LA SAGRADA FAMILIA DE SANTA CRUZ DE LA PALMA

José Guillermo Rodríguez Escudero (29/12/2010)


 

 

El 10 de Noviembre de 1664, el licenciado Melchor Brier y Monteverde -Visitador General del Obispado- había dispuesto que la entonces Ermita de Nuestra Señora de las Nieves se alargase unos 20 pies y que sus paredes se aumentaran en proporción. Fernández García, en su premiada obra sobre el Real Santuario palmero, informa de que esto “se basaba en que era insuficiente para acoger a los fieles que concurrían el día de la Virgen y en tiempo de cuaresma”. El propio investigador palmero aseguraba que todas las reformas y edificaciones que durante años tuvieron lugar en este sacro recinto, siempre fueron ejecutadas en el mismo sitio. Es decir, que la Iglesia de Nuestra Señora de Las Nieves nunca estuvo situada en otro lugar, “sino siempre con reformas dentro del mismo núcleo”.

Se cree que este santuario se fundó o superpuso sobre un lugar sagrado para los aborígenes. El primitivo oratorio tenía, sin embargo, una orientación diferente al edificio actual, de manera que, en su largo, “quedó de capilla mayor y sacristía actual, en su ancho”. De esta manera, el medio punto de cantería que aún hoy podemos apreciar era el primigenio altar de la ermita de la Patrona de La Palma, fabricada por Antón Pérez. En él se había colocado en el año 1696 un cuadro de medio punto que representa a la Sagrada Familia. Fernández García y otros estudiosos lo catalogan como obra de escuela sevillana del siglo XVII. Sin embargo, Pérez Morera decía que es un cuadro en forma de luneto que se adapta a la curvatura del arco, “de influencia murillesca que hemos atribuido al artista Bernardo Manuel de Silva, colocado sobre la cajonería de la sacristía (1697)”.

Esta bella pieza pictórica se llevó a cabo por devoción del sargento mayor y mayordomo Diego de Guisla y Castilla (1634-1718) y su esposa, María Pinto de Guisla. Como perpetuo testimonio de su devoción a la Virgen de Las Nieves y con claro afán de ostentación pública, hizo grabar su nombre en las numerosas obras que hizo en honor a la popular "Morenita" de la isla canaria de La Palma. Es por todo ello que en ambos lados inferiores de esta pintura aparecen los blasones nobiliarios del célebre matrimonio.

La bella pintura sobre lienzo (cuyas medidas son 240 x 145 cm) representa a la Virgen -de suave rostro y de expresión bella y candorosa- con el Niño Jesús, que está jugando con un pajarillo entre sus manos, símbolo del alma del pecador “que busca refugio en Cristo” (Salmo 123, 7). En esta sencilla, tierna y humana composición destacan las dulces miradas de María y José, éste último sentado a su lado y apoyado en el tronco de un árbol que los cobija. Ambos observan amorosamente el juego del Niño. Un rompimiento de gloria como foco irradiante de luz se plasma sobre las cabezas del grupo, desde cuyo centro surge la paloma blanca que representa al Espíritu Santo.

Pérez Morera publica las palabras que el párroco del santuario, José Crispín de la Paz y Morales, decía sobre esta pieza en el año 1920: “posee un cuadro bastante bueno en forma de semicírculo, de autor desconocido, perteneciente a la escuela sevillana. Representa a la Sagrada Familia. En él, la Santísima Virgen ocupa el lado derecho sosteniendo amorosamente al Niño Jesús de bruces, que juguetea con un pajarillo que San José sentado a la izquierda sujeta con un delgado cordel para evitar su fuga”.

Este cuadro nos recuerda la composición pintada por Bartolomé Esteban Murillo para el cenobio de San Francisco el Grande de Sevilla titulada la Sagrada Familia del Pajarito, pintada en el año 1650.


BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto-José. Real Santuario Insular de Nuestra Señora de Las Nieves, León, 1980.

PÉREZ MORERA, Jesús. «Real Santuario Insular de Nuestra Señora de Las Nieves», publicado en Magna Palmensis. Retrato de una Ciudad, CajaCanarias, 2000.

- Idem. Silva. Bernardo Manuel de Silva, Biblioteca de Artistas Canarios, Gobierno de Canarias, 1994.

 

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