ADQUISICIÓN DE UNA OBRA DE ANTONIO JOLI
PARA EL MUSEO NACIONAL DEL PRADO DE MADRID

10/11/2011


 

 
 

Visita de la Reina María Amalia de Sajonia al Arco de Trajano en Benevento

Antonio Joli
Hacia 1759
Óleo sobre lienzo
77,5 x 131 cm
Museo Nacional del Prado de Madrid

 

Visita de la Reina María Amalia de Sajonia al Arco de Trajano en Benevento es un paisaje arquitectónico pintado hacia 1759 por Antonio Joli, pintor de escenografías teatrales y de vedute. Junto a esta obra, donada este año por la Fundación Amigos del Museo del Prado, se exhiben en el Museo Nacional del Prado de Madrid las tres pinturas del propio artista conservadas en el mismo, junto a algunos paisajes y vistas de sus predecesores, como Panini y Vanvitelli, además de un grupo de aguafuertes, dos de ellos de mano de Piranesi, y también de un retrato de la reina María Amalia de Sajonia, de Giuseppe Bonito.

Este conjunto ayudará al público a contextualizar la nueva obra de Joli en las colecciones del Prado y a comprender la peculiar concepción de este paisaje arquitectónico, en el que se refleja la novedosa actitud intelectual con la que los viajeros del Gran Tour de su época se acercaron a los monumentos de la Antigüedad, y en el que se pronuncia también, a través de la presencia de la reina y de un artista dibujando, sobre la importancia del mecenazgo para la conservación y divulgación del arte clásico.

Las tres pinturas de Joli, expuestas junto a la nueva obra del artista que ingresa ahora en las colecciones del Prado, muestran la múltiple habilidad paisajista del pintor al unir a la veduta descriptiva y topográfica en la representación de sucesos históricos, así como al documentar con vivacidad solemnes actos oficiales. Fechados también en 1759, dos de los amplios paisajes representan la partida a España de los reyes de Nápoles y de Sicilia, Carlos de Borbón y María Amalia de Sajonia, para suceder a Fernando VI en la Corona Española. El tercero ilustra la abdicación de Carlos de Borbón, futuro Carlos III de España, en su hijo Fernando, que representa el único interior conocido del artista.

Además, un grupo de vistas y paisajes arquitectónicos permite ver el distanciamiento de Joli de los conceptos desarrollados por sus predecesores artísticos, como la vista descriptiva y topográfica de la bahía napolitana de Chiaia, de Juan Ruiz; el paisaje ideal de ruinas de Giovanni Paolo Panini, maestro de Joli, habitado por personajes de época romana; el paisaje de aire poético representado en La Gruta de Posillipo de Gaspar Vanvitelli, que refleja todavía la percepción literaria, por parte de los viajeros del Gran Tour, de los paisajes italianos descritos por ejemplo por Virgilio; y la veduta de carácter sublime desarrollada por Giovanni Battista Piranesi y representada en dos estampas de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, una de las cuales representa el mismo Arco de Trajano de Benevento.

A estas obras se suman dos estampas de la prestigiosa publicación Le Antichità di Ercolano Esposte (1757-1792) auspiciada por Carlos de Borbón, a través de la cual se difundieron por toda Europa las antigüedades excavadas en Herculano y Pompeya. Se representa también, en un retrato de Bonito, a la reina María Amalia de Sajonia que, educada en la "Florencia del norte", como se denominó la corte de Dresde por su brillante vida artística, fue conocida por su refinado gusto hacia las antigüedades clásicas.

 

 
 

La Gruta de Posillipo (Nápoles)

Gaspar Vanvitelli
Primer tercio del siglo XVIII
Óleo sobre lienzo
32 x 37 cm
Museo Nacional del Prado de Madrid

 

En la obra Visita de la Reina María Amalia de Sajonia al Arco de Trajano en Benevento, bellísimo paisaje ubicado en la antigua ciudad romana de Benevento, situada en la región italiana de Campania, se perciben los avances alcanzados por Joli en el paisajismo arquitectónico durante el viaje con Lord Brudenell, al reflejar la novedosa actitud intelectual con que los viajeros de su época se acercaron a los monumentos de la Antigüedad. A través de la presencia de la reina y de un artista dibujando unos relieves antiguos, se pronuncia también sobre la importancia del mecenazgo para la conservación y divulgación del arte clásico y se elogia en general la protección regia a las artes.

En este austero paisaje, envuelto en la luz de la mañana ya avanzada y escasamente habitado por figuras de pequeño tamaño descritas con detalle, destaca el portentoso arco triunfal dedicado a Trajano y adornado con grandes relieves narrativos que glorifican las hazañas del emperador. Uno de los arcos triunfales mejor conservados, fue levantado en el año 114 y encabezó la Vía Trajana construido bajo este emperador para conectar Roma con Brindisi, que se convirtió en puerta del Imperio Romano hacia Grecia y el Oriente. Aquí aparece circundado por los restos del célebre teatro romano de la ciudad, mientras una columnata que se alza a la derecha puede referirse a uno de los desaparecidos templos romanos de Benevento consagrados a Isis y a Hércules y documentados a través de distintos elementos escultóricos. También se aprecian dos relieves, que se han conservado hasta la actualidad. Uno de ellos representa una escena de Aquiles y Pentesilea, aunque en el siglo XVIII se consideraba como El Rapto de las Sabinas, episodio mitológico de la historia de la fundación de Roma. El otro relieve muestra un jabalí fajado, parte del escudo de Benevento y relacionado con Diomedes, el mítico fundador de esta ciudad, que había participado en la célebre Cacería de Calidón y traído a Benevento los dientes de la bestia como reliquias.

