Los artistas y comisarios que participan en la exposición Querida Corrupción, que podrá verse en el Espacio Trapézio de Madrid (Mercado de San Antón, Planta 2, Local 16) hasta el 15 de febrero, se han involucrado con el proyecto Politicians for Change porque creemos que es necesario elevar nuestra voz en contra de las actividades delictivas de los políticos que nos representan, a través de las herramientas que tenemos a mano.

Hemos preparado una exposición con obras que atacan directamente a los protagonistas de esas acciones criminales. La corrupción no flota en el aire, como John Paul Young se refirió al amor en su canción, sino que es el resultado de acciones específicas llevadas a cabo por personas que se aprovechan de sus posiciones políticas y actúan en su propio beneficio a expensas del bienestar y la dignidad de los ciudadanos. Se nos ha pedido poner cara a la corrupción y a su vez pedir a todos los ciudadanos que hagan lo mismo: poner cara a los corruptos en nuestros ayuntamientos, distritos y asociaciones de vecinos, porque creemos que no debemos hacer referencia a la corrupción en sentido asbtracto, sino a través de los corruptos que sistemáticamente hacen mal.

A través del derecho a la libertad de expresión, Politicians for Change propone un enfoque sencilla y no innovador, a través del cual se han ofrecido una serie de artistas la posibilidad de retratar en su sentido más amplio, cada uno de ellos a un político específico incluido en una lista de personas condenadas por corrupción. Y es en este plan simple y preciso donde reside la fuerza del proyecto. La sinceridad de nuestra propuesta radica en su trivialidad. Usando la fórmula de Engels para defender un cierto tipo de realismo en el arte, y en base a la clasificación en lugar de en las características especiales, estos personajes políticos pasan a formar parte de un grupo que pone de manifiesto una realidad que consideramos tangible: el régimen cleptocrático actual.

La intención de Politicians for Change no es convertirse en un catálogo de excepciones, sino delinear la cartografía de una realidad política, a través de la totalidad de estas experiencias concretas. Para todos los que pensamos que la estética y la política encuentran un terreno común en la ética, creemos que el arte puede proporcionar una excelente plataforma para mostrar los problemas sociales, que a su vez son también políticos. Si el arte contemporáneo se considera un área de prácticas pertinentes y discursivas con fuerza transformadora y liberadora y capacidad de organización, no es difícil de apreciar su idoneidad para sostener el presente proyecto, que espera aprovechar el terreno común entre representación artística y activismo político.

Solamente una persona corrupta o un idiota moral se opondrían a la lucha contra la corrupción. En una democracia representativa como la nuestra, la corrupción ocurre cuando deja de representar a los ciudadanos. ¿Quién es el sujeto de su representación? Para que esta lucha sea eficaz y para comprender la magnitud y el alcance de este problema, es necesario proporcionar un contexto para el fenómeno de la corrupción y hacer frente a ella como consecuencia directa de la producción capitalista en la era neoliberal. Estamos de acuerdo con David Harvey cuando afirma que el neoliberalismo es un proyecto de la clase social que trata de restaurar la oligarquía económica y el poder político absoluto.

El principal problema al retratar la corrupción política en nuestro país es que hay muchos casos que no han sido juzgados. Algunos ni siquiera se incluyen en la Ley actual. Delitos de corrupción, como la malversación de fondos, son claros e innegables, y se reducirían a anécdotas si no fueran parte de un marco estructural que las hace posibles y distorsiona lo que debe ser un buen sistema democrático. La indignación actual en España se limita a estos casos específicos, lo que da lugar a una crisis de legitimidad dentro de algunos partidos políticos en lugar de una crisis en la supremacía de los poderes predominantes.

Esta exposición trata de presentar una colección de árboles como una muestra sustancial de la estructura completa del bosque. El arte contemporáneo no es periodismo social. El arte contemporáneo se interpone entre realidad y ficción y es siempre un acto de expresión subjetiva.

Los artistas que participan en Querida Corrupción, comisariada por Daniel Silvo y Enrique Miguélez Arribas, son Álvaro Bernis, Angie Bonino, Antonio Franco, Arantxa Boyero, Carlos González Castrillo, Cristina Llanos, Diana Larrea, Eugenio Merino, Ugo Raúl Martínez Lázaro, Iván Solbes, Josechu Dávila, Juan Francisco Casas, Julián Barón y Noaz. La muestra puede ser visitada en horario de 12:00 a 20:00 horas (lunes a jueves), 14:00 a 00:00 horas (viernes), 12:00 a 00:00 horas (sábados) y 12:00 a 22:00 horas (domingos).