al ser dicha cofradía de nazarenos la responsable de su conservación, Illanes Salcedo responde lo siguiente:
Quizás sean las palomas, por encima de otras aves que tienen la costumbre de habitar y anidar entre las piedras antiguas -como los murciélagos (mamífero alado), los gorriones o las golondrinas-, el animal que causa mayor destrucción en ellas, ya que dejan espesas capas de excrementos que contienen azufre en forma de ácidos amínicos sulfurados, fuente de hidrógeno sulfurado, además de representar ello un riesgo para la salud pública. Al no ser siempre posible la protección con envolturas metálicas u otros medios disuasorios, las palomas se han convertido en un problema, ya que dan carácter a los monumentos y son un innegable elemento poético, además de ser considerada como un símbolo de la paz entre los humanos. Pero dejarlas es aceptar la destrucción de los edificios y sus esculturas como la presente obra de Illanes, por la corrosión y deterioro a causa de las deyecciones de estas aves. En concreto, hablamos de cuatro tipos de alteraciones: estéticas, (suciedad y construcción de nidos), mecánicas (picoteo, escamas córneas de las patas y roturas causadas por el peso de los nidos), químicas (efectos de excrementos) y biológicas (desechos orgánicos con flora microbiana heterótrofa). A lo anterior hay que sumar los efectos de la polución ambiental, los daños ocasionados por el vandalismo y los accidentes, y las lógicas consecuencias derivadas del paso del tiempo por la interacción de los monumentos con el medio ambiente. Todo ello provoca una serie de patologías como la suciedad y otros depósitos superficiales, erosiones, fisuras, grietas, plantas y otros microorganismos como líquenes, musgo o algas... De ahí que, en algunos casos, la necesidad de preservar obras escultóricas originales de gran valor ha hecho, como apunta en la entrevista Illanes Salcedo, que sean sustituidas por copias lo más exactas posibles a los originales, que suelen destinarse a un museo o bien a otras dependencias ubicadas en el interior del monumento en cuestión. |
Fotografías de Daniel Villalba Rodríguez
FUENTES AA.VV. "Estudio del excremento de las palomas domésticas causantes de biodeterioro en los monumentos históricos de la ciudad de Guanajuato", artículo publicado en Jóvenes en la ciencia, vol. 1, nº 2, Ediciones de la Universidad de Guanajuato (UGTO), Verano de la Investigación Científica, 2015, p. 321. CID PRIEGO, Carlos. "El proceso de disgregación de los monumentos y la restauración de la Portada de Ripoll", artículo publicado en Revista de Girona, VIII, 17, Diputació de Girona, 1961, p. 56. |
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