LA OTRA CUEVA DE ALTAMIRA

Con información de Carmen Gutiérrez Sáez (19/08/2006)


 

 

Altamira fue abierta oficialmente al público en el año 1917. Desde entonces, su interés no ha dejado de aumentar. La gran cantidad de público que ha visitado la cueva -más de 170.000 visitantes anuales desde los años 1972 a 1977- y la alteración de sus condiciones naturales por obras de acondicionamiento y consolidación del techo produjeron un inminente peligro de destrucción de las pinturas de la gran sala.

Estos problemas y las voces de alerta de los investigadores llevaron a una primera clausura en noviembre de 1977 y al cierre definitivo entre 1977 y 1982. Desde esta fecha la cueva se ha abierto nuevamente, pero el número de visitantes ha sido regulado en 35 personas al día, como máximo, y el tiempo de estancia limitado.

El gran interés despertado, el propio valor patrimonial de la cueva y la reducción de visitas por motivos de conservación aconsejaron hacer una réplica de Altamira. Esta idea no es nueva: ya en 1962 se inauguró en el Deustches Museum de Munich (Alemania) una réplica parcial del techo a tamaño natural mediante fotoestereogrametría, con las reproducciones de las pinturas a cargo de Voglsamer, Senft y Passens.

Una réplica semejante hecha por el mismo equipo está expuesta en los jardines del Museo Arqueológico Nacional de Madrid desde 1964, si bien aquí se intentan reproducir las condiciones de la cueva. Más recientemente, en 1993, se ha instalado una tercera réplica en la Villa Española de Shima (Japón), encargándose de la reproducción artística Múzquiz y Saura, profesores de Bellas Artes de Madrid, quienes son también responsables del proyecto de réplica de la Cueva de Altamira en Santillana del Mar.

Dicho proyecto no es mera copia de las pinturas de Altamira, ya que supone un detenido estudio y una recreación rasgo a rasgo, detalle a detalle, tal y como las ejecutaron los artistas paleolíticos hace miles de años. En la nueva copia se han eliminado los muros de sustentación añadidos en el siglo XX, lo que permite observar las condiciones originales, con la gran sala de los bisontes al fondo del vestíbulo de entrada. Junto a ella se ha diseñado un amplio espacio museográfico con un nuevo concepto, el del patrimonio como disfrute y conocimiento, el del patrimonio para todos.

La cueva original de Altamira, junto a la villa de Santillana del Mar en Cantabria, fue descubierta por un cazador en 1868, y reconocida y excavada por Marcelino Sanz de Sautuola desde 1875 hasta 1879, fecha en que su hija María iluminó para el presente las imágenes de animales del techo de la gran sala.

 

Fotografía de Luis Davilla

 

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