EL CRISTO DE LAS BATALLAS. LA TALLA MÁS ANTIGUA DE SALAMANCA

Con información de Raúl Benito (11/12/2020)


 

 

Desde hace unos meses, una copia del Cristo de las Batallas está ubicada a los pies del altar mayor de la Catedral Nueva de Salamanca. Como ya ocurriera en otros momentos duros de la historia, se pide su intercesión por el final de la actual pandemia. La talla original del Cristo de las Batallas se encuentra en el interior de una urna de metacrilato en la capilla que lleva su nombre, a escasos metros de este lugar.

Se trata de una talla del siglo XI, que tiene más de mil años, y puede presumir de ser la más antigua de toda la Diócesis de Salamanca, al igual que su devoción. Es una imagen muy estática, sin ningún movimiento, y en la que aparece Cristo crucificado, pero reinando sobre la Cruz. El crucificado se refleja mostrándonos las heridas, ni las llagas, ni la sangre, sino que se muestra como un Cristo Rey.

En el altar barroco donde se encuentra ubicado, obra de los hermanos Churriguera, se encuentra también en la parte superior otra réplica del Cristo de las Batallas. Dicho retablo es obra de 1734 y se realiza por mandato del obispo Sancho Granado, por lo tanto, es una donación suya a la devoción del Cristo de las Batallas, que se ha ido propagando durante todo este tiempo en la Catedral Nueva de Salamanca.

La talla del Cristo de las Batallas entronca con otras imágenes de Jesús crucificado del periodo como el Cristo de Carrizo o el Cristo de Don Fernando y Doña Sancha. Aparece crucificado con cuatro clavos, con los pies separados según la iconografía propia de ese momento. Va a ser unos siglos más tarde cuando Cristo cruza los pies y ya aparece representado solo con tres clavos.

Lo más importante de este Cristo no es solo su antigüedad ni sus rasgos físicos, sino su historia, ya que se trata de una imagen que llega a Salamanca de mano del obispo Jerónimo de Perigueaux, que es el que acompaña a Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid Campeador) en sus batallas en Valencia. Este obispo es una figura muy importante, pues llega a Salamanca en 1120 y restaura la Diócesis de Salamanca después de la reconquista. Perigueaux se entierra en la Catedral Vieja, y en su sepulcro se coloca la imagen del Cristo de las Batallas, junto con las de San Jerónimo, por ser el santo de su nombre, San Pablo y San Antonio Abad.

 

 

Vinculado al Cristo de las Batallas están documentados hasta 18 milagros del siglo XVII, que se representan en el muro de la Catedral Vieja. Esta talla de más de mil años ha intercedido en momentos de gran necesidad y ha salido en procesión en momentos muy importantes para pedir necesidades mayores, como, por ejemplo, en este tiempo de pandemia. Entre esos otros milagros destacan los niños caídos a un pozo o a un río y fueron recuperados tras encomendarse sus padres al Cristo, o gente tullida que, al untarse en la pierna o en el brazo el aceite de la lámpara del altar del Cristo, quedaron sanos.

Otro milagro fue el de un obrero de la Catedral Vieja, que trabajando en la primitiva capilla del Cristo de las Batallas le cayó sobre su cabeza una piedra desde una bóveda, "de seis arrobas de peso, pero encomendándose al Cristo, se vio milagrosamente sano, y trabajó al día siguiente", como reza en la transcripción de la pintura. Y para dar testimonio de ese hecho, en uno de los pilares de la Catedral Vieja está colgada la piedra que le cayó, con la intención de dejar constancia de que el milagro era real, y propagar así la fe al Cristo de las Batallas.

Estas representaciones, además de reflejar la importancia de la intercesión del Cristo de las Batallas, muestran también costumbres populares de la época en Salamanca, caso de los atuendos de la gente en el siglo XVIII. Su intención era reflejar la intercesión del Cristo para aumentar y propagar su fe. Las personas que protagonizan los milagros suelen ser de Salamanca o pueblos cercanos como Palencia de Negrilla o Babilafuente, entre otros.

La devoción a las imágenes de religiosidad popular es la forma en la que la gente puede rezar de forma más fácil.  La Teología no es fácil de entender para todo el mundo, y la gente lo tiene más fácil al rezar ante la imagen de un Cristo o de una Virgen para pedir la intercesión, y de ahí la importancia de la religiosidad popular y de las cofradías a la hora de la oración y del encuentro con Dios.

Antes de que la venerada imagen del Cristo de las Batallas se trasladase a la cabecera de la Catedral Nueva de Salamanca, en el siglo XVIII, estuvo en una capilla junto a la puerta de Santa Lucía, en la Catedral Vieja de la ciudad, donde también estuvo enterrado, como hemos apuntado anteriormente, el famoso obispo Jerónimo de Perigueaux, también ubicado junto a la talla.

 

 

Nota de La Hornacina: Raúl Benito es historiador del Arte y técnico de la Catedral de Salamanca. Fotografías de Óscar García.

 

 

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