LA IMAGINERÍA ESCONDIDA

Alejandro Grande (04/06/2020)


 

 

Introducción

El pasado viernes 28 de febrero se inauguraba en la Iglesia de San Salvador de Palat del Rey de León la exposición La imaginería escondida. Devociones particulares y arte sacro en León (ver enlace).

El acto contó con la presentación del Delegado Episcopal de Patrimonio, Máximo Gómez Rascón, en cuyas palabras alabó la iniciativa de proyecto resaltando la variedad, calidad y cantidad de las obras allí expuestas. La intervención de Manuel García Díaz, a continuación, sirvió como explicación del origen de la iniciativa y de agradecimiento a todas las personas y organismos implicados en la organización. Alejandro Grande como comisario cerró la inauguración desgranando los detalles técnicos y discursivos, la mecánica de la selección de obras y del montaje de la exposición. Al acto acudieron representantes de las asociaciones patrocinadoras, miembros del equipo de gobierno del Ayuntamiento de León, personalidades de la cultura y de la Semana Santa de la ciudad y numeroso público interesado.

Este proyecto nace de la gentileza de un grupo de coleccionistas que comparten la sensibilidad y el gusto por las obras de temática religiosa. Manuel García Díaz, como ideólogo, ha aunado a estos colaboradores para embarcarse en la idea de exponer durante un tiempo los tesoros de sus oratorios personales, capillas privadas o espacios museístico privativos. Hecho que se logra superando el ego del coleccionista, el mismo que recela de mostrar esos patrimonios unipersonales al desconocido, para que el gran público pueda ser partícipe de la existencia de estas obras curiosas, interesantes y hasta el momento desconocidas. Dejando atrás de prejuicios de trasnochada naturaleza, el visitante puede entender cada imagen en su concepción primigenia: de uso en la religiosidad personal, apoyo de la oración y vaso de devoción de quien la posee. Pero es posible también aproximarse a ellas desde el punto de vista de la forma entendiendo el valor artístico, histórico y estético de cada una de ellas.

El corpus de piezas expuestas en amplísimo. Ya sea por la adquisición de obra antigua para el disfrute en su tenencia, o por medio de la elaboración de encargos a artistas podremos ver un abanico muy extenso de obras, todas entre la pintura y la escultura. Desde curiosas tallas fechables en torno al siglo XVI, representaciones de la escultura religiosa contemporánea de la centuria pasada y hasta algunos de los grandes nombres de la imaginería actual. La Iglesia de San Salvador de Palat del Rey, espacio expositivo permanente de la Diócesis de León, actúa como inmejorable joyero para esta exposición tanto por su arquitectura y retablo como por su localización en el corazón de León.

Debido a la situación generada por la crisis sanitaria del COVID-19 la exposición quedó clausurada desde el 13 de marzo hasta nueva fecha, no pudiéndose realizar el conjunto de visitas y actos programados dentro de la muestra. Tras el periodo de confinamiento y con el inicio de la desescalada la exposición reabrió sus puertas el día 1 de junio de manera extraordinaria ampliando la fecha de apertura hasta el día 15 del mismo mes.

 

 

La infancia de Jesús

La muestra divide el discurso expositivo en los temas iconográficos más representados. El primero de ellos La infancia de Jesús abre con interesante conjunto de nacimiento debido a la mano de Víctor de los Ríos, gran configurador de la estética de la Semana Santa leonesa en la segunda mitad del siglo XX. Autor entre otras obras de los grandes pasos como La Última Cena o El Descendimiento de la Cruz.

Continúa un nutrido grupo de imágenes del Niño Jesús en diversas iconografías y dataciones: Niño Jesús en majestad, bendiciendo, “de la bola”; o durmiente. Es de destacar la técnica de soporte de uno de ellos, perteneciente al siglo XVII, de madera tallada, encerada y policromada, así como el conjunto de cuna de estilo palaciego que presenta uno de los Divinos Infantes. A tener en cuenta el grupo de vestimentas en sedas bordadas, pintadas o plisadas y los adminículos que completan sus ajuares en forma de dijeros o rastras de amuletos.

