LA ICONOGRAFÍA DE CRISTO ABRAZANDO A SAN BERNARDO EN HUESCA

20/08/2023


 

 

San Bernardo de Claraval es un santo de origen francés perteneciente al Císter. Es el patrón protector de la orden, que a partir del siglo XVI toma el nombre de "monjes bernardos", ya que a Bernardo se debe la plenitud espiritual y normativa cisterciense y el impulso definitivo para su expansión por Francia y por el resto de Europa. Conocido por su capacidad como orador, poeta y teólogo, San Bernardo fue, en el ámbito religioso, una de las personalidades más destacadas de su época, y es considerado, junto a San Benito de Nursia, padre del monacato occidental.

La devoción a San Bernardo no solo se circunscribe a los monasterios y granjas cistercienses, sino que también podemos encontrarla vinculada a otras órdenes, como los templarios (a quienes redactó la regla que les regía), a los cartujos (por su buena relación con San Bruno) y, en el caso de España, a la orden militar de los caballeros de Montesa. Así mismo, su rigor en la defensa de los dogmas de Fe y, particularmente del de la Santísima Trinidad, así como sus escritos sobre María, garantizaron la presencia de su iconografía en toda clase de iglesias, parroquias, ermitas, etcétera. 

 

 

Como varios autores se han encargado de señalar, la rica tradición hagiográfica sobre San Bernardo hizo proliferar en las décadas del siglo XII siguientes a su canonización (1174) una serie de tipos iconográficos bernardianos que fueron desarrollándose progresivamente hasta constituir un corpus figurativo cuya influencia se dejaría sentir en la de otros santos posteriores, como San Francisco y Santo Domingo de Guzmán.

Dentro de las usanzas místicas bernardianas, las apariciones tanto de Cristo como de María fueron una constante. De la serie de visiones bernardianas, los programas iconográficos del santo insistieron en la célebre "Lactatio" de la Virgen y en el abrazo de Cristo descolgado de la cruz o "Amplexus", relatado en la obra "Exordium Magnum Cisterciense", escrita en el siglo XIII por el abad Conrad de Eberbach.

En la obra de Eberbach se recogen los primeros años del Císter y algunos episodios de la vida de San Bernardo como el "Amplexus". Según narra esta hagiografía, cuando el abad Menardo fue a visitar al santo se lo encontró rezando ante un crucifijo y vio como mientras el santo "lo adoraba y besaba con ardiente devoción (...) la Divina Majestad, desclavando sus brazos de los extremos de la cruz, parecía abrazar al siervo de Dios y estrecharlo contra su pecho".

 

 

El 21 de agosto de 1650, el mercader Bernardo Lasala concertó con Cristóbal Pérez, mazonero vecino de Huesca, la realización de un retablo escultórico para su capilla dedicado al santo de su nombre, San Bernardo. Dos documentos de mediados del siglo XVIII revelaron al historiador Federico Balaguer el nombre del artífice que trabajó el retablo. Desde el momento de su diseño y su materialización esta pieza ha ocupado un lugar muy destacado en el excelente conjunto retablístico conformado en la colegiata oscense de San Lorenzo.

El retablo se doró muy pronto por Francisco Gutiérrez y estaba totalmente terminado en 1654, fecha de la que quedó constancia en la propia obra. En su cuerpo principal figura un gran casetón con artesonado y dos imágenes, una de Cristo y otra de San Bernardo, que conforman un bello y expresivo conjunto escultórico. Jesús tiene ya los brazos encima de los hombros del santo, que arrodillado y con sumo deleite se dispone a recibir el abrazo místico de Cristo. El autor del retablo, Cristóbal Pérez, tiene en su haber una larga lista de trabajos de excelente factura realizados en Huesca.

 

 

Fotografías de Pichi Gardel

 

FUENTES

CARMONA MANUELA, Juan. Iconografía de los santos, Madrid, Istmo, 2003.

CARRERO SANTAMARÍA, Eduardo. "El monasterio leonés de Santa María de Sandoval y la iconografía de San Bernardo ante el Crucificado y Jesús Niño", en De Arte. Revista de Historia del Arte, n º 1, Universidad de León, 2002.

FONTANA CALVO, María Celia. "Los retablos del santo Cristo y san Bernardo de la iglesia laurentina oscense: la escultura al servicio de la verdadera fe", en Argensola, n º 129, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2019.

 

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