REPRODUCEN UN SEPULCRO GÓTICO DESAPARECIDO EN ALCOCER (GUADALAJARA)

04/07/2022


 

 

Entre los numerosos elementos del patrimonio artístico perdidos en Guadalajara a lo largo de los siglos, la inmensa mayoría con ocasión de la Guerra Civil de 1936-1939, destaca el enterramiento de doña Mayor Guillén de Guzmán, la que fuera señora medieval de Cifuentes, de Alcocer y de buena parte de las tierras del valle del Guadiela, en la hoy llamada "Hoya del Infantado".

En el primigenio convento de clarisas en San Miguel del Monte, en Alcocer (Guadalajara) -que después fue trasladado a la localidad en el edificio conventual del que hoy se conservan restos en la calle Dulzura- se enterró, con honores de reina, doña Mayor a su muerte, ocurrida en torno a 1275. Poco después del fallecimiento, su hija Beatriz -reina de Portugal y madre de reyes-, trató con uno de los artistas punteros de la época para que realizara ese enterramiento, propio de la madre de una soberana, de una mujer encumbrada y por muchos motivos destacada. Beatriz de Portugal era hija de Alfonso X el Sabio, amante de doña Mayor Guillén de Guzmán hasta el matrimonio del monarca con doña Violante de Aragón.

En 2013, el profesor David Arbesú publicó el documento -adquirido en 2009 por la Hispanic Society of América, tras ser subastado por Christie's- en el que se estipulaba la realización de la tumba, su forma, sus detalles, su precio, su cronología y otros detalles. De este monumental conjunto nada ha quedado, pues en 1936 desapareció de Alcocer y ya nunca ni nadie ha vuelto a saber nada del mismo.

En el siglo XIII se impuso el modelo de sarcófago romano decorado en los cuatro costados sostenido por pequeños leones que actúan como patas del sepulcro, aunque ya muestran su solemne sentido iconológico que pregona la Fe del muerto en la Resurrección.

Gracias a la publicación de Arbesú, sabemos que el enterramiento de doña Mayor Guillén de Guzmán era, majestuoso, elegante e impresionante a quien lo contemplara. Medía 205 cm de altura y fue tallado en madera, sobre la cual se habría puesto una preparación de escayola para que sirviera de asiento a la policromía. Lástima que solamente pudieran contemplarlo, -y así ocurrió durante seis siglos y medio- las monjas que residían en la clausura del convento de clarisas de Alcocer.

Una de las cosas más sorprendentes del sarcófago es que estaba arropado por un gran tabernáculo decorado con una escena de la Crucifixión en la que aparecían san Juan y la Virgen María junto con dos ángeles. El aspecto sería similar al sepulcro románico que hoy se ve en la iglesia de Santa María Magdalena de Zamora. Nadie lo había mencionado nunca, por lo que debe colegirse que ya a principios del siglo XVIII no existía.

Muy significativa es la descripción de la decoración lateral, que se perdió también hace siglos, pues en 1919 aparecía, en las fotos tomadas por el fotógrafo Ricardo de Orueta, con un feo repinte de calaveras y huesos cruzados. El documento nos dice que los laterales estuvieron decorados de la siguiente manera: en la cabecera, aparecía representada doña Mayor orando a los pies de la Virgen; en los pies, se veía una imagen de doña Mayor en su lecho, vestida con los paños de la orden de Santa Clara, y acompañada de dos ángeles recibiendo su alma, con otro ángel y la Virgen a la cabeza de la difunta; en el lateral izquierdo, la decoración presentaba una escena en la que se veía a doña Mayor en su lecho acompañada de su hija la reina Beatriz de Portugal y sus hijos; y en el lateral derecho, aparecía doña Mayor en su lecho, acompañada de la abadesa, las doncellas del convento y varios nobles, junto a escenas de la vida de San Francisco y Santa Clara. Todo ello pintado, en obra atribuible al artista burgalés Juan González, que es quien firma el contrato y se obliga a hacerlo.

Juan González (Johan Gonçalvez) era pintor en la desaparecida iglesia de Santa María de la Vieja Rúa de Burgos. En Castilla la Vieja hubo una gran escuela de "tombiers" o pintores de sarcófagos (Aguilar de Campoo, Carrión de los Condes, Villalcázar de Sirga, Palanzuelos) y Juan González sería uno de ellos.

Encima del túmulo, aparecía tallada sobre madera de nogal la fundadora, que además se pintó con vivos colores al estilo de la época. La dueña aparecía vestida con hábitos monjiles, las manos cruzadas sobre el yacente cuerpo, y la cabeza apoyada en un almohadón, presentando además cuatro ángeles -dos a los pies y dos a la cabeza- que se mencionan en el contrato, y de los que los que escoltan a la cabeza son turiferarios, esto es, portan incensarios, tal como se ve en la fotografía adjunta que debemos a Orueta.

Finalmente, un detalle muy curioso que aportó el documento hallado por Arbesú, y es que la sepultura se acompañaba de la talla de 30 personas que emparejaban con doña Mayor, 15 a cada lado. El modelo, muy habitual en la época, lo podemos encontrar en el grandioso enterramiento de San Pedro de Osma que hoy se conserva, completo y coloreado, en la catedral de Burgo de Osma (Soria), realizado hacia 1258, poco antes que el de doña Mayor Guillén de Guzmán, y que también vemos junto a estas líneas.

En cuanto al plazo de ejecución, se estipuló en que debería estar acabada la obra en seis meses, y al parecer así se cumplió. Fue en 1277 cuando se hizo esta obra de arte, poco tiempo después de fallecer doña Mayor Guillén de Guzmán, quien lo haría a una edad aproximada de 65 años.

En los días iniciales de la Guerra civil, alguien la cogió del coro de las monjas y se la llevó. Ya nadie sabe nada más. En Alcocer corre la tradición de que se sepultó, bajo tierra, para que no fuera ultrajada, pero nadie sabe dónde, y por lo tanto la pista se ha perdido completamente, y quizás para siempre. En opinión del cronista Antonio Herrera Casado, un día alguien medianamente entendido, se sorprenda al visitar alguna sala de un museo norteamericano, y encuentre esta escultura medieval castellana en madera policromada. Porque así han aparecido otras piezas alcarreñas que creíamos desaparecidas.  

Ahora, gracias al trabajo de Anancus S.L. Producciones Culturales (Ciudad Real) desde el 30 de julio podremos disfrutar en una capilla del templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Alcocer -la "catedral de la Alcarria", templo cuya construcción promovió doña Mayor Guillén de Guzmán- una reproducción del monumento funerario más importante de Guadalajara en la Edad Media.

Coincidiendo con la celebración del VIII centenario del rey Alfonso X el Sabio y la pertenencia de Alcocer a la Red de Ciudades y Pueblos Alfonsíes, el alcalde de esta localidad alcarreña, Borja Castro, encargó hace unos meses a Anancus la realización a tamaño real una copia de esta pieza funeraria.

Basándose en las antiguas fotografías de Orueta, la empresa Anancus -especializada en reproducciones en cualquier material y dimensiones- ha llevado a cabo la copia en resina epoxi. Dichas instantáneas son el único testimonio del que queda constancia sobre este monumento tumular gótico castellano.

 

 

FUENTES

Con información del Ayuntamiento de Alcocer.

HERRERA CASADO, Antonio. "Retrato del sepulcro de Mayor Guillén de Guzmán", en www.herreracasado.com, 17-01-2014.

HERRERA CASADO, Antonio. "Se busca: El desaparecido sepulcro de Doña Mayor Guillén", en www.herreracasado.com, 23-07-1999.

 

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