EL CRUCIFICADO DE LA IGLESIA DE SANTA EULALIA DE MURCIA

Margarita M. Estella (04/11/2008)


 

 

El Cardenal Belluga, que vivió en Roma hasta su muerte en 1743, envió un año antes este Crucificado en mármol a la iglesia murciana de San Nicolás. De la pieza se dijo que procedía de Italia aunque otra noticia aclaró que se lo habían mandado a Belluga cuando estaba en Nápoles desde Palermo (1)

El mármol rosado del Cristo, que ahora se guarda en la iglesia de Santa Eulalia de Murcia, se corresponde con el típico material utilizado por maestros sicilianos al que los especialistas italianos llaman alabastro, mármol alabastrino o alabastro incarnato, según aclara Salvatore Anselmo (2)

Entre los escultores de los que habla recuerda en algunos detalles a los que aparecen en obras de Andrea Tipa Drepanensis, del que tenemos alguna obra en España, y alguna de las esculturas que estudia del círculo artístico siciliano de por estas fechas de mediados el siglo XVIII presentan cierta semejanza con el Cristo murciano, en, por ejemplo, el tratamiento de la tela del paño de pureza en pesados y abultados pliegues sinuosos que aparecen en la Inmaculada Concepción atribuida al hermano de Andrea, Alberto Tipa, en la iglesia Madre de Petralia Sottana (Palermo).

Estos datos creo que permiten clasificar el Cristo del templo murciano de Santa Eulalia como una obra siciliana del siglo XVIII pero hay que tener en cuenta que, no obstante lo dicho respecto al plegado de las telas, su modelo se ajusta muy exactamente al utilizado por escultores napolitanos, de cronología algo anterior, como pudiera ser Nicola Fumo o quizás mejor Jacopo Bonavita a cuyo Cristo conservado en el Museo de Pamplona, procedente de Urbasa, recuerda mucho. Las mutuas e íntimas relaciones artísticas de Nápoles con Sicilia pueden explicar dicho parecido (3).

 

 

El análisis del Crucificado murciano se hizo pensando que al ser su donante el Cardenal Belluga, el mismo que envió a España el Cristo a la Columna del Museo Arqueológico Nacional, podría ayudar a la identificación de la escuela a la que pudiese pertenecer este último pero así como nos parece clara la sugerida para el Cristo murciano, no parece que lo dicho pueda aplicarse al Cristo del Museo Arqueológico, de un mármol muy blanco, de estilo con claros recuerdos miguelangelescos pues no creemos que pueda atribuirse a Rafael.

No se descarta, no obstante, que dada la difusión de los modelos de Miguel Ángel en el tiempo y en el espacio, la obra de Madrid pudo ser realizada por otro artista del sur de Italia, incluida Sicilia por su conocida producción marmórea desde los años de Antonello Gagini del que se dice, sin pruebas documentales, que estuvo en el taller de Miguel Ángel y cuya obra se prolonga por sus sucesores a lo largo de todo el XVI (4).

Pero también, y según los documentos mencionados que dicen que dicha pieza (imágenes inferiores) fue adquirida en la ciudad de Roma, puede ser, efectivamente, obra de un artista romano del siglo XVI. La bibliografía sobre el tema no es demasiado abundante y no se localiza con facilidad por lo que habrá que esperar a un estudio posterior para intentar una clasificación más ajustada de esta interesante pieza.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) Huellas, Catedral de Murcia. Catálogo de la Exposición, 2002. 236.

(2) ANSELMO, Salvatore, "Lo scolpire in tenero i piccoli nelle Chiesa Madre de Petralia Sottana", Interventi sulla "Questione Meridionale". Saggi di Storia dell'Arte, A cura de Francesco Abbate. Centro Giovanni Previtali, Roma, 2005, 129-138.

(3) ESTELLA, Margarita, "La Escultura Napolitana en España: comitentes, artistas y dispersión", La Scultura meridionale in Etá Moderna ne suoi Rapporti con la Circolazione Mediterránea, Convegno Internazionale, Universitá degli Studi di Lecce, junio 2004, Universitá del Salento, Lecce 2007, II, 93-122: fig. 18.

(4) KRUFT, Hanno-Walter, Antonello Gagini und seine Söhne, Manchen, 1980.

 

 

Fotografías de Murcia de Santiago Rodríguez López

 

Nota de La Hornacina: Extracto del artículo "Adiciones y rectificaciones a noticias sobre
sobre esculturas italianas en España", publicado en AEA, LXXXI, enero-marzo 2008, pp. 17-30.

 

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