LA SINAGOGA

Varios Autores

 

Con el fin de contribuir a que Córdoba sea Capital de la Cultura en el año 2016, se realiza este especial formado por 20 entregas en el que haremos un repaso por el rico patrimonio de la ciudad andaluza. Los mejores historiadores e investigadores sobre la ciudad, junto con nuestras modestas aportaciones, darán forma a un interesante recorrido que podrán consultar a través del banner correspondiente en la página principal de contenidos. Al mismo tiempo, tendrán un enlace de cada entrega en la sección Atajos, donde quedará definitivamente inserto una vez concluido.

 

 

La Judería de Córdoba estaba situada cerca de la Mezquita, entre las puertas de Almodóvar, Campo Santo de los Mártires y la mezquita-catedral. La principal sinagoga, de estilo mudéjar, fue construida en 1315; todavía se conservan hoy la sala de oración, un tabernáculo para guardar los rollos de la Torá y la galería de mujeres, sobre la entrada; después de la expulsión de los judíos, en 1492, fue transformada en hospital de hidrófobos bajo la advocación de Santa Quiteria; desde finales del siglo XVI pasó a ser la Ermita de San Crispín y San Crispiniano, dependiente de la cofradía del gremio de zapateros; fue declarada Monumento Nacional en 1885.

Pese a lo reducido de su tamaño, Córdoba nos ofrece una joya única en su género. La Sinagoga de Córdoba es el mejor ejemplo de todos los sefardíes para evidenciar la influencia en unos sólidos programas constructivos y decorativos de una intencionalidad estética expresa. Desde la forma espacial o el volumen a la geometría y atención al significado numérico en los trazados de sus yeserías, todo parece estar perfectamente delimitado.

El reducido tamaño de la sala de oración y su forma cúbica casi perfecta, invitan de algún modo a su tratamiento como un objeto artístico, como una muestra más de arte menor que de arquitectura decorada. Cantera Burgos señala que la colocación de la entrada al sur resulta un tanto extraña puesto que lo habitual habría sido encontrarla en el muro oeste y la relaciona con un modelo norte-europeo: la Sinagoga de Rufach.

La disposición de la entrada, forzada por la presencia de la muralla en el lado occidental, tal vez, no es sin embargo una solución atípica, y es más, a la larga será la común del modelo de sinagoga sefardí, por establecerse el eje bipolar cerrado entre los muros este y oeste como norma común. Lo veremos así aparecer en sinagogas sefardíes del norte de África y, por supuesto, mucho más claramente en los modelos italianos.

Parece existir, además, una cierta relación entre la aparición de la entrada en el muro occidental y los edificios basilicales, mientras que sería mucho más usual desplazarla al muro sur en los de planta de una o dos naves, sin importar mucho las dimensiones mayores o menores de tal planta. Encontraremos también esta disposición de entrada al sur en la Sinagoga de Samuel ha-Levi de Toledo, cuya sala de oración es igualmente una sola nave.

 

Fotografía de Paco Bélmez

 

FUENTES: A.A.V.V. "Arte e identidades culturales", publicado en Actas del XII Congreso Nacional del Comité Español de Historia del Arte, Oviedo, 1998, p. 102; PÉREZ, Joseph. Los judíos en España, Madrid, 2005, pp. 57-58; CANTERA BURGOS, Francisco. Sinagogas de Toledo, Segovia y Córdoba, Madrid, 1973, p. 10.

 

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