SEBASTIÁN SANTOS Y LA ICONOGRAFÍA DE LA DIVINA PASTORA

22/11/2020


 

 
 
F1 - Relieve para el estandarte de la Divina Pastora de Capuchinos (Sevilla)
Foto: David Infante

 

El fervor a esta advocación de la Virgen María siempre impactó con gran fuerza en Sebastián Santos. A ello contribuyó de manera fundamental su director espiritual, el padre Juan Bautista de Ardales, al cual dedicó en 1945 un bellísimo busto de terracota dorada y policromada (F2), cuya cabeza de suave modelado y bella expresión adolescente, es sin duda lo más característico de la obra y representa los ideales estéticos e iconográficos que de la Divina Pastora inculca al artista onubense el mencionado fraile capuchino.

La iconografía en manos de Sebastián Santos tiene clara influencia, en la composición y demás detalles morfológicos, de la antigua iconografía de esta advocación existente en el convento de los capuchinos de Sevilla y más concretamente de las obras del gran pintor y paisano de Santos, Alonso Miguel de Tovar. De hecho, dentro del variado repertorio de imágenes que Santos realizó a lo largo de toda su vida para la Congregación de Capuchinos de Sevilla, la mayoría están dedicadas a la imagen de la Divina Pastora.

 

 
 
F2 - Busto de la Divina Pastora para los Padres Capuchinos de Sevilla
Foto: Sergio Cabaco
 
 
 
 
F3 - Divina pastora dormida para los Padres Capuchinos de Sevilla
Foto: Sergio Cabaco

 

El citado busto de terracota, de fuerte cariz inmaculista, pudo verse en la retrospectiva Sebastián Santos. Creador de imágenes (ver enlace), clausurada ayer con gran éxito en la Sala de la Provincia de la Diputación Provincial de Huelva. Junto a ella pudo admirarse una representación de la Divina Pastora dormida (F3), firmada y fechada el 20 de junio de 1940, que Santos dedicó a su amigo y director espiritual Juan Bautista de Ardales. Esta pieza también se conserva en el convento sevillano de los padres capuchinos.

El sueño de la pastorcita, tallada en madera de ciprés, nos pone de manifiesto la exquisita sensibilidad compositiva del escultor. La cabeza es un retrato de Rosarito, la hija de los marqueses de Villapanés, una familia también estrechamente unida al padre Ardales. Al igual que el busto de terracota, la pastorcita se acompaña de dos ovejas, a las que en este caso abraza mientras duerme sobre una piel de cordero. Completa el conjunto un sombrero adornado con flores, el báculo y de nuevo una alegoría a la Inmaculada Concepción.

 

 
 
F4 - Divina Pastora (Aracena)
Foto: Sergio Cabaco

 

Con destino a la Hermandad de la Divina Pastora con sede en el convento sevillano de Capuchinos, Sebastián Santos realizó un altorrelieve para el óvalo central del magnífico simpecado procesional (F1 y F5) que muestra a la Divina Pastora llevando en brazos al Buen Pastor, quien instituye la eucaristía. Ambas figuras aparecen rodeadas de ovejas, un ángel y cabezas aladas de querubines, en un paraje campestre que se corresponde con la visión transmitida por Fray Isidoro de Sevilla de cara a sus predicaciones.

Dicho simpecado, en azul pavo, está bordado en plata por las monjas del convento sevillano de Santa Isabel. La rica pieza de orfebrería que lo enmarca fue cincelada en plata por Seco Velasco (1949, mientras que el asta rematada por la cruz de guía es obra de Manuel de los Ríos (1989).

La titular de la Hermandad de Capuchinos, como hemos dicho un icono de referencia para Santos a la hora de llevar a cabo esta iconografía, fue tallada en 1802 por José Fernández Guerrero, profesor de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, para sustituir a una obra anterior labrada en 1795 por Cristóbal Ramos, autor del Divino Pastorcito (Buen Pastor Niño) que la acompaña llevando un cordero sobre sus hombros. Dicho simulacro fue intervenido por Santos en la década de 1950 y en 1982 por su discípulo y amigo Francisco Buiza.

 

 
 
F5 - Relieve para el estandarte de la Divina Pastora de Capuchinos (Sevilla)
Foto: David Infante

 

El esquema compositivo y la morfología de la imagen de José Fernández Guerrero los repite Santos en la Divina Pastora (1965) que se conserva en el templo del Carmen de Aracena (Huelva), una obra (F4) en la que el escultor introduce su sello personal en la estructura del óvalo facial, en la talla del cabello y las manos. Para los ropajes Santos emplea las telas encoladas y policromadas, técnica que domina con gran maestría y que ya practicó en 1960 en otra espléndida Divina Pastora, la del convento capuchino de Antequera (Málaga).

Otra destacada interpretación de la Divina Pastora por parte de Santos es la de Zalamea la Real (Huelva), de 1938, en madera policromada para vestir, con brazos y piernas articulados, muy distinta a las anteriores al estar basada en la imagen destruida en la Guerra Civil. Asimismo, sobresale otra de 1937, de dimensiones muy reducidas, en terracota, que también se conserva en los capuchinos de Sevilla, cuyo semblante nos remite al Sagrado Corazón de Jesús del Seminario de Huelva, una de las primeras obras del escultor.

 

FUENTES

SANTOS CALERO, Sebastián. Sebastián Santos Rojas. Escultor-Imaginero, Guadalquivir Ediciones, Sevilla, 2005, pp. 69, 71, 101, 158 y 170.

CALVO LÁZARO, Rocío y RICCA MOLINS, Jesús. Sebastián Santos. Creador de imágenes. 1895-1977 (catálogo de la exposición), Diputación Provincial de Huelva, 2020, pp. 25 y 33.

 

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