El 15 de agosto se celebra el día de la Asunción de la Virgen, motivo por el que en el Museo Diocesano de Jaca han elegido como pieza del mes esta obra de temática mariana. La Virgen con el Niño procedente de Lastiesas Bajas es una escultura románica de bulto redondo fechada entre los siglos XII y XIII.

Según los documentos sacados a la luz por Felipe García Dueñas, archivero del Obispado, la talla fue realizada para la antigua ermita dedicada a la Virgen que se encontraba en el lugar donde actualmente se levanta el templo parroquial de la localidad. En un momento en que la ermita amenazó ruina, los vecinos de Araguás del Solano salvaron la imagen y la alojaron en su iglesia para poder seguir venerándola.

En el siglo XVIII, en el lugar de la antigua ermita de Lastiesas, se levantó la actual parroquial y al encargar el retablo mayor se proyectó una hornacina en la parte superior para albergar esta talla, de modo que presidiera la nueva iglesia como desde antiguo había presidido la vieja ermita.

A lo largo de los siglos esta imagen ha gozado de gran veneración, prueba de ello fue la instauración de una cofradía en su honor que cada primer domingo de septiembre acudía a venerarla.

Esta talla responde al modelo románico de Virgen Theotokos, según el cual la Madre aparece sentada en un trono sujetando al Niño Jesús en su regazo. La Virgen extiende su brazo derecho hacia delante, reforzando la idea de que ella misma sirve como trono para el Divino Infante, y sujeta en su mano un pequeño objeto esférico símbolo de la soberanía de su Hijo sobre el mundo.

Ambos personajes se caracterizan por su disposición frontal aunque se pierde la absoluta rigidez de piezas anteriores al apoyar María la mano izquierda en el costado de su Hijo en un gesto protector. Por su parte, Jesús bendice con la diestra y sujeta un libro cerrado en la mano izquierda. Los dos visten túnicas talares doradas y María cubre su cabeza con un velo de color azul adornado con motivos vegetales dorados.

La talla presentaba sucesivos añadidos de yeso y policromía, así como levantamientos de la capa pictórica debidos a diversos ataques de insectos xilófagos. Este delicado estado de conservación motivó en febrero de 2014 la puesta en marcha de una campaña de crowdfunding para conseguir, mediante financiación voluntaria y anónima por parte de la sociedad, los 2.500 euros necesarios para restaurar esta obra de arte que permanecía en los fondos del museo de modo que se pudiera garantizar su conservación y exposición.

Gracias a la generosidad de numerosas personas en tan sólo un mes el Museo Diocesano de Jaca recaudó el importe necesario y se acometió la restauración de la pieza, que desde febrero del año 2015 ha quedado expuesta de forma permanente como símbolo colectivo de amor por el patrimonio.