Se presenta a continuación un retablo de estilo neobarroco con decoración a base de marmoleados. En él se asienta una imagen sedente de la Virgen con el niño que, presumiblemente, se trate un modelo de reproducción del siglo XIX que imita la estética tardogótica. Sigue un grupo de tres imágenes que conforman la iconografía de la Sagrada Familia con piezas de muy dispar procedencia, pero dispuestas con una presentación tan cuidada que dan ligazón a todas ellas. La Virgen, de las denominadas "Cap i pota"; de taller catalán de mediados del siglo XIX, San José de alrededor del final del siglo XVII y el Niño Jesús del gusto del pleno XVIII. Deleitan la vista los atavíos y aderezos de cada una de las tallas tales como amuletos, medallas, escapularios, detentes, rosarios, gorro de acristianar, abanico, horquillas... 

 

 

Iconografía mariana

El segundo bloque Iconografía mariana se extiende en toda la cabecera del templo y da comienzo con una imagen de dolorosa en tamaño académico por nombre Virgen de la Soledad, firmada por Pablo Lanchares en el año 2019. Vestida de luto clásico se dispone sobre un pequeño retablo de oratorio de estilo neogótico decorado con flores de labor o "de talco", conservando con esta propuesta la misma disposición que esta imagen tiene en el hogar de su dueño.

En el lado del evangelio, Nuestra Señora del Carmen en sus Misterios Dolorosos, obra personalísima de Darío Fernández Parra del año 2007. De tamaño natural y tallada en madera de cedro supone una de las obras marianas más valientes en la producción de este reconocido imaginero; por su expresividad, valentía y por ser una propuesta renovadora del modelo de dolorosa decimonónica.

En el centro del templo, delante del altar, la imagen de Nuestra Señora de la Penas y Traspaso, dolorosa intimista de tamaño menor del natural gubiada por Pablo Lanchares en el año 2017. Se encuentra vestida de manera muy particular, con corte y géneros textiles inspirados en la moda renacentista de Isabel de Portugal y con una obra de orfebrería y joyería al gusto de la misma época. Se dispone sobre una peana no menos curiosa tomada de la visión de la Inmaculada Apocalíptica, con el orbe mundial, la serpiente del pecado y la luna a los pies. Un pedestal diseñado y realizado por Alejandro Grande en 2018 y completando con querubines tallados por Pablo Lanchares.

Hacia el lado de la epístola otra imagen de tamaño natural bajo la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza completa este grupo protagonista de tres dolorosas. La imagen, tallada por Pablo Lanchares en el año 2016, debe su raíz al clásico estilo de dolorosa andaluza de rostro juvenil, tez morena y expresividad pausada. Se presenta en la iconografía de Reina ataviada a la manera clásica: equilibrada y simétrica con rostrillo de blonda, saya bordada en oro y manto brocado. La flanquea otra imagen mariana del siglo XIX de escuela catalana, tratándose de una imagen doliente que luce un terno a juego de luto bordado.

Como cierre de bloque, dos obras unidas por una interrelación iconografía. La primera un óleo sobre lienzo copia del célebre cuadro de la Virgen de la Paloma de Madrid. La segunda una imagen en terracota policromada de la Virgen arrodillada vestida al luto de la Casa de Habsburgo; guarecida en una delicada capilla-vitrina decorada al interior con flores de talco y exvotos de plata. Ambas son obras realizadas por Alejandro Grande entre 2019 y 2020.

 

 

Pasión de Cristo

En la nave central del templo se dispone el apartado Pasión de Cristo, que aúna las imágenes cristíferas en torno al relato bíblico de la pasión y muerte de Jesús. Nos encontramos en primer lugar una imagen de Cristo Yacente, de tamaño menor al natural, realizada en resina de poliéster policromada al óleo con firma de Alejandro Grande de 2019. Continúa una segunda pieza en el mismo material de soporte, una réplica de busto de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás, titular de la cofradía de San Gonzalo de Sevilla. Siendo una muy lograda copia del imaginero sevillano Jaime Babío. Ecce Homo es la iconografía de la siguiente obra de este bloque temático, talla en madera de cedro por Pablo Lanchares en 2014.

La iglesia de San Salvador de Palat Rey conserva parte de la vetusta arquitectura del templo mozárabe del siglo X que dio origen al lugar. En la parte del atrio aún se levanta uno de los ábsides enfrentados que llegó a tener en origen y un tramo de bóveda con cúpula gallonada; se presenta como un espacio diferenciado del resto por su nivel de suelo rebajado y por la textura de sillarejo de sus muros. Por este motivo se ha hecho un montaje en él de un calvario con una imagen de un crucificado y una dolorosa sentada "Iuxta crucem lacrimosa" con un resultado muy teatral por medio de la iluminación y la gestualidad de las imágenes. Obras del mismo Lanchares entre 2015 y 2017, a quién también corresponde la talla que continúa: Jesús del Amor, nazareno de tamaño natural con la cruz al frente realizado en 2019.

