NUESTRA SEÑORA DEL ALCÁZAR. PARROQUIA DE SAN LORENZO (SEVILLA)

Jesús López Alfonso


 

 

Otro de los tesoros artísticos escondidos de la ciudad de Sevilla, y por ello ignorado por el gran público, es esta bella imagen que se guarda en la Sacristía de la Parroquia de San Lorenzo. Se trata de una enigmática escultura que representa a la Virgen María con el Niño, realizada en terracota y fechable en el siglo XV.

Se sabe que en el siglo XIX ya estaba en el famoso templo sevillano, situado en la plaza del mismo nombre, y que Joaquín Romero Murube la lleva al Alcázar de la ciudad hacia la década de 1950 (1), permaneciendo allí unos años, hasta que la Parroquia de San Lorenzo la reclama de nuevo.

Antes de devolverla a su lugar, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla (2) realiza un vaciado de la pieza mariana, el cual fue puesto en la hornacina que vemos tras la Puerta del León de los Reales Alcázares, sobre el basamento de una columna, ubicación en la que actualmente sigue conservándose.

Dicha circunstancia dio lugar a que se pensase en la ciudad que la imagen que retornó a la Parroquia de San Lorenzo era la copia y que el original permanecía en la Residencia Real; sin embargo, sólo hay que mirar la imagen colocada en los Reales Alcázares para comprobar que, simplemente, está realizada en yeso y pintada de color terracota para de ese modo dar la apariencia de estar hecha en este material. Es más, hoy en día la pintura que imita la terracota se está levantando, dejando al descubierto la base, lo cual está contribuyendo decisivamente a disipar la confusión que aún existe sobre ambas obras (3), apreciándose incluso las rebabas del yeso que no fueron debidamente retiradas, y que tanto afean el vaciado de los Alcázares.

A pesar de todo, el original de San Lorenzo no deja de ofrecer enigmas a los que nos hemos acercado a estudiarlo con detenimiento; que hemos sido pocos, ya que, desde que los gurús de la Historia del Arte hablasen algo de escultura medieval en Sevilla, allá por los años 50 del siglo pasado, nadie ha vuelto a tocar este tema, encontrándose hoy poco estudiada aún la producción de maestros del periodo como Lorenzo Mercadante de Bretaña o su discípulo Pedro Millán.

La escultura, a simple vista, recuerda las obras de Lorenzo Mercadante de Bretaña: una Virgen de pie, acercando su mano derecha al Hijo sostenido sobre su brazo izquierdo. La cabeza queda tocada por un velo, mientras que de sus hombros cae un manto que se pliega bajo el brazo derecho y cae en el izquierdo, dejando ver de frente una túnica ceñida por un cíngulo, la cual cae formando pliegues, que a los pies de la Señora, ofrecen esa característica forma de "C" que daba Mercadante a sus creaciones y que podemos observar, por ejemplo, en las Santas Justa y Rufina que aparecen en la Portada del Bautismo de la Catedral de Sevilla.

Incluso la terminación a palillo (4) de la efigie es bastante cuidada, algo típico del escultor francés. El Niño Jesús, sedente, pasa ensimismado las páginas del Libro de la Vida.

 

 

Esta composición de Virgen con el Niño la vemos varias veces en la trayectoria de Mercadante, como es el caso de la Virgen de la Cinta de la Catedral de Sevilla, en la que Jesús también lee el Libro de la Vida y la Madonna presenta una resolución de sus ropajes similar a la de todas las imágenes marianas del autor.

El problema se halla en que los rostros del simulacro de San Lorenzo no ofrecen semejanzas con los rasgos que imprimía Lorenzo Mercadante de Bretaña a sus obras. El de la Virgen parece realizado por una mano más torpe, ya que los rasgos son aplanados, pareciendo estar esbozados tanto la nariz como la boca sonriente, no ofreciendo en general la acabada factura del escultor (5).

En el caso del Niño, la sensación de desconcierto es mayor aún, ya que la cabeza nada tiene que ver con las de los niños mercadantinos, que solían ser más grandes y con el pelo rizado, siendo ésta más pequeña y proporcionada con su cuerpecito infantil, con el pelo rizado peinado hacia delante y los rasgos faciales mucho más pormenorizados que los de la Madre, cuyo cabello sí ofrece la forma serpenteante tan habitual de las creaciones de Mercadante.

Los interrogantes continúan con esta imagen mariana, ya que resulta también extraño ver como sólo aparecen policromadas las caras de la Virgen María y del pequeño Jesús, no encontrándose ningún rastro de policromía en el resto de la escultura.

En nuestra opinión, y tras un minucioso estudio, podemos decir que se trata de una obra del taller de Lorenzo Mercadante de Bretaña -introductor, en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XV, de la estética borgoñona que preludia el renacimiento escultórico-, en la cual han intervenido varias manos, y que, por supuesto, desmintiendo la tradición que existe en la Parroquia de San Lorenzo, se trata sin ninguna duda del original.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) Información oral aportada por el coadjutor de la Parroquia de San Lorenzo, Don Francisco de los Reyes.

(2) Información aportada por Doña María Fernanda Morón de Castro, profesora de arte de la Universidad de Sevilla (US).

(3) Es curioso observar como en Inventario, historia y arte en la Iglesia Parroquial de San Lorenzo de Sevilla, escrito por Juan M.L. García-Junco Caballero, se hace eco de esta historia, dando la imagen de la Parroquia de San Lorenzo por una copia y al original por desaparecido.

(4) Se entiende por terminación a palillo o palillado, las líneas que quedan sobre la superficie de la escultura como huellas de la acción de modelar el barro con el palillo.

(5) Según el restaurador David Romero Alonso, puede que el estuco estuviese ocultando un rostro más acabado.

 

 

Nota de La Hornacina: Nuestro agradecimiento a los responsables de la Parroquia de San Lorenzo de Sevilla por las facilidades brindadas para la realización del presente artículo.

 

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