LOS PALMESEL EN TERRITORIO GERMÁNICO

05/04/2020


 

 
 
Ejemplar bávaro del último cuarto del siglo XV conservado en el Museo de Cluny

 

Las figuras de gran formato que representan la Entrada de Cristo en Jerusalén constituyeron todo un fenómeno en los territorios de habla alemana, especialmente durante el siglo XV. Zonas del sur de Alemania como Renania, Baviera o Franconia, así como Alsacia, Austria y el oriente de Polonia, por aquel entonces parte del Sacro Imperio Germánico, fueron de las más prolíficas a la hora de producir estas esculturas, llamadas en alemán "Palmesel" ("asnos de palma"), cuyo objetivo era procesionar desde los templos a las calles cada Domingo de Ramos tras la ceremonia de bendición de las palmas por los sacerdotes.

Este uso partió de una forma de piedad medieval que se expresaba en una especie de figuración móvil, cuyo fin era acercar teatralmente al pueblo las grandes festividades del año litúrgico. En tiempo de Cuaresma, figuras como las que nos ocupan, así como otras representaciones de Cristo, crucificado, muerto o con la cruz a cuestas, e incluso de María en sus dolores, constituían toda una exhibición dramática que, en el caso de la Entrada en Jerusalén, marcaba además el comienzo de la Semana Santa y la historia de la pasión de Cristo.

Ello tuvo su origen en la literatura medieval, siendo fundamental la obra "Meditationes Vitae Christi", un importante texto religioso del siglo XIV, de origen supuestamente franciscano, que alcanzó gran repercusión y fue toda una fuente iconográfica sobre la vida de Cristo para pintores y escultores. Entre otros muchos temas, el texto requiere que los creyentes imaginen estar presentes en los eventos de la vida de Jesús y su pasión.

 

 
 
Ejemplar de principios del siglo XVI procedente de Szydłowiec (Museo Nacional de Cracovia)

 

De esta manera, el pueblo participaba con los "Palmesel" en la procesión del Domingo de Ramos, agitando las ramas, previamente bendecidas, al paso de la talla del Cristo que, sobre un carro o peana con ruedas, simulaba entrar en la ciudad de habla alemana en cuestión, metafóricamente transformada en una nueva Jerusalén, con el fin de que sus gentes pudieran revivir en primera persona el pasaje evangélico conmemorado. La impresión que debían tener con esa cercanía física debía ser abrumadora, ya que la imagen solo se podía ver con motivo de la procesión, estando el resto del año en una estancia a la que no solía acceder el público.

Las primeras procesiones con imágenes bidimensionales o tridimensionales de Cristo entrando en Jerusalén datan del prerrománico (finales del siglo X) y se documentan principalmente en los referidos países de habla alemana, así como en el norte de Italia. Otras se remontan al siglo XII. Algunos creen que la más antigua tuvo lugar entre 982 y 992 en la ciudad bávara de Augsburgo. Respecto a los ejemplares de "Palmesel", existían en las primeras décadas del XIII en iglesias y conventos de los territorios alemanes de Baviera y Turingia. Uno de ellos, quizás el más antiguo de los conservados (hacia 1200), se guarda en el Museo Nacional Suizo (Zúrich). En Francia se les llama "Rameaux" y en España se les conoce como "Borriquitas", "Borriquillas", "Pollinitas" o "Mulitas", aunque en ambos países la tradición procesional es posterior.

La iconografía era casi siempre la misma: Cristo sentado a horcajadas sobre el animal, en firme postura vertical, propia de la época, levantando su mano derecha para bendecir, mientras la izquierda sostiene las riendas de un asno, por lo general parado, o una palma, o bien reposa sobre el vientre. El atuendo solía ser el típico de túnica y manto, pero hay ejemplares que llevan atuendos abotonados propios de los gobernantes del gótico tardío. La madera empleada para la ejecución de la figura era con frecuencia el tilo, el pino, el abeto o la haya. El carro o la base a ruedas solía a veces tenía ruedas una abertura en la parte delantera para su remolque.

 

 
 
El ejemplar que se considera más antiguo (hacia 1200) se conserva en el Museo Nacional Suizo

 

Según los textos bíblicos, Jesús había pedido a dos discípulos que le trajeran un burro o asno, montura propia de los reyes de la época, con el que entró en la ciudad después de que los discípulos le pusieran sus ropas como montura. El gesto de bendición y la expresión amable del rostro están dirigidos a los habitantes de Jerusalén, representada por la multitud de creyentes que acude a las procesiones del Domingo de Ramos.

Durante la Reforma protestante, los "Palmesel" fueron a menudo blanco de la iconoclasia porque comenzaron a ser considerados como falsos ídolos a los que había que desterrar. Aun así, son numerosas las representaciones góticas originales que han llegado hasta nosotros. Cosa distinta es la tradición, ya que solo en unos pocos lugares siguen siendo parte de las procesiones del Domingo de Ramos. 

Es muy buena la preservación de dichos originales. Algunos han conservado hasta su carro original. También hay ejemplares repintados, aunque por fortuna algunos conservan las carnaciones originales, limitándose la nueva policromía, en general cercana a los tonos originales, a las ropas y la figura del burro. Otros han sufrido reformas durante el periodo barroco (siglos XVII-XVIII) o pérdidas a raíz de la Segunda Guerra Mundial.

 

 
 
Ejemplar de hacia 1500 en el Historisches Museum de Basilea. Procede de Kreuzlingen (Suiza)

 

FUENTES

BUTTERWORTH, Philip y NORMINGTON, Katherine. Medieval Theatre Performance: Actors, Dancers, Automata and Their Audiences, Cambridge, Brewer, 2017, pp. 187-196.

 

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