LAZOS DE SANGRE (XV)

Con información y fotografías de Pedro Ayala Martínez (17/09/2017)


 

 

 

Después de las vacaciones de verano, el pasado miércoles 13 de septiembre, retomando su ciclo de actividades culturales, la archicofradía murciana de la Sangre (Coloraos) inauguró una nueva edición de la exposición Lazos de Sangre, presentando como pieza invitada para el mes de septiembre una Virgen románica del siglo XIII, perteneciente a la escuela francesa y de autoría anónima.

La presentación de esta valiosa talla en madera fue llevada a cabo por Álvaro Hernández Vicente, licenciado en Historia del Arte, máster en Investigación y Gestión del Patrimonio Histórico-Artístico y Cultural, y estudios de doctorado en la Universidad de Murcia (UM) con formación reglada en Heráldica, Genealogía y Nobiliaria por parte del Instituto Español de Estudios Nobiliarios.

 

 

 

La pieza, por su reducido tamaño, debió formal parte de un oratorio particular o una pequeña ermita. Labrada en un solo bloque de madera, tiene cierta similitud con la Madonna de Monserrat. No conserva ya policromía, si bien en ciertas zonas queda restos, por lo que sabemos estuvo policromada en el pasado.

Hernández Vicente invitó a los asistentes en el acto de inauguración a hacer un viaje al pasado, remontándose a la Edad Media para explicar el porqué del abandono de la belleza de los cánones clásicos de Roma y Grecia en el mundo románico. El hieratismo de la talla es propio de los artistas románicos, que no estaban interesados en trasmitir la belleza de María o la de su hijo, sino presentar a Jesús como Dios, no humanizarlo sino divinizarlo. La Virgen no hace de madre protectora, no existe comunicación entre ambas figuras. Ella realiza la función de templo, con la única misión de mostrar al mundo cristiano a Cristo como único Dios.

 

 

 

El Niño con su mano izquierda sostiene el orbe, mientras con la derecha, en parte perdida, bendice a los fieles que lo contemplan u oran a sus plantas. La Virgen, sentada sobre una sencilla banqueta que hace la función de trono, lo sostiene en su regazo, agarrándolo con su mano izquierda por la cintura. En el brazo izquierdo se conserva la espiga que anclaría la mano, hoy desaparecida, con la que también sujetaría un orbe.

El simulacro debió de realizar funciones de relicario por los orificios en la cavidad que tiene en el dorso, si bien la trasera, que ejercía la función de puerta, no ha llegado hasta nosotros. Ambas figuras portan coronas reales, terminadas en flores de lis como símbolos de su realeza. Las dos son hieráticas, tienen la mirada perdida.

 

 

 

La pieza invitada podrá ser visitada hasta el próximo 8 de octubre, en horario de martes a sábado de 10:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00 horas, y los domingos de 10:00 a 13:30 horas. En los Bajos del Martillo, situado en la Glorieta de España de Murcia, justo con el resto de obra del patrimonio de la Archicofradía de la Sangre.

 

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