Destaca un cuadro de la Santa Faz obra de Javier Carpintero, reconocido pintor zamorano con una interesante obra contemporánea entre la iconografía religiosa y la descomposición del soporte pictórico. La exposición continúa su recorrido por dos pequeñas tallas de Cristo Crucificado de factura anónima, el más antiguo fechable a finales del siglo del XVI y la otra más adelantada en el siglo XVII o XVIII, pero en una estética más popular. Se cierra este capítulo central de la muestra con una curiosa talla de pequeñas dimensiones de la Flagelación que, sin estar documentada, estilísticamente nos recuerda a facturas italianizantes.

 

 

Santoral

Damos paso al cierre de la exposición con el apartado Santoral que como tema de miscelánea presenta todas aquellas obras de la variada devoción católica: santos, mártires y patronos. La iconografía de San Juan tendrá un papel predominante en este bloque ya que se inicia con dos tallas sobre sobre este apóstol, pero con propuestas completamente diferenciadas. La primera como personaje más naturalizado, ataviado con ropas de tejidos ásperos y crudos en una intención más historicista. La segunda en una tendencia más idealizada con ropas nobles y atributos en orfebrería como una llamativa copa de veneno convertido en dragón, en alusión al episodio apócrifo de la Bendición de San Juan.

No abandonamos este tema ya que en el centro de este apartado una vitrina muestra dos imágenes emparejadas de San Juan en el calvario, de pequeñas dimensiones que en origen compondrían conjunto con sendas tallas de la Virgen y Cristo crucificado. Son de épocas y calidades diferentes, pero se aúnan en la gestualidad y el cromatismo tan típico de este tipo de piezas. En otra vidriera se agrupan tres imágenes diversas, una rarísima talla de San Juan Bautista Niño con una datación en torno al siglo XVI, un San Antonio en miniatura de hechura tosca, pero con la gracilidad de la imaginería popular y una Santa Teresa del siglo XVII en formato reducido con un muy interesante trabajo de estofados.

Se enfrentan a estas piezas dos lienzos con temas poco comunes: La decapitación de Santa Úrsula, en una composición puramente barroca a modo de bodegón y un retrato delicado sobre el que destacan el trabajo de las joyas que aderezan el rostro, y una representación del San Jerónimo Cardenal traduciendo la biblia, una fórmula alternativa de este santo que es más reconocible en su iconografía como eremita o penitente.

Las dos últimas obras versan sobre la figura de San Sebastián en otra interrelación temática con opuestas formas estéticas. La versión de Pablo Lanchares del año se enclava dentro de una tendencia neobarroca clásica que contrasta con el carácter urbano que presenta la pintura del grafitero David Esteban (Dadospuntocero). Obra que pone punto final a toda la muestra y que deja la puerta abierta a las nuevas tendencias plásticas que no tienen por qué entrar en riña con los temas religiosos.

 

 

Agradecimientos

Desde el comité organizador queremos expresar nuestra profunda gratitud a todos los propietarios que han confiado en aportar parte de sus colecciones para la celebración de esta exposición: Manuel García Díaz, Andrés García Moreno, Roberto Álvarez, Gabriel González Villalba, Javier Emperador Marcos, Mario Díez Ordás, Aitor Álvarez Bardón, Gonzalo Márquez y Víctor Moreno. Del mismo modo agradecer el apoyo dado por los organismos e intuiciones que han amparado este proyecto: patrocinio de la Federación de Asociaciones de Vecinos Rey Ordoño, la Asociación de Vecinos de El Espolón y la Fundación de Caja Rural de Zamora; con la colaboración del Obispado de León y del Ayuntamiento de León.

Está en nuestro pensamiento que esta exposición que nace enteramente desde la iniciativa privada y que no tiene precedentes en León, ha supuesto una ocasión única para el gran público de poder participar de la existencia de todas estas obras custodiadas en colecciones particulares. Al mismo tiempo, una demostración de responsabilidad para con la cultura, que ajena de la influencia de lo público e instruccional encuentra defensa desde el ámbito puramente particular, en la iniciativa privada como promotora de arte.

 

 

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