NUEVAS ATRIBUCIONES A NICOLÁS SALZILLO EN MURCIA
Pablo Corbalán (12/12/2025)
Durante las jornadas de patrimonio del 2022 en el Municipio de Santomera (Murcia) se dio a conocer el estudio que esclarecía la posible autoría de la titular de la parroquia y patrona de dicho pueblo que hasta ahora se desconocía. La talla de 100 cm de altura, había sido dada por los expertos en el arte del barroco y rococó murciano como obra menor vinculada en orden descendente a la producción de Francisco Salzillo Alcaraz y por tanto algún discípulo del mismo. En la organización de las que serían las terceras jornadas de la Asociación de Patrimonio de Santomera, centradas en la figura de la mujer, se expuso el estudio que desde hace años lleva realizando el escultor, imaginero y restaurador murciano Pablo Corbalán sobre la efigie mariana de la Virgen del Rosario. En dicho trabajo se muestran tanto documentos escritos como detalles estéticos, técnicos y materiales que corroboran que la obra fue realizada por Nicolás Salzillo, padre de Francisco Salzillo, del cual este hereda la titularidad del taller. De Nicolás Salzillo sabemos que era nacido en Santa María de Capua Vetere (Nápoles) y que llega a Murcia en 1699, estableciéndose por completo en la ciudad del Segura puesto que ese mismo año desposa con Isabel Alcaraz y establece su taller en el céntrico entorno de Santa Catalina. En cuanto a los documentos escritos el primer dato que encontramos acerca de la Virgen del Rosario en Santomera es de 1695, que reza así:
De esta manera sabemos que en estos años ya se venera una imagen de Nuestra Señora en el citado lugar. El porqué de la advocación lo encontramos en que Santomera dependía parroquialmente de la vecina Beniel, municipio cuyo patronato ostentaba también la Virgen bajo la advocación de Rosario. En el caso de Beniel sabemos que la advocación vino dada por la influencia de los dominicos, que se movían entre los conventos de Murcia y Orihuela, siendo tanto Santomera como Beniel puntos de parada obligada al hallarse justo en la frontera territorial entre Murcia y el Reino de Valencia. En cuanto a la atribución de Nicolás Salzillo, sabemos que la imagen de San Patricio [5], patrono de Murcia, fue realizado por el escultor napolitano en 1703, siendo un encargo del Concejo que aparece en las Actas Capitulares de ese mismo año. La talla tendría como destino la antigua sala capitular del Ayuntamiento de la ciudad. Pasando posteriormente a la ermita del Pilar y después a la Santa Iglesia Catedral de Murcia. También sabemos que Nicolás Salzillo trabaja para el desamortizado convento de carmelitas de la ciudad antes de 1720. De esa etapa y convento son las imágenes de San Joaquín [4], que actualmente encontramos en la iglesia de San Pedro, y la de Santa Teresa de Jesús [6], que encontramos en la iglesia de San Lorenzo. Casualmente todas estas obras poseen características similares en el tratamiento de la talla, composición, materiales y detalles, como la sección de nube de la citada Santa Teresa o los zapatos de San Patricio, que emparentan directamente a Nuestra Señora del Rosario de Santomera con esta primera etapa en la producción del autor. Nicolás Salzillo no doraba ni estofaba apenas sus imágenes, de ahí que en los años posteriores y bajo la influencia de su hijo Francisco se intentase adecuar las imágenes a los gustos de las posteriores décadas, dadas las influencias y reminiscencias del rococó, llevando a cabo repintes y estofas como en el caso de la Virgen del Rosario de Santomera, que fue intervenida por Joaquín Eusebio Baglietto en 1878. |
En cuanto a la intervención de 1878, Joaquín Eusebio Baglietto y Martínez (1829-1882), hijo del también escultor Santiago Baglietto, dejó testimonio de su intervención en su libro de encargos. Esta información la facilitaron los bisnietos del escultor, los señores Martínez Lapuente, a Francisco Candel Crespo. En este documento podemos leer claramente qué intervino el escultor y qué no, puesto que puntualiza el cambio de los ojos de cristal, giro de la cabeza, separación del niño respecto de la talla de la Virgen y el dorado completo de los ropajes para su posterior estofa. La construcción del actual templo parroquial, cuya titularidad tendría la misma Virgen del Rosario [2], dio comienzo en 1840 finalizando la obra en 1873. Este hecho motivó que, tras el traslado desde la pequeña iglesia donde estaba originalmente al camarín de la nueva parroquia, mucho más grande y de planta basilical, la patrona perdía protagonismo dado su escaso tamaño, así que se recurrió al antes citado escultor e incluso se le colocó una nube exenta para darle altura y un radial de ráfagas doradas en el contorno de Nuestra Señora [7]. |
