DOS TALLAS DE SANTIAGO APÓSTOL RELACIONADAS CON LORENZO MERCADANTE

Michael Riddick (25/07/2022)


 

 
 

 

Un grupo de tres esculturas observadas de forma independiente en el mercado de arte privado parece ser obra de un solo maestro no identificado. Las tres obras de arte están talladas en nogal, dos de ellas representan a Santiago Apóstol (1 y 2) y una, no identificada, posiblemente sea Juan el Bautista (3). El estado de conservación de todas es deficiente, y dos de ellas, una de Santiago Apóstol y la otra del posible Bautista, solo conservan las cabezas de lo que probablemente deben haber sido figuras completas. El busto de Santiago Apóstol (imagen inferior) tiene aproximadamente la mitad de las dimensiones de los otros dos santos, cuya escala es proporcionada (4) y pueden haber pertenecido alguna vez a un grupo de estatuas expuestas en hornacinas, retablos o muros de un entorno religioso, según se desprende del reverso aplanado de la escultura completa de Santiago Apóstol (imagen superior).

La llamativa apariencia de los rostros está hábilmente esculpida y sugiere el trabajo de un artista consumado. Son rostros alargados, dotados de pómulos prominentes, párpados pesados, cejas arqueadas, ojos semicirculares y cabellos intrincadamente tallados -los cuales se distinguen de los suavizados acabados de las frentes de los santos-, ofrecen una evaluación visual noble y penetrante.

Fragmentos de la policromía original sobreviven en la escultura completa de Santiago Apóstol con una paleta de colores acorde con las tradiciones de la escultura realizada en el norte de Francia durante el siglo XV. De hecho, la figura de Santiago ha sido sugerida como una representación del entorno escultórico del Valle del Loira debido a los rasgos faciales del santo y su factura en madera de nogal (5). En general, todas las esculturas pertenecen con seguridad al período artístico del Alto Gótico francés del siglo XV.

De hecho, se puede hacer una comparativa inmediata entre estos santos y varias esculturas conservadas en el propio Valle del Loira, caso de las estatuas supervivientes que flanquean los muros de la Sainte-Chapelle en el castillo de Châteaudun. Estas estatuas fueron labras en piedra, y aunque no poseen el naturalismo de las que nos ocupan, comparten un lenguaje visual similar a las mismas respecto a sus características faciales y sus ropajes. Se cree que las estatuas de dicha capilla -erigida entre 1451 y 1493 por Jehan Dunois, líder militar francés, para albergar un fragmento de la Vera Cruz que le regaló su medio hermano, el rey Carlos VII- fueron concebidas por un taller anónimo que operó a lo largo del Valle del Loira durante el último tercio del XV.

Se cree que una estatua más pequeña que se halla dentro de Châteaudun, de factura ligeramente posterior, es un retrato de su promotor Jehan Dunois. Esta pieza muestra quizás más analogías con el grupo de santos de nogal. En particular, las características del puente superior de la nariz y la frente arrugada de Dunois, que revela sus años de vejez, las vemos en el busto de Juan el Bautista. Podríamos, por tanto, pensar que el artífice de los santos de madera está muy cerca del taller no identificado responsable de las estatuas de Châteaudun (6).

 

 

Los ojos claramente saltones del grupo de santos de nogal pueden recordar las influencias románicas anteriores que caracterizan el arte del Valle del Loira de los siglos XI al XII. Una cabeza de Cristo del Louvre, tallada en madera y policromada durante el referido periodo en el Loira, proporciona un aspecto del que el estilo de nuestro maestro está lejanamente en deuda, con un rostro alargado, cejas arqueadas, bigote tallado linealmente y barba bifurcada que termina en dos espirales idénticas.

Junto a la relación visual de las esculturas talladas en nogal con las del valle francés del Loira, se pueden observar otras analogías con la etapa de difusión del estilo Alto Gótico francés en la Península Ibérica, cuando numerosos escultores del Gótico norte llegan al actual territorio español atraídos por su creciente riqueza y los múltiples encargos que la Iglesia, la nobleza y la clase mercantil realizan en la Iberia del siglo XV.

