PRESÉPIO PORTUGUÉS. NUEVA SALA DE LA EXPOSICIÓN PERMANENTE DEL MNAA

23/12/2015


 

 
 

 

Ampliando su oferta permanente, el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa (MNAA) inauguró, con el apoyo de la Fundación Millennium, una nueva sala que ilustra la historia de los belenes portugueses, la cual se conecta con la Capela das Albertas, joya del barroco portugués, cuya rehabilitación está prevista en breve.

Desde los más antiguos fragmentos de figuras en barro conservados en Portugal hasta los grandiosos conjuntos conventuales y palaciegos del barroco, todos ellos representando escenas de la Natividad de Cristo, el público podrá encontrar en esta nueva sala obras de los más reputados escultores, realizadas entre el siglo XVI e inicios del XIX, destacando los talleres afincados en Lisboa.

Entre el clasicismo y el romanticismo, el artificio de las composiciones, los escenarios de la naturaleza y de la arquitectura, las figuraciones esculpidas o los retratos de la sociedad de su tiempo definen el género pastoril, introducido en el arte portugués a través, precisamente, de los belenes.

El discurso expositivo de la nueva sala está ordenado cronológicamente y compuesto por veinticinco obras, incluyendo belenes completos, grupos escultóricos y esculturas aisladas, todas modeladas en barro cocido y policromado, seleccionadas entre la vasta colección de belenes y esculturas de los fondos del Museu Nacional de Arte Antiga (Rua das Janelas Verdes 1249-017 de Lisboa, martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas).

 

 

El comienzo del discurso expositivo es casi arqueológico: fragmentos de figuras de belén del Convento de Santa Catarina da Carnota, en depósito en el Museu Nacional de Arte Antiga (MNAA), procedentes del más antiguo conjunto de belén portugués modelado en barro que se conserva en Portugal, fechado en el último cuarto del siglo XVI y realizado gracias al mecenazgo de la infanta Doña María (1521-1577).

Seguidamente, se presentan dos ángeles provenientes de un desmembrado Belén del Monasterio de Santa Maria de Alcobaça, concluido durante la última década del siglo XVII.

En la exposición se exhiben también varias figuras aisladas que representan la evolución del Belén barroco en Portugal, mostrando el desarrollo gradual de las figuras de género que ilustran el Belén en cuanto obra autónoma. A partir de ahí surgen belenes completos conservados dentro de sus escenarios, como el del Convento de Nossa Senhora das Necessidades (imágenes superiores), también ordenados según su cronología, que son el punto de llegada de una historia de complejidad narrativa y, al mismo tiempo, de singularidad escultórica.

 

 

Las autorías son otro punto crucial del discurso expositivo. Desmontando la mítica atribución de los belenes portugueses a Joaquim Machado de Castro, se presentan otras autorías claras en varias piezas: Silvestre de Faria Lobo, Faustino José Rodrigues (en la imagen superior, Virgen adorando al Niño de hacia 1783), José Joaquim de Barros, llamado Barros Laborão (en la imagen inferior izquierda, Ángel del siglo XVII), y António Ferreira (en la imagen inferior derecha, Tocador de Sanfona de la primera mitad del siglo XVIII).

A partir de este conjunto de escultores, se afirma la importancia de algunos talleres de escultura en Lisboa, a los cuales se deben los monumentales belenes encargados por las órdenes religiosas, la familia real o la aristocracia. En la nueva sala se exhiben íntegros el mencionado de Nossa Senhora das Necessidades, el del Convento das Salésias, el del Palacio Patriarcal de São Vicente o incluso el Presépio (Belén) Kamenesky, originalmente ejecutado para los infantes reales y destinado a la Real Barraca da Ajuda.

Este último acervo de obras servirá de introducción al núcleo expositivo de la Capela das Albertas, donde el discurso tendrá su colofón natural con la presentación del Belén de los Marqueses de Belas: una espectacular escenografía (conocida como "maquineta" en Portugal) del barroco tardío que mejor sintetiza esta historia, ejecutada según un proyecto del Setecientos y terminada por Laborão en la primera década del siglo XIX.

 

 

 

Fotografías superiores de Santiago Rodríguez López

 

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