San Andrés, Patrono de Escocia y de Rusia, fue hermano de San Pedro y uno de los primeros en seguir las enseñanzas de Jesús. Por predicar el Evangelio en la ciudad de Patrás (Grecia) fue azotado y después crucificado en un madero en forma de X. Según la tradición cristiana, durante los dos días que permaneció vivo en la cruz continuó predicando al pueblo la fe del Maestro.

Según un estudio iconográfico y hagiográfico realizado en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) por Gabriel Ferreras Romero, Beatriz Díaz Contreras, María del Mar Muriel González y Alberto Granados Román, bajo la coordinación de Lorenzo Pérez del Campo, los colores habituales del santo son el rojo, símbolo de la sangre derramada por los mártires del Cristianismo, y el verde, signo de la caridad y de la regeneración del alma cristiana por las buenas obras.

Dicho estudio, encargado por la Cofradía de la Redención, corporación de penitencia que forma parte de la Semana Santa de Sevilla, establece también que, al ser los colores de San Andrés los mismos que se le dan a San Juan, se suelen invertir en sus simulacros: túnica roja y mantolín verde para el primero, aunque también en ocasiones lo lleva azul, en lugar del mantolín rojo y la túnica verde propios del segundo.

Por último, como atributos que identifican a San Andrés establecen la red de pescador con peces, símbolo de su función evangelizadora, y la cruz en forma de aspa, que al ser instrumento de su martirio es también conocida popularmente como Cruz de San Andrés.

Una de las mejores representaciones del martirio del santo fue la realizada por Caravaggio en los últimos años de su vida (imagen superior), siguiendo sus característicos dictados tenebristas. De gran dureza e intensidad dramática, se halla emparentada con su célebre Coronación de Espinas y actualmente se conserva en el Museo de Arte de Cleveland. En opinión de Eugenio Carmona Mato, la figura del apóstol agonizante se identifica con la del propio artista, exiliado en Nápoles al ser perseguido por la justicia y atormentado por su temperamento.