EL TRAJE DE LOS NAVÍOS DE LA VIRGEN DEL PINO

14/05/2020


 

 

Algunas de las principales devociones marianas de las Islas Canarias parecen de ascendencia hispalense. Así sucede con la desparecida Virgen de Candelaria, la Virgen de las Nieves de La Palma o la grancanaria Virgen del Pino. Sería en la segunda mitad del siglo XVI cuando el desarrollo vertiginoso del "gran taller" escultórico sevillano, haría llegar sus creaciones en una intensidad superior a la primera mitad de la centuria.

La efigie patrona de Gran Canaria, Nuestra Señora del Pino, fue catalogada por José Hernández Díaz como obra del taller de Jorge Fernández, estimación que sigue gozando de plena validez y que historiadores como Francisco Herrera García han seguido compartiendo en sus estudios sobre la imagen, a pesar de la inteligente sugerencia de Lorenzo Santana, que postula su manufactura en las islas por el tallista de origen flamenco, Maestre Ruberto. Sin pretender enjuiciar tales propuestas, no olvidemos que algunas fuentes consideradas válidas insisten en que la Virgen del Pino "fue traída de España". Como quiera que sea, sus rasgos estilísticos son trasunto del lenguaje borgoñón utilizado por Fernández en Sevilla.

La imagen confeccionada en madera de roble, oculta bajo rica indumentaria con la que le rinde culto, puede ser considerada una pieza escultórica ejemplar dentro de la plástica hispana del siglo XVI. Estilísticamente se relaciona con efigies marianas del antiguo reino de Sevilla, realizadas entre 1520 y 1540, como las desaparecidas vírgenes del Reposo y de las Nieves en Alanís, la también desaparecida Virgen de la Granada en Cantillana, la Virgen de las Virtudes en Jabugo, la Virgen de la Bella en Lepe y la Virgen de los Reyes en Osuna, así como las representaciones marianas en el gran retablo mayor de la Catedral de Sevilla, ya que Jorge Fernández fue artífice de la mayor parte de su repertorio escultórico, finalizado en lo esencial en 1526.

Algunas fuentes documentales apuntan también un origen andaluz y su encargo por Juan Pérez de Villanueva, patrono de la capilla mayor de la parroquial de Teror, villa grancanaria en cuya actual basílica del siglo XVIII se conserva la Virgen del Pino. Juan Pérez de Villanueva era natural de Villanueva de los Castillejos (Huelva), localidad por entonces perteneciente al condado de Niebla. Precisamente la patrona de Niebla lleva también la advocación del Pino, por lo que podríamos hablar por tanto de una posible importación de la devoción.

 

 
 

 

En esta pintura que Andrés Carrasco presenta en La Hornacina, el joven artista de Lorca (Murcia) ha tratado de reproducir el llamado "traje de los navíos" o "manto de los navíos" de la Virgen del Pino, un conjunto de tisú blanco que estrena la Señora en 1762; si bien ese vestido desaparece en el siglo XIX, conservándose ahora solamente el frontal de la dalmática del Niño y las mangas de la Virgen.

Partiendo de fragmentos textiles y de la descripción que hace José García Ortega en su publicación sobre Nuestra Señora del Pino, Andrés Carrasco ha realizado una hipótesis de cómo sería el conjunto completo. Se trataba de un terno con "fondo blanco, muy rico, sembrado de navíos muy al natural", del que, según reza la tradición, fue donado por unos isleños como promesa, al haberse librado de los efectos de una tempestad durante una travesía desde el continente americano. Sobre el aspecto que debió lucir esta admirable pieza de mantelería existen diversos retratos o veras efigies.

En el cuadro de Carrasco, realizado al óleo sobre tabla, aparece también la célebre "rana" (una esmeralda engarzada en una rana de oro) estrenada por la Virgen en 1767, así como el rostrillo de oro y piedras preciosas. Ambas joyas formaban parte de las alhajas y preseas que eran utilizadas desde hace siglos para adornar la imagen, hasta que, en la madrugada del 16 al 17 de enero de 1975, fueron sustraídas junto con el resto de joyas más valiosas de su tesoro, en un robo de triste y enigmático recuerdo.

Devolver de manera figurada estos objetos de veneración ha sido un reto muy satisfactorio para el artista, que espera sirva como ejercicio de reparación por todos los actos ofensivos que reciben las imágenes sagradas. En la actualidad, es posible hacernos una idea del aspecto de estimables piezas de orfebrería o de joyería perdidas, como las robadas a la Virgen del Pino, gracias al recurso de las viejas fotografías, así como gracias a los retratos o verdaderas efigies que se conservan, y que sirven también, como hemos apuntado, para recrear textiles desaparecidos, en todo o en parte, como el "traje de los navíos" de la patrona de Gran Canaria.

 

 
 

 

Fotografías de Juan García (Hálide)

 

FUENTES

HERRERA GARCÍA, Francisco Javier. "La escultura sevillana del quinientos y la Virgen del Pino", en Arte en Canarias. Del gótico al manierismo, tomo II, Gobierno de Canarias, 2008, p. 299.

HERRERA GARCÍA, Francisco Javier. "Flandes-Canarias, a través de los talleres sevillanos: un encargo escultórico a Sevilla a comienzos del XVI", en Homenaje a la profesora Constanza Negrín Delgado, La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 2014, pp. 317 y 322.

TRUJILLO LEDESMA, Gustavo Alexis. "La Virgen del Pino, una imagen milagrosa", en La Provincia

http://terorhistorico.blogspot.com/2011/01/la-rana-de-la-virgen.html

 

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