LA CRUCIFIXIÓN DE SANTA MARÍA DE LA CREAZÓN

08/04/2020


 

 

Esta Crucifixión en pergamino se halla en la Catedral de Burgos, concretamente en el códice de la Regla de la Cofradía de Santa María de la Creazón, que data de finales del siglo XV. Dicha cofradía se fundó en el templo metropolitano burgalés en 1260 por los criados de coro, de donde le viene el título de "Criazón" o "Creazón".

En los manuscritos y libros ilustrados de la Edad Media, las miniaturas (término que procede de la expresión latina "miniare", colorear con minia), o iluminaciones (del latín tardío "illuminare", que significa alumbrar), eran pinturas o dibujos de figuras que a veces se incluían en temas de carácter sacro. El término miniatura deriva de "minium", un óxido de plomo de color rojizo, utilizado como componente de la tinta fundamental que se empezó a emplear para la iluminación de códices manuscritos con letras capitales y, posteriormente con la evolución de la ilustración medieval, en representaciones de gran colorido y complejos dibujos.

En los márgenes de las páginas de estos manuscritos era frecuente que se incluyesen variados motivos ornamentales. Los más conocidos son los dibujos que realzan las letras capitales o los que separan las columnas de texto mediante motivos que representan arquitecturas fingidas, arabescos y tallos y hojas que se enroscan en los márgenes de las diferentes páginas. Sin embargo, al final del período gótico, ya en el umbral del Renacimiento o de la Edad Moderna, los manuscritos ilustrados se llenan de temas civiles, profanos, galantes, y alcanzan su mayor apogeo a través de las cortes de la nobleza europea. A partir del siglo XVI, el auge cada vez mayor de la imprenta parece restar protagonismo a este tipo de costosas creaciones.

Respecto a la obra que nos ocupa, los criados de coro, fundadores de la Cofradía de Santa María de la Creazón, eran clérigos que tenían como misión ayudar a los canónigos en el culto de la Catedral de Burgos. Al principio los cofrades no podían superar el número de 30 y todos pertenecían al servicio de la Iglesia Mayor de Santa María. Con el paso del tiempo la cofradía se abrió a los clérigos de las parroquias de la ciudad, pasando su sede de la Catedral a la Parroquia de Santiago de la Fuente. Sin embargo, siempre quedaron excluidos los capellanes de las Huelgas y del Hospital del Rey, así como los cofrades de Santa María la Real y de Santa Marina, establecidos en la parroquia de San Llorente. También se admitieron, como miembros asociados, a otros sacerdotes incluso seglares para que participasen de los bienes espirituales de la hermandad. Los reyes, el obispo y el Cabildo de Burgos en pleno se contaban entre ellos.

El fin de esta fundación, según la Regla cuyo original se conserva en el Archivo Municipal de Burgos, fue eminentemente cultual y de ofrecer sufragios por los fieles difuntos, aunque no le faltaba su matiz benéfico y asistencial. Los cofrades se obligaban a celebrar cuatro misas al año en honor de Santa María, aplicadas por los reyes, el papa, los cardenales, los arzobispos, el obispo de Burgos, el Cabildo y los cofrades vivos, así como otra Misa de Réquiem el tercer día de cada mes por los hermanos fallecidos. Se practicaba la misericordia con el cofrade menesteroso, utilizando fondos de la cofradía, también se atendía espiritualmente al cofrade en agonía y al ingresado en el hospital y asistían a su entierro.

Este códice medieval de la Catedral de Burgos contiene la regla reformada de 1494, por haber quedado la primitiva anticuada. Esta reforma fue aprobada por el obispo Luis de Acuña el mismo año de su redacción. La verdadera importancia del códice no se debe tan solo a que conserva en sus folios de pergamino la Regla de una cofradía tan antigua sino más bien a las bellas y espléndidas miniaturas con que está adornado.

En la escena de la Crucifixión aparece al fondo una vista panorámica de Jerusalén, rodeada de una orla con figuras humanas, animales y hojas. En las cuatro esquinas los símbolos de los evangelistas y en el centro de la parte inferior dos ángeles sostienen el escudo de esta hermandad. A la derecha del Crucificado de tres clavos están la Virgen y María Magdalena con ropajes sobre tonos azulados. El color azul se conseguía por medio del lapislázuli, material siempre de elevado coste. A la izquierda se halla San Juan con un manto de color rojo, que resalta notablemente la importancia de su figura y con un libro debajo del brazo derecho.

Un detalle de gran originalidad de la Crucifixión es la calavera también en la parte izquierda, sin la dentadura de la parte inferior. Podría tratarse de Adán que, por la muerte de Jesús, ha quedado liberado de su pecado, simbolizado en la dentadura que le permitió pecar contra Dios, comiendo el fruto del árbol prohibido.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com