EL PRIMER DOLOR

01/01/2007


 

 

Aunque su festividad tiene lugar el 2 de febrero, la Presentación de Jesús en el Templo se halla actualmente considerada como una escena complementaria dentro del ciclo navideño que gira en torno al Nacimiento de Cristo. Según la escena recogida en los Evangelios, el Niño es presentado en el templo como Luz de los Pueblos en brazos de su Madre. Gracias a las profecías del anciano Simeón y de la sacerdotisa Ana, Jesús es reconocido como el Mesías tan esperado de Israel, de ahí que sea llamado "Luz de las Naciones" y "Gloria de Israel".

Al mismo tiempo que la presentación de Cristo, tiene lugar en el templo la Purificación de María, tal y como ordenaba la ley a toda madre que daba a luz un hijo por considerarla que quedaba impura tras el parto. El ritual debía realizarse a los 40 días del alumbramiento y era acompañado del sacrificio de un cordero o dos palomas o pichones, según las posibilidades económicas de cada familia.

Tras la bendición de Simeón, el profeta vaticinó a María su Primer Dolor, el cual anuncia el sacrificio de la cruz que dará lugar a la salvación preparada por el Dios de los cristianos ante todos los pueblos: "Sabe que éste está destinado a ser ocasión de caída y de restauración para muchos en Israel, y como bandera de combate. Tanto que a ti misma una espada te traspasará el alma; por cuanto quedarán al descubierto los sentimientos de todos los corazones" (Lc 2, 34-35). Los Siervos de María convirtieron la profecía de Simeón en la primera de las siete espadas de dolor que atravesaron el corazón de la Virgen.

La Virgen del Primer Dolor procesiona en la Semana Santa de Almería, como titular de la Cofradía del Cristo del Amor. Es obra de José María Hervás Benet, quien la realiza en 1952. No obstante, la representación más popular en nuestro país recibe culto en Cartagena y pertenece a la famosa Cofradía California, de ahí que sea conocida como la "Madre de los Californios". Se trata de una extraordinaria Dolorosa del escultor e imaginero Mariano Benlliure (1946) que vino a sustituir a varias efigies anteriores; la más destacada, la magistral pieza de Francisco Salzillo (1753) que fue lamentablemente destruida en 1936. Realizada para vestir, con la cabeza elevada y los brazos abiertos en busca de consuelo para su aflicción, supone una inteligente revisitación de la desaparecida talla salzillesca, rejuveneciendo sus rasgos y entornando unos ojos vencidos por el llanto.

Por último, mencionar la Bendición de las Candelas, ritual que, a partir de finales del siglo IX o principios del X, va también parejo a la celebración de la Presentación de Jesús en el Templo como modo de simbolizar el caminar del cristiano hacia Jesús, representado como Luz del Mundo.

 

Fotografía de Santiago Rodríguez López

 

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