LAS INMACULADAS ALADAS

08/12/2022


 

 
 
Foto: Jeff Haumeyer

 

No son frecuentes las imágenes o iconos que nos muestren una Virgen con alas. El origen iconográfico de la Mujer alada radica en las miniaturas del Beato de Liébana, fuente de la mayor parte de representaciones apocalípticas en toda Europa. Esta tradición desemboca en las xilografías de Alberto Durero sobre el Apocalipsis (1498), la fuente principal de donde beberán los artistas de la época moderna.

Precisamente uno de esos grabados apocalípticos de Durero nos presenta a una mujer alada enfrentada a la bestia, mientras el Padre Eterno y un grupo de ángeles y un arcángel vigilan y contemplan la escena desde el cielo. Este hermoso grabado reproduce el texto que se encuentra en el libro del Apocalipsis (Ap 12, 1-5 y 13-16). Tradicionalmente se ha identificado a la mujer con la Virgen María. Representa a una mujer joven, embarazada y sonriente. Está cubierta por los rayos del sol, tiene la luna en cuarto creciente a sus pies y su cabeza está coronada por doce estrellas, como indica el texto bíblico. Está dotada de alas de águila, se encuentra enfrentada al dragón al que mira sin temor, las manos están recogidas en actitud de oración. Esta imagen del grabado se convertirá en un referente para la iconografía de la Inmaculada Concepción.

Años después el grabador flamenco Jan Sadeler realizó un grabado sobre el mismo tema en que se ve a la Virgen en vuelo vencedora sobre la bestia. A través de los grabados alemanes y flamencos la imagen de la Virgen del Apocalipsis llegó a España y posteriormente a América. Las primeras representaciones españolas parecen ser la de un grabado salido de la imprenta Guasp de Palma de Mallorca y la que aparece en una ilustración del libro del jesuita Juan de Jáuregui (1583-1641) sobre el Apocalipsis.

No obstante, la evolución del tipo iconográfico de la Inmaculada en España se hizo prácticamente de espaldas a Europa, de forma que salió un tipo genuinamente peninsular. Ello es lo que quizás explique la práctica ausencia de otras formulaciones inmaculistas, en particular la posibilidad de tener una Inmaculada alada.

Una pintura de Rubens (1623-1624) para un retablo de la Catedral de Freising (Alemania), donde se conserva una copia ya que el original se encuentra ahora en la Alte Pinakothek de Múnich (imagen superior), se convirtió en referente para la iconografía de la Virgen del Apocalipsis. Entre los pintores a los que influyó se encuentran los artistas mexicanos de la época colonial, como José de Ibarra y Miguel Cabrera, o el pintor quiteño Miguel de Santiago, considerado uno de los principales artistas de la escuela quiteña del siglo XVII.

 

 
 
Foto: Judith Gandy

 

En contraste con la prácticamente nula recepción de la Inmaculada Concepción alada que tuvo la Península Ibérica, observamos que en Latinoamérica gozó de gran favor. Precisamente en la ciudad de Quito se encuentra la representación más famosa de la Inmaculada Apocalíptica: la Virgen de Quito que está en el centro del retablo mayor de la Iglesia de San Francisco, una talla de madera de apenas 30 cm de altura, policromada y estofada. Es una figura alada con ojos de cristal que tiene las alas desplegadas en actitud de vuelo y elaboradas en plata, al igual que la corona, con la misma técnica de repujado y cincelado. El gesto, los pliegues de los ropajes y el diseño crean un movimiento rítmico y ondulante que da la impresión de que danza y flota por encima de las nubes y de la serpiente que está a sus pies. Las manos, trabajadas por separado, se ensamblan por medio de una espiga que encaja en el espacio que dejan las mangas de la túnica. En ellas se encuentran las inscripciones que revelan al autor y la fecha de conclusión de la talla. En la mano izquierda está el nombre: Bernardo Legarda. En la derecha pone: se acabó en 7 de diciembre de año 734.

En la talla de Legarda el rostro es indudablemente mestizo, el manto se adorna con estrellas y en los filos hay plantas nativas, la túnica está adornada con rosas y otras flores autóctonas, los símbolos que adornan la aureola son claramente de origen indígena. Para algunos autores las alas son de cóndor, el ave más simbólica de los Andes y la mayor del mundo. Todos estos detalles, y otros como el pan de oro que simboliza el sol y las doce estrellas que en la cosmovisión andina representan la preeminencia femenina durante los doce meses del año, hicieron que la Virgen de Quito fuese querida y asumida por la cultura nativa en un eclecticismo intercultural al ser identificada con Mama Quilla (Madre Luna), diosa andina que propicia la fecundidad de la tierra.

A la hora de configurar su obra más conocida, Legarda se inspiró en el mencionado grabado de Sadeler y en una Inmaculada Concepción pintada por Miguel de Santiago, denominada Inmaculada de la Eucaristía, que se encuentra en el convento quiteño de San Agustín. El propio artista tuvo encargos para reproducir la misma imagen varias veces, algunas quedaron en el actual Ecuador y otras viajaron hacia otras zonas de la Real Audiencia como Popayán (imagen inferior). Varias de esas réplicas son de mayor tamaño que la original.

Años después, su más avezado discípulo, otro de los grandes escultores de la escuela quiteña, Manuel Chili, popularmente llamado Caspicara, realizó una copia de la Virgen de su maestro Legarda que actualmente se encuentra en el Museo de Brooklyn (Nueva York).

En el libro del Apocalipsis, la Mujer es dotada de "alas de águila" para huir al desierto, no para combatir, pero aun así, la alada termina imponiéndose como tipo iconográfico cuando se quiere expresar la actitud belicosa, no ya sólo como símbolo en la lucha contra la herejía, sino como combatiente ella misma. Es esta la principal característica que parece poseer la "Mulier amicta sole" alada, sin excluir que la no alada pueda aparecer también como guerrera contra el demonio simbolizado en la sierpe, a veces hasta con una lanza en su mano.

 

 
 
Foto: Museo Arquidiocesano de Arte Religioso de Popayán

 

FUENTES

GARCÍA MAHÍQUES, Rafael. "Perfiles iconográficos de la mujer del Apocalipsis como símbolo mariano (y II). Ab initio et ante saecula creata sum", en Ars Longa, Universitat de València, nº 7-8, 1996-1997.

VILLAVERDE, Xabier. "La Virgen de Quito. Un símbolo de la fe y de la ciudad de Quito", en Colloquia. Revista de Pensamiento y Cultura, Universidad Hemisferios (Quito), vol. 2, 2015.

LOMAS GUALPA, Vanessa y YÁNEZ MORETTA, Patricio. "Análisis histórico e iconográfico de un elemento de turismo cultural: la Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo", en RICIT. Revista Turismo, Desarrollo y Buen Vivir, Universidad Internacional del Ecuador (Quito), nº 14, 2020.

 

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