LA VIRGEN DEL CORO O DE LA CADIRA. CATEDRAL DE VALENCIA

Texto y fotografías de Jesús López Alfonso (28/06/2008)


 

 

Maravillosa obra en alabastro policromado. Se trata de una imagen de tamaño natural, sedente, que sigue la iconografía de la Theotokos -la Virgen María como trono de su Hijo Jesús-, vestida con túnica y manto que se pliega sobre las piernas de la Señora a la altura de la cintura, cubriendo toda la parte delantera inferior.

El Niño se asienta sobre su regazo, en el lado derecho del contemplador. Éste, bendice con la mano derecha, mientras que la izquierda está en ademán de sostener algún atributo hoy perdido, quizás el orbe. La Virgen por su parte porta en su mano izquierda un ramo de azucenas de plata, símbolo de su pureza.

El traje del Niño Jesús se encuentra estofado en oro, con motivos florales, mientras que los de su Madre siguen estos mismos, si bien encontramos flores de colores variados, otorgando un bello cromatismo al conjunto. Las encarnaduras son pálidas y el cabello de ambas imágenes es dorado. Las manos, por su parte, son las típicas de tenedor, con dedos largos y delgados.

La escultura se cinceló en tres bloques: el inferior, que llega hasta la parte baja de las rodillas; la parte central, que incluye en el bloque la figura del Niño, y por último el busto de la Virgen. Llama la atención la frontalidad del conjunto, así como la ausencia de interactuación entre Madre e Hijo, lo cual, unido a las expresiones adustas de ambas figuras, dotan al conjunto de gran majestad e hieratismo.

Se fecha esta imagen en el siglo XV -hacia 1458- y se atribuye al orfebre y escultor Joan de Castellnou, autor de la valiosa custodia de oro de la catedral (1442) que desapareció en 1812 al ser fundida en Mallorca, junto con otros tesoros del templo metropolitano, para sufragar gastos con motivo de la Guerra de la Independencia.

En el siglo XVIII, se le añade el trono en el que se asienta, de ahí que se le conozca además como Virgen de la Cadira -silla, en lengua valenciana-. En esta misma fecha, se coloca en la entrada al coro de la Catedral -de ahí su advocación como Nuestra Señora del Coro-, donde permaneció hasta 1939, fecha en la que el coro es desmontado y trasladado al ábside, ocupando la imagen su emplazamiento actual.

Como nota curiosa, diremos que era invocada por las parturientas, que rezaban ante ella y luego daban nueve vueltas a la Catedral en recuerdo de los nueve meses del embarazo de la Virgen.

 

 

 

Nota del Autor: A mi querida abuela Rosario, en cuya compañía he escrito este artículo.

 

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