Desde ese momento y hasta 1936 la imagen no sufrió ningún otro tipo de intervención del que se tenga constancia. Ese mismo año, con el estallido de la guerra civil, fue escondida en el interior de una tinaja en la almazara de los Murcia, a escasos metros de la iglesia. Cuando la contienda finalizó la talla regresó al templo, y ya en 1965, con motivo de la coronación canónica, José Sánchez Lozano la intervino realizando una nueva talla del niño, sustituyendo al original que a día de hoy se conserva en la parroquia. En 1993, con motivo de las obras de reforma del templo, la Virgen vuelve a ser intervenida por el escultor Francisco Liza Alarcón. No obstante, estos dos últimos escultores no retallaron nada, solo se limitaron a una serie de repintes puntuales muy localizados, algunos de ellos perceptibles a simple vista. Todo indica que la obra solo ha sido modificada en los detalles que mencionó Baglietto dado que la fotografía más antigua que se conserva es de hacia 1880 [7], cuando ya había sido intervenida por el citado escultor, siendo esa misma fotografía testigo fiel de lo poco invasivas que fueron las dos que se realizaron ya en el siglo XX, puesto que la Virgen se muestra tal y como la vemos hoy en lo que a aspectos formales y estofa se refiere. Al entrar a analizar los aspectos estéticos y configurativos de la obra vemos que refleja todos los tecnicismos de las esculturas de bulto redondo de Nicolás Salzillo: el falso "contrapposto" por el cual sus obras extienden su brazo derecho, de forma que gira la cadera hacia la izquierda pero, sin embargo, vuelve a adelantar el pie derecho cuando el "contrapposto" se basa en contraponer una extremidad superior a la inferior contraria; esto es, adelantar o extender el brazo derecho y la pierna izquierda, atrasando el brazo izquierdo y la pierna derecha dando dinamismo compositivo. El llamado "pliegue escabel" es otro de esos detalles que repite y que puede apreciarse en obras que son claramente identificables dentro de la producción del napolitano, algunas de ellas documentadas. Este pliegue se localiza siempre en el lado derecho de la talla y, a pesar del movimiento de los ropajes, cae totalmente recto acentuando los volúmenes de dicha pierna, la cual adelanta. Podemos verlo en el San Joaquín de la parroquia de San Pedro [4] o el San José de la iglesia de San Miguel [3], ambas parroquias situadas en la ciudad de Murcia. |
Otro estilema de Nicolás Salzillo es el estilizamiento de los dedos que podemos apreciar en todas sus obras, especialmente cuando estas sujetan algún objeto, separando los dedos entre sí, aproximando habitualmente el pulgar con el índice o anular sin llegar a unirse mientras atrasa el meñique de una forma casi forzada. El San Francisco de Borja que actualmente encontramos en el Museo de Bellas Artes de Murcia [1] o el San Juan de la Cruz del templo murciano de San Lorenzo muestran con tamaña exquisitez este delicado detalle anatómico. En cuanto al tipo de materiales empleados, tanto el constitutivo, que en el caso de la Virgen del Rosario es madera de ciprés, es el mismo en características y disposición que el resto de piezas de Nicolás, y aunque las capas de aparejo empleadas en algunas zonas pueden advertir modificaciones y repintes acumulados, sería conveniente un análisis tanto estratigráfico como de los sistemas internos de construcción que, sin duda, confirmarían la autoría. Fue en 2024 en la exposición De María Virgine: imágenes de la Madre de Dios, que tuvo lugar en el Museo Salzillo de la ciudad de Murcia, donde una de las tallas expuestas volvió a reforzar la cada vez más posible autoría de Nicolas Salzillo. Se trataba de una imagen de la Virgen bajo la misma advocación del Rosario, que presentaba claras analogías con la patrona de Santomera y que, evidentemente, había sido menos intervenida puesto que el niño estaba tallado y totalmente anexionado a la talla de su Madre en el mismo conjunto [8]. En conclusión, y a la espera de más datos tanto documentales como científicos, todo apunta a que la obra de Santomera salió de las manos del napolitano afincado en Murcia, don Nicolas Salzillo y Gallo. |

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