UN RELICARIO DE SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ
EN EL MUNICIPIO MALAGUEÑO DE PIZARRA

Jesús Abades


 

La pieza fue donada a la Cofradía del Cristo Yacente de la Paz y la Unidad y Nuestra Señora de las Penas, del municipio malagueño de Pizarra, por un hermano, y la reliquia que ostenta, un fragmento del hábito con el que fue sepultada Santa Ángela de la Cruz, por parte de una religiosa de la propia Compañía de las Hermanas de la Cruz de Pizarra, con motivo de la celebración, en octubre de 2005, de los 50 años de la llegada a la localidad de la imagen de la Virgen.

En origen un ostensorio, se compone de una base circular, decorada con volutas y motivos troquelados, que descansa sobre una peana de idénticas formas, con moldura dentada y apoyada en tres patas que representan cabezas aladas de querubines. El ástil muestra un gran nudo en forma de taza o toro inferior. El viril u ostensorio en sí mismo, apoyado también sobre una testa de putti con alas, está constituido por una caja circular y plana con cristales, decorada con perlas y motivos rocallas en forma de ces, que se halla enmarcada por rayos agudos y flameantes y rematada por una cruz flanqueada por dos ángeles.

En el interior del viril se ha colocado recientemente la reliquia junto con un pequeño Crucifijo, una fotografía de la santa y varios elementos decorativos.

El relicario fue adquirido a un anticuario de la ciudad de Granada y, tanto en su base como en la parte trasera del viril, se observan las marcas casi hechas desaparecer a posta de ROT y NO+DO.

La pieza recuerda los modelos sevillanos de la primera mitad del XIX, precedentes de las piezas contemporáneas, conservando ciertas reminiscencias dieciochescas que remiten al estilo rocalla, de perfiles lisos y ces, cultivado por el platero Alexandre. Mide 35 centímetros de altura y se encuentra realizado en metal bañado en plata vieja.

Fue bendecido el 19 de noviembre de 2005 y ha sido acoplado al trono de la Virgen de las Penas, Dolorosa que recibe culto en el Convento de las Hermanas de la Cruz y que es procesionada la noche del Viernes Santo.

 

Fotografía de Sebastián Márquez Bravo

 

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