De hecho, el busto de Santiago ha sido propuesto como obra de un artista muy cercano al escultor castellano Sebastián de Almonacid (7), célebre por sus tallas para la sillería del coro de la catedral de Plasencia y por sus contribuciones al retablo mayor de la catedral de Toledo, templo en el que ejercía el cargo de maestro mayor Egas Cueman, escultor y arquitecto natural de Bruselas (8) que fue también maestro de Almonacid.

Sin embargo, una analogía más favorable a nuestros tres santos se observa quizás en la llegada del Alto Gótico francés a otras partes de la Península Ibérica. En menor medida existe una homogeneidad general entre los santos y las figuras de la portada y el tímpano de Santa María la Real en Aranda de Duero (Burgos), ejecutada por Simón de Colonia, quien en 1481 se convertiría en maestro mayor de la Catedral de Burgos (9).

 

 

En mayor medida, sin embargo, se pueden hacer paralelismos aún más favorables entre los santos y la obra de Lorenzo Mercadante de Bretaña, escultor francés activo en Sevilla y alrededores entre 1454 y 1467, y antes en Zaragoza, donde es contratado en 1466 por dos años bajo los auspicios del escultor Fortaner de Usesques. Es posible que Mercadante colaborara con Fortaner en la ejecución de la figura de la Virgen Blanca que se conserva en la capilla dedicada a dicha imagen mariana en el interior de la catedral de Zaragoza (10). En particular, el drapeado de esta imagen se corresponde superficialmente con el de la escultura de Santiago.

Más similares son las figuras de terracota de tamaño natural que Mercadante ejecutó para las puertas de la Natividad y del Bautismo de Cristo de la catedral de Sevilla (imágenes inferiores), cuyos cabellos estilizados, pómulos altos, ojos saltones y párpados pesados proporcionan una síntesis similar a los santos de nogal, vinculando plausiblemente a nuestro escultor con un conocimiento directo de la obra de Mercadante. Sin embargo, los detalles más finos -que se distinguen por el uso de la terracota frente a la madera tallada-, revelan diferencias evidentes. Además, el expresivo naturalismo de las figuras de Mercadante está ausente en el austero goticismo de los santos de madera, cuyo autor es contemporáneo de Mercadante, excluyéndolo en favor de un estilo anterior, o en conjunto a un seguidor posterior que aún depende de los modelos góticos.

La falta de conocimiento sobre los orígenes y la actividad de Mercadante en Francia, antes de su aparición en Iberia, podría sugerir la posibilidad de que las esculturas de los santos de nogal estén potencialmente influenciadas por los inicios de la carrera de Mercadante en el norte de Francia. Su reclutamiento en Île-de-France antes de su llegada a Iberia está más cerca del Valle del Loira que de la región de Bretaña de la que descendía. Si se cree que la procedencia de las esculturas de Santiago Apóstol y Juan el Bautista (imagen superior) se mantuvo dentro o muy cerca de sus ciudades de adquisición, ciertamente colocaría su lugar dentro o en las inmediaciones de Île-de-France. Sin embargo, el temperamento austero de los bustos parece carecer del realismo del norte introducido en gran parte en Francia por Claus Sluter y otros a fines del siglo XIV, y parece depender más de un estilo gótico tradicional en algún lugar cercano a Mercadante o incluso posiblemente anterior al mismo. Además de los talladores de piedra, también llegaron talladores de madera a Iberia desde Francia durante este período, de los cuales nuestro escultor podría ser un candidato aún por identificar (11).

Otro grupo escultórico que representa el Bautismo de Cristo, realizado en terracota para el tímpano de la puerta del Bautismo de la catedral de Sevilla, comparte igualmente características paralelas con nuestro grupo de santos. Dicha puerta parece haber albergado el trabajo de escultores franceses como lo indica la presencia de varias flores de lis a lo largo de su fachada, a la altura del hastial, que Juan Clemente Rodríguez Estévez ha sugerido que es representativa de la ciudad francesa de Rouen, de donde era descendiente Carlí Gautier, el maestro organizador de la catedral sevillana a mediados del siglo XV (12). Si bien Mercadante habría sido responsable de la ejecución de este tímpano, parece que no lo completó (13) y se cree que fue encomendado su acabado a su taller inmediato, quizás a un asistente, mientras que partes posteriores de la finalización general de la puerta del Bautismo finalmente se delegaron al escultor español Pedro Millán (14).