Como modelos de los monumentos y relieves representados, excepto la columnata de su invención, Joli se ha servido de las estampas publicadas en 1754 en el Thesaurus Antiquitatum Beneventanarum de Giovanni de Vita. Sin embargo, incluyó a un artista dibujando los relieves e instruido por un versado personaje, escena que refleja el moderno estudio arqueológico de la Antigüedad, protegido aquí por María Amalia de Sajonia, posible destinataria del cuadro. La soberana, acompañada por un pequeño cortejo y por el marqués de Tanucci que aparece a su lado, primer ministro y gran conocedor de la Antigüedad, escucha a un entendido que le explica precisamente la columnata inventada por Joli. A través de este detalle, se relaciona sutilmente al artista con la reina, al aludir tal vez a Hércules como antecedente mítico de los reyes, o a la reina y diosa egipcia Isis, considerada modelo simbólico de las reinas desde los tiempos de los faraones. Tal vez, la columnata de orden dórico recuerda también el debate sobre la relación entre los estilos arquitectónicos griego y romano, que fue impulsado por el redescubrimiento de los templos dóricos de Paestum, pintados por Joli en el mismo año de 1759. Fueron elogiados por su sencillez por los arquitectos neoclásicos y los modernos arqueólogos e historiadores, como Winckelmann, que pocos años después definió la arquitectura griega, dórica, como el origen de los estilos arquitectónicos posteriores. La presencia de la reina en el cuadro motivó posiblemente también que la fachada visible del Arco de Trajano corresponda a la fachada urbana del mismo, aunque en realidad, el monumento está visto desde el campo, perspectiva que garantiza en cualquier caso su visión exenta y un panorama de gran amplitud. La temática de los relieves de la fachada urbana alude a la paz y a la prosperidad, mientras que por la fachada del campo se distribuyen las escenas marciales, fachada representada en el aguafuerte Veduta dell´Arco di Benevento nel Regno di Napoli, de Giovanni Battista Piranesi (1773-1778), que se expone, junto con el cuadro de Joli, en una estampa de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid.

 

 
 

Veduta dell´Arco di Tito

Giovanni Battista Piranesi
Hacia 1771
Aguafuerte
47 x 41 cm
Biblioteca Histórica. Universidad Complutense de Madrid

 

Joli, en Visita de la Reina María Amalia de Sajonia al Arco de Trajano en Benevento (que será exhibida hasta el 26 de febrero de 2012), hizo resaltar la realidad objetiva cada vez más buscada en este tipo de paisajes en la segunda mitad de ese siglo, lo que no le impidió el empleo de los sugestivos recursos del paisajismo, como los bellos efectos de la luz del sol, ni aprovechar las libertades compositivas que ofrece el capricho arquitectónico. A través de estos recursos, Joli ennobleció la ciencia de la arqueología y pudo involucrar su elogio de la protección regia a las artes y su conservación.

Discípulo del perspectivista Raffaello Menia-Rinaldi, Antonio Joli (Módena, hacia 1700 - Nápoles, 1777) se estableció en 1720 en Roma, donde entró en el taller de un miembro de la familia Galli-Bibiena. Contactó con Giovanni Paolo Panini, que le haría interesarse por las vistas arqueológicas y trabajó como pintor de escenografías en Módena y Perugia. En Venecia, ciudad a la que fue en 1735, entró en contacto con Canaletto y Bellotto y trabajó de nuevo como escenógrafo. Incesante viajero por Europa, pasó por Alemania e Ingla­terra, residiendo en Londres desde 1744 hasta 1748. Fue contratado como pintor de esceno­gra­fías teatrales, elaborando vistas decorativas. Al fallecer el boloñés Giacomo Pavia en Madrid, Joli fue llamado por el castrato Farinelli en 1750 para trabajar durante los cuatro años siguientes en las tramoyas de las óperas representadas en los distintos sitios reales.

De vuelta a su país, en 1755, se convirtió en uno de los socios fundadores de la Academia de Pintura y Escultura de Venecia. Se estableció en 1759 en Nápoles, donde presenció la partida del futuro Carlos III de España, dando testimonio de ese acontecimiento a través de las vistas que guarda el Museo del Prado. De estos lienzos existen cuatro copias, tres conservadas en el Museo Nazionale di San Martino de Nápoles, en el Palazzo della Prefettura de la misma ciudad y en el Kunst­historisches Museum de Viena y la cuarta en la Embajada de España en Lisboa (desaparecida en el incendio de la misma en 1975). Joli es un vedutista con capacidad analítica para los paisajes urbanos y las vistas topográficas, muy próximo a Caspar Vanvi­telli y a Canaletto. Como aquéllos, procura hacer reproducciones fieles de lo visible y de los acontecimientos cívicos y religiosos, tal como es el caso de Embarco de Carlos III, en Nápoles y Salida de Carlos III del Puerto de Nápoles, Vista desde el Mar. Entre sus cuadros de caballete, muy apreciados por los viajeros del Grand Tour, destaca la serie de vedute de Nápoles, encargada por Lord Brudenell (colección particular) y las vistas de los templos griegos de Paestum (Palacio Real de Caserta). 

 

 
 

Embarco de Carlos III en Nápoles

Antonio Joli
1759
Óleo sobre lienzo
128 x 205 cm
Museo Nacional del Prado de Madrid

 

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