EL RESUCITADO DE JUAN DE MESA PARA AYAMONTE

08/09/2012


 

 

 

La Cofradía del Santo Entierro y Soledad de Ayamonte (Huelva) fue fundada el 9 de julio de 1550 por doña Teresa de Zúñiga, duquesa de Béjar y segunda marquesa de Ayamonte, quien mandó construir capilla y dependencias propias para la misma, anexas a la Iglesia de San Francisco. Dicha corporación centraba su veneración en el misterio de la sepultura de Cristo y la Soledad de su Madre, pero también cerraba el ciclo pascual con la procesión de Jesús Resucitado y María Santísima de la Soledad vestida de blanco.

La cofradía gozaría de gran estabilidad en los siglos posteriores a su fundación hasta la llegada de los procesos desamortizadores, tras los cuales apenas ejerció actividad alguna debido a la secularización del inmueble donde estaba establecida. Lo mismo le ocurrió a la Cofradía de la Vera Cruz y Nuestra Señora de Guía, afectada no solo por la Desamortización del año 1835 sino también por la desaparición de la comunidad franciscana en Ayamonte, en cuyo monasterio fue fundada el 5 de marzo de 1550. Los directivos de ambas hermandades de penitencia deciden el 27 de octubre de 1872 reorganizarlas y fusionarlas en una sola cofradía, que desde entonces adopta el título de Hermandad del Santo Entierro, Soledad y Cristo de la Vera Cruz.

En 1893 la cofradía adquiere su actual capilla en el interior del templo franciscano. La antigua Capilla de la Soledad, anexa como hemos dicho al mismo, fue reinaugurada el 11 de mayo de 1997 como Casa-Museo. Desde entonces comienza una labor cultural-lúdico-religiosa con la exposición permanente del patrimonio de la hermandad. El 11 de junio de 2007 se produjo su reapertura tras un intenso proceso de reforma y ampliación con el fin de ofrecer una mejor exposición y conservación de los enseres para disfrute de los visitantes.

 

 

 

La pieza más interesante de la Casa-Museo, en cuanto a escultura se refiere, es la cabeza del Cristo Resucitado que, de entrada, podríamos identificar con la que se menciona en el testamento del escultor cordobés Juan de Mesa, fechado el 26 de noviembre de 1627. En dicho documento se dice que la imagen estaba "a medio hacer" en el momento de su muerte y que fue contratada por 900 reales con la entonces marquesa de Ayamonte, que por fechas podría tratarse de doña Brianda de Zúñiga, quien curiosamente también falleció ese mismo año en un accidente ocurrido en la Alhambra granadina, no sabemos si antes o después de la muerte de Mesa.

Sin embargo, los actuales responsables de la cofradía ayamontina catalogan el Resucitado como una pieza del año 1624 que formaba parte de sus desfiles. Según esta versión, debemos suponer que la escultura estaba completamente acabada a su llegada a la localidad onubense, donde formaría parte de la citada procesión gloriosa con la Virgen de la Soledad. Es una lástima que, a diferencia de los otros titulares, no se conserve documentación fotográfica del Resucitado antes de la Guerra Civil (al menos no públicamente) que nos permita ratificar lo anterior, ya que la deteriorada testa que actualmente se exhibe en la Casa-Museo es lo único que se conserva tras los destrozos intencionados del año 1936.

A pesar de los repintes y las mutilaciones sufridas en el rostro y los cabellos del Resucitado, los signos mesinos son perfectamente reconocibles en la resolución de ojos y orejas, la organización del pelo con el característico copete heredado del maestro Montañés, y los rizos ensortijados de la bífida barba. El golpe en los labios nos permite apreciar con suma claridad la resolución interior de los dientes, típica también del cordobés. Aunque algunos autores han querido ver en este simulacro una inspiración en el Resucitado que Mesa talló en 1620 para la Iglesia de San Vicente del municipio sevillano de Tocina, obra menor dentro de su trayectoria artística, no cabe duda que el Cristo ayamontino, al menos en lo que se refiere al fragmento conservado, posee identidad propia y un acabado más interesante, además de un mayor tamaño por lo que se deduce de sus volúmenes.

 

Fotografías de Santiago Rodríguez López

 

Nota de La Hornacina: nuestro agradecimiento a la Muy Antigua, Real e Ilustre Hermandad Franciscana de Penitencia de la Vera Cruz, Santo Entierro de Cristo y María Santísima en la Soledad de Ayamonte (Huelva) por la información y las facilidades prestadas.

 

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