Hace veinticinco años que el paso del Sepulcro de Cantillana (Sevilla) dejó de salir. Desde entonces, la vuelta de este paso a la procesión era constante en el ánimo de los cantillaneros. El próximo Viernes Santo, la procesión del Santo Entierro que preside la patrona, la Virgen de la Soledad, volverá a los elementos primigenios y característicos de la misma. Así lo aprobaron por unanimidad los hermanos el pasado mes de mayo.

No solo se recupera el paso del Sepulcro y el del Calvario vuelve a su anterior fisonomía, sino que además se recupera la presencia de figuras alegóricas en la procesión, como la Santa Mujer Verónica o las Virtudes Teologales, el palio de respeto tras el Sepulcro y las representaciones de todas las hermandades, la corporación municipal y demás autoridades hasta la Iglesia Parroquial de la Asunción.

El paso del Sepulcro volverá a la calle; de esta forma, se podrá admirar la bella urna de estilo rocalla, fechada en el siglo XVIII, que posee la hermandad y que lucirá en todo su esplendor, tras la restauración llevada a cabo por Antonio López Hernández en 2014. Se estrenan también los faldones en terciopelo negro, mientras que la antigua canastilla del siglo XIX ha sido restaurada por un grupo de hermanos expertos en la materia, sirviendo de forma provisional de peana del Sepulcro, mientras se construye el proyecto definitivo. En el interior de la urna saldrá el Cristo Yacente, titular de la Cofradía, una imagen manierista de Juan de Santamaría (1583) que protagoniza cada cuaresma la ceremonia del descendimiento y traslado al Sepulcro.

Antecediendo a este paso, el del Calvario (imagen superior) vuelve a su fisonomía de antaño al prescindir de la imagen del Cristo. Para ello se ha reestructurado a unas medidas más acordes con las imágenes y el carácter de la cofradía. La canastilla ha sido enriquecida con imitaciones de mármoles, partes doradas y versículos alusivos a la Santa Cruz. Igualmente se ha recuperado el antiguo monte o Calvario, posiblemente del siglo XVI, que salió hasta 1989, sobre el que se ubicará la Cruz vacía y las escaleras, estrenando un bello sudario bordado. En los próximos años será completado este paso, sobre el que sale las imágenes de San Juan y la Magdalena, del siglo XVIII atribuidas a Bautista Patrone. También su reforma ha sido llevada por hermanos de la cofradía de manera desinteresada, teniendo un espectacular resultado que ha causado gran admiración en el pueblo.

Otra gran recuperación es la presencia de figuras alegóricas en el cortejo, algo habitual en la edad moderna, como los "armaos", los coros de ángeles o los entrañables y populares "judíos" que se mantuvieron hasta 1989. Se recupera la figura de la Santa Mujer Verónica, representada en una hermana que antecederá al Sepulcro portando el paño con el rostro impreso del Redentor, mientras que en los tramos de la Virgen de la Soledad irán las Virtudes Teologales: la Fe, la Caridad y la Esperanza, encarnadas en tres hermanas. El paño de la Verónica, fue presentado el domingo de Septenario, siendo una pintura de Luis Orquín Domínguez que presenta el rostro del Crucificado de la Agonía venerado en la Ermita de la Soledad.

A las 19:00 horas del Viernes Santo, las puertas del santuario abrirán sus puertas para esta histórica que comenzará con el muñidor portando la campana de plata fechada en 1696, anunciando la llegada de la cofradía, y la magnífica cruz de rocallas (siglo XVIII) con manguilla negra escoltada por antiguos faroles.