DOS OBRAS DE TINTORETTO EN EL MUSEO DEL GRECO

26/06/2014


 

 

Al igual que Tiziano, Tintoretto tenía un enorme taller en Venecia. Nadie podría haber pintado tanto sin ayuda. Sin embargo, en este obrador el sistema de trabajo era muy distinto del de los talleres de Tiziano o el Veronés, pues Tintoretto nunca encargó a sus ayudantes copias o versiones aproximadas de obras acabadas, ni siquiera las tareas preparatorias de sus enormes pinturas, sino que los utilizaba para realizar ampliaciones de sus bosquejos y variaciones considerablemente modificadas de sus lienzos. Había, por tanto, mayor libertad y un grado mucho menor de repetición, circunstancia que se refleja en la gran diversidad de su obra.

Estas obras, que estarán expuestas hasta el 5 de octubre de 2014 en el Museo del Greco (Paseo del Tránsito s/n, Toledo; martes a sábados, de 09:30 a 20:00 horas (del 1 al 5 de octubre, de 09:30 a 18:30 horas) y domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas) gracias a la colaboración del Museo Nacional del Prado de Madrid, dan cuenta de la importancia de su taller y de su reutilización de composiciones antiguas, invertidas y ligeramente modificadas para cumplir funciones nuevas. Su pintura presenta los suficientes rasgos innovadores como para poder considerarla como una de las contribuciones más importantes al debate manierista.

Con Tintoretto, cuyo verdadero nombre era Jacopo Comin (1518-1594), el manierismo veneciano alcanzó una nueva definición a través del uso revolucionario del color, los juegos escenográficos y la novedad de los formatos de sus cuadros. Desde sus primeras obras se aprecian los rasgos definidores de una maniera distanciada del Renacimiento clásico veneciano vigente a través de la actividad de Tiziano, que alcanzará tempranamente una definición precisa. La influencia tanto de Tintoretto como de Tiziano se dejará ver en la figura de El Greco.

 

 

LA PROSPERIDAD O LA VIRTUD AHUYENTANDO LOS MALES
Segunda mitad del siglo XVI - Primer tercio del siglo XVII
Óleo sobre lienzo
207 cm x 140 cm

 

Se trata de una composición pensada para decorar un techo, lo que explicaría los fuertes escorzos en que han sido trazadas sus diversas figuras. La protagonista es una matrona tocada con un casco y con un caduceo, llevando unas espigas en la mano, símbolos del comercio y de la fecundidad de los campos. Ante su presencia huyen la Lujuria, el Robo, la Traición y el Rencor.

La preocupación por lo tridimensional, por la manera de comportarse las figuras en el espacio en extrañas posturas escorzadas frente al efecto de focos de luz artificial, está en la base de la pintura de Tintoretto.

 

 

 

PURIFICACIÓN DEL BOTÍN DE LAS VÍRGENES MADIANITAS
Último cuarto del siglo XVI
Óleo sobre lienzo
295 cm x 181 cm

 

Este lienzo ovalado era la escena central del techo de la cámara nupcial pintada por Tintoretto en Venecia y posteriormente traída a España por Diego Velázquez para decorar una pieza del Alcázar de Madrid. A su alrededor se distribuían seis pinturas apaisadas más aunque no debieron formar conjunto originariamente, destacando entre ellas Susana y los Viejos, Esther ante Asuero, Judith y Holofernes, La Reina de Saba ante Salomón, José y la Mujer de Putifar y Moisés salvado de las Aguas.

En todas las pinturas aparece reflejada una relación, positiva o negativa, entre los dos sexos. Algunas de las 16.000 jóvenes vírgenes cogidas como botín en la victoria judía sobre los madianitas aparecen en primer plano, mientras al fondo el profeta Moisés escucha el mandato divino de purificar a 32 de esas vírgenes para dedicarlas al Señor. Como en sus escenas compañeras del conjunto, resulta muy curiosa la perspectiva empleada por Tintoretto, que lógicamente viene motivada por su situación en un techo.

 

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