El origen de estos santos de madera y su autor sigue siendo un misterio, quizás perdido, y más oscurecido por la destrucción en serie del arte religioso durante la Revolución Francesa de 1799. Sin embargo, si saliera a la luz más información sobre los talladores de madera que llegaron a la Península Ibérica desde Francia a mediados y finales del siglo XV, uno podría detenerse a considerar a este maestro desconocido como un posible participante en esa época, todavía por identificar.

 


 

 

NOTAS

(1) Michael Riddick es coleccionista e investigador de artes decorativas creadas en el Renacimiento, con especial énfasis en los medallones, los portapaces y los crucifijos. Su sitio web, RenBronze.com, está dedicado al estudio de estos objetos antes mencionados. También trabaja en la galería Old World Wonders de Leesburg (VA, USA), especializada en antigüedades de la Europa Medieval, el Renacimiento y el Barroco.

(2) Binoche et Giquello, subasta de 17 julio de 2020, lote 183. Sam Fogg, marchante. Art. nº 17481.

(3) Me Thonier, subasta de 12 febrero de 2022, lote 320.

(4) La escultura completa de Santiago mide aproximadamente 113 cm de altura, el busto de Juan el Bautista mide aproximadamente 23 cm de altura y el busto de Santiago mide 12,5 cm de altura.

(5) Laurence Fligny, comunicación email (junio de 2020).

(6) Nicola Jennings ha comentado las relaciones entre las estatuas de terracota de Lorenzo Mercadante en la Catedral de Sevilla y la estatuaria del Castillo de Châteaudun. Nos lleva a preguntarnos si tanto el autor de los santos de nogal como Mercadante conocían estas esculturas. Nicola Jennings (2016): Lorenzo Mercadante, primus inter pares of Northern European sculptors in fifteenth-century Castile en Lorenzo Mercadante de Bretaña. Virgen del Buen Fin. Coll & Cortes, pp. 12-45.

(7) Sam Fogg, comunicación email (junio de 2020).

(8) Dorothee Heim (2006): Rodrigo Alemán und die Toledaner Skulptur um 1500: Studien zum künstlerischen Dialog en Europa, Kiel.

(9) Vale la pena señalar que Simón de Colonia era originalmente vecino de Colonia, región a la que se había atribuido el busto de San Juan Bautista (ver entrada del catálogo de la subasta, nota 3). El padre de Simón, el talentoso arquitecto Juan de Colonia, jugó un papel decisivo en la influencia del entorno arquitectónico de la Península Ibérica, sirviendo como arquitecto de las dos torres a lo largo de la fachada oeste de la Catedral de Burgos, que importaría las formas arquitectónicas innovadoras de Colonia y el Rin Medio a España.

(10) Javier Ibáñez Fernández y Diego Domínguez Montero (2015): Antes de Sevilla: Lorenzo Mercader (Mercadante) de Bretaña en Zaragoza (1446-1448) en Transferencias e intercambios entre las Coronas de Aragón y Castilla a mediados del siglo XV en Artigrama, nº 30, pp. 169-191.

(11) Francisco Reina Giráldez (1987): Llegada a Sevilla y primeras obras del escultor Lorenzo mercadante de Bretaña en Archivo hispalense: Revista histórica, literaria y artística, vol. 70, nº 215, pp. 143-152.

(12) Juan Clemente Rodríguez Estévez (1998): Los canteros de la Catedral de Sevilla, del Gótico al Renacimiento. Sevilla, pp. 36-43.

(13) Teresa Laguna Paúl (2002): Las portadas del Bautismo y del Nacimiento de la Catedral de Sevilla en Bienes culturales: revista del Instituto del Patrimonio Histórico Español, nº 1, pp. 83-100.

(14) Algunos estudiosos han atribuido el tímpano a Pedro Millán y su taller y, si bien hay concordancias con su mano de obra, también hay diferencias. Para la asociación del tímpano con Millán ver José Gestoso (1884): Pedro Millán, ensayo biográfico-crítico. Sevilla, pp. 27-38.

 

 

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