LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE JUAN DE MESA EN LEPE (HUELVA)

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

 

Durante mucho tiempo esta magnífica escultura mariana estuvo catalogada como obra del pintor de imaginería Juan de Uceda Castroverde. Sin embargo, lo cierto es bien distinto.

Pese a hacerse cargo de la ejecución íntegra de la obra para la Parroquia de Santo Domingo de Lepe, en virtud de la carta de pago fechada en el año 1624, Juan de Uceda solamente acabaría asumiendo las tareas de policromía y estofado de la talla, correspondiendo la hechura en madera de cedro a un escultor con el que el pintor solía colaborar habitualmente (1). Casos similares vemos en encargos realizados a otros pintores de imaginería de la época, como por ejemplo Amaro Vázquez.

En opinión del historiador Jorge Bernales Ballesteros, el autor de la obra sería un miembro muy cercano del círculo de Alonso Cano (2), quien en 1624 tan sólo contaba 23 años de edad y que, siete años después, contraería matrimonio con María Magdalena de Uceda, a la sazón sobrina de Juan de Uceda Castroverde, la cual sería asesinada en 1644 y se llegaría a acusar al propio Cano de dicho crimen.

La atribución de Bernales Ballesteros podría sustentarse tanto en la dulce expresividad de la imagen y en su alejamiento de los moldes montañesinos, rasgos característicos del escultor granadino Alonso Cano, como en las grandes semejanzas que presenta con la Inmaculada Concepción de la Parroquia sevillana de San Julián, realizada diez años después de la lepera.

El principal problema es que las fechas no cuadran con el documento que se halla en los archivos parroquiales de Lepe, ya que no sería hasta unos años después cuando Alonso Cano une sus títulos de escultor y arquitecto al de pintor, sin olvidar que su primera obra pictórica documentada (el San Francisco de Borja del Museo de Bellas Artes de Sevilla) data, precisamente, del año 1624 y que no sería hasta dos años después cuando Cano sería admitido oficialmente en el gremio de maestros pintores, sin posibilidad alguna de haberse formado un círculo consistente de seguidores y menos aún de temas escultóricos.

Por tanto, es más lógico pensar que existe una confusión en la carta de pago al redactar el año o bien que el encargo, a pesar de haber extendido el pago, se demorase un tiempo más tarde, aunque esto último no parece muy probable si tenemos que hablar de un plazo mínimo que rondaría los cinco o diez años.

 

 

 

En todo caso, no parece ser que actualmente se conserve toda o al menos parte de la policromía original de Juan de Uceda, a juzgar por la decoración de rocalla y flores del manto, propios del Setecientos.

A lo anterior hay que añadir los repintes y mutilaciones sufridos, hoy en día felizmente reparados por el restaurador sevillano Francisco Arquillo, los cuales dejaron en penoso estado una obra que fue depositada en la Iglesia del Monasterio de Santa Clara de Moguer, actual Museo Diocesano de Arte Sacro de Huelva, tras los graves daños y deterioros que sufrió en el año 1936, pues se cree que fue tirada desde su altar, cayó de espaldas e impactó la cabeza contra el suelo rompiéndose por la mitad y separándose del cuerpo de forma violenta, hasta el punto de perder la parte posterior del cabello.

Efectivamente, durante su estancia en Moguer pudimos comprobar las grandes cantidades de suciedad y polvo acumulados que presentaba, así como ensambles sueltos y daños generales en la policromía. Pero lo peor eran los sesgos que tenía el cuello, débilmente prendido a una cabeza que padecía pérdidas en su parte posterior, y en las manos, precariamente asidas al resto de la pieza por burdos alambres.

A partir de 2005 reclamamos varias veces, desde este portal y a través de los responsables del citado monasterio, una urgente y concienzuda restauración que devolviese a la pieza todo el esplendor de su estado original. Dos años después dábamos la noticia, a través del rotativo Huelva Información, de que el Ayuntamiento de Lepe iniciaba el proceso de recuperación de la imagen, datada en 1620, que se había perdido tras la Guerra Civil, y fue identificada con la que se guardaba muy deteriorada en el Monasterio de Clara de Moguer. Desde el consistorio lepero se trabajó en recuperar esta valiosa talla para la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, propietaria de la misma, y se firmó un convenio para el mencionado proceso de restauración y conservación de la talla con Francisco Arquillo Torres.

También en el año 2007, esta imagen fue catalogada dentro de la producción del escultor cordobés Juan de Mesa y Velasco por los historiadores sevillanos José Carlos Pérez Morales y Álvaro Dávila-Armero del Arenal en la monografía sobre el artista editada por Tartessos y dirigida por Enrique Pareja.

Según una carta fechada en enero del año 1624, el vecino de Lepe Gaspar Montaño compró una Inmaculada Concepción al pintor Juan de Uceda Castroverde, que casi con toda seguridad se había contratado al imaginero Juan de Mesa debido tanto a la estrecha relación entre ambos como a la apariencia de esta talla, en pose majestuosa sobre una media luna, uniendo sus manos a la altura del pecho y girando el rostro hacia su derecha, como en el popular prototipo de "La Cieguecita" de la Catedral de Sevilla.

 

 

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) GONZÁLEZ GÓMEZ Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura Mariana Onubense, Huelva, 1981, pp. 60-61.

(2) BERNALES BALLESTEROS, Jorge. "Alonso Cano en Sevilla", volumen XI de la colección Arte Hispalense, Sevilla, 1976, p. 117.

 

 

 

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