TESOROS ELÉCTRICOS

02/12/2017


 

 

La exposición Tesoros eléctricos saca a la luz la colección de reproducciones artísticas realizada en el siglo XIX en metal del Museo Nacional de Escultura (MNE), tras permanecer casi un siglo almacenada. Alrededor de 80 piezas, facsímiles de orfebrería romana, pinturas y grabados, integran la muestra que permanecerá en el Palacio de Villena, sede del MNE, desde hoy 2 de diciembre de 2017 al 11 de marzo del próximo año 2018.

Enmarcada en el siglo XIX, la muestra habla de lo que supuso la llegada de la electricidad a la sociedad, hallazgo que parecía encarnar el progreso y que recibió apelativos como "el hada electricidad" o "el fuego del cielo". La comunicación instantánea mediante telegrafía y telefonía, la conquista de la oscuridad con la lámpara incandescente, las pilas y acumuladores fueron algunas de sus sorprendentes aplicaciones, que encandilaron a la población europea a partir de la Exposición Internacional de Electricidad, celebrada en París, en 1881.

En lo artístico, el XIX fue igualmente un siglo tan ansioso de belleza y elegancia como huérfano de ideas propias, y, por ello, proclive a refugiarse en el pasado. La exposición organizada por el MNE recoge dicho interés por el pasado y por "lo eléctrico", que se conjugan en uno de los inventos de la época, la galvanoplastia, un procedimiento electroquímico que permitía obtener reproducciones metálicas absolutamente fieles, sin daño alguno para los originales y cada vez más perfeccionada.

Copa con centauros, Lámpara del Sileno ebrio, Salero con hojas de hiedra, Copa con máscaras, Pátera de la Bacante... Los nombres de los objetos presentados en esta interesante exposición evocan un mundo de opulencia, mitos clásicos y placeres refinados.

La mayoría de las obras expuestas en Tesoros eléctricos son facsímiles de orfebrería romana, espléndidos por su impresionante virtuosismo técnico, la gracia de sus proporciones y su rica ornamentación. Todas ellas reproducen fielmente tesoros enterrados hace dos milenios, pero fueron fabricados entre fines del siglo XIX y comienzos del XX para la colección nacional de reproducciones artísticas que pertenece al MNE. Ahora se exhiben por primera vez después de permanecer tanto tiempo almacenadas.

 

 

El título Tesoros eléctricos anuncia la singularidad de esta exposición que no ha querido limitarse a la simple y desnuda reunión de un conjunto de delicados facsímiles clásicos, asociándolos a aquel pasado al que imitan pero al que nunca pertenecieron. Más estimulante es considerarlos como objetos fabriles nacidos en plena euforia de la segunda revolución industrial, en las décadas finales del siglo XIX, cuando, a la vez, y no por casualidad, las artes del ornamento experimentaban un reconocimiento y aprecio sin precedentes.

La cultura del ochocientos recreó obsesivamente la historia entendida como autoridad y saber puro, pero también como salvación. De ahí que fuese la edad de oro de los museos de antigüedades y, con ellos, de los museos de reproducciones, que ponían los hitos artísticos de la historia del arte y los monumentos del pretérito al alcance de todos, y satisfacían esa mirada retrospectiva sobre edades ya sepultadas.

El XIX fue un siglo tan ansioso de belleza y elegancia como huérfano de ideas propias, y, por ello, proclive a refugiarse en el pasado, a inspirarse en tiempos más confortables que su convulso presente. El relato de Tesoros eléctricos se apoya en la propia colección de reproducciones artísticas del museo, así como de préstamos del Museo Nacional del Prado de Madrid y del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT).

Tesoros eléctricos supone un hito en la gestión de las exposiciones temporales organizadas por el museo, por su voluntad de reciclar mobiliario procedente de exposiciones anteriores, política que en los últimos años la institución ha extendido también a otras actividades. El planteamiento museográfico ha asumido el reto de dar uniformidad a los materiales que ya existían (peanas, vitrinas, tabiques), creando una atmósfera industrial en la que el visitante pueda sumergirse. Así, se ha mantenido el color gris oscuro de anteriores muestras, combinado en ocasiones con el amarillo eléctrico. El tamaño de algunas piezas, ha motivado, además, la colocación de ampliaciones en las paredes, que ayudarán al visitante a apreciar algunos de sus detalles.

Para la ocasión, la Secretaría General Técnica del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha editado un catálogo a modo de glosario sobre la exposición. El MNE ofrecerá durante los meses de la exposición un programa de actividades que profundizará en aspectos derivados de la misma. Este programa constará de conferencias, conciertos, cine y visitas guiadas para todos los públicos a partir del próximo mes de enero.

 

 

Dirección y horarios: Palacio de Villena, Calle Cadenas de San Gregorio 1, Valladolid. Martes a sábado, de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30 horas; domingos, de 11:00 a 14:00 horas; lunes, cerrado. Apertura especial por el Puente de diciembre: miércoles 6 de diciembre, apertura gratuita de 11:00 a 14:00 horas; viernes 8 de diciembre, apertura gratuita de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30 horas.

 

 

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