¡QUÉ SEA IGUAL QUE AQUELLA! LA DOLOROSA DE HELLÍN (ALBACETE)

Antonio Cabezuelo


 

"...los vecinos, cada vez que le hablan, se echan mano a la cartera y sacan una estampa: “Mire usted, así era”. Y suelen añadir: “Por lo que usted más quiera, no se deje llevar por su propia inspiración. Hágala igual, completamente igual. Si no, no la queremos..."

 

 

No se podría entender la Semana Santa de Hellín (Albacete) sin conocer a la Virgen de los Dolores, popularmente conocida como la Dolorosa de Hellín. Desde la llegada a la villa, en torno al año 1760, de la primitiva imagen realizada por el inmortal escultor e imaginero murciano Francisco Salzillo y Alcaraz, surge en torno a Ella un fervor especial, que pronto la convertirá en todo un símbolo de las tradicionales procesiones penitenciales de esta ciudad, hoy en día declaradas de Interés Turístico Internacional.

La imagen realizada por Salzillo se corresponde con la iconografía clásica de sus Dolorosas. La que nos ocupa, como tantas otras, bebe en gran medida de la genial Virgen de los Dolores de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia. Se la representa camino del Calvario, llorosa, con los brazos abiertos y las palmas de las manos y la mirada vueltas al cielo, en clara señal de esperanza.

La autoría de Francisco Salzillo, en ocasiones puesta en tela de juicio, queda fuera de toda duda, ya no sólo por su semejanza con otras obras del escultor -por la finura en el modelado, que podemos apreciar en las manos o el pelo, o por los expresivos ojos de la imagen, que cuenta con detalles como el párpado derecho ligeramente más caído, rasgo aparecido en numerosas ocasiones en la obra de Salzillo-, sino por la inclusión de la misma en el Catálogo de los Profesores de Bellas Artes Murcianos (Baquero Almansa, 1913). Así mismo, la aparición de la Dolorosa en numerosas publicaciones literarias de nivel nacional a finales del siglo XIX, reafirma que no se trata de otra más de las numerosas atribuciones a Salzillo realizadas en la postguerra.

Francisco Salzillo, en las imágenes de vestir, entiende las ropas como una parte más de la obra, por lo que acostumbraba a adjuntar patrones para el diseño de las mismas e incluso instrucciones sobre su colocación. En el caso de la Dolorosa de Hellín, siempre se ha respetado lo dictado por el maestro: saya de terciopelo granate, por el dolor de Jesús en la Cruz y la sangre derramada, y manto de terciopelo azul intenso, símbolo de la Pureza de María, terciado por el brazo.

Esta especial forma de vestir, que vemos en algunas Dolorosas del escultor de talla completa, como la de Yeste (Albacete) o las de Santa Catalina y el Convento de las Anas, ambas en la capital del Segura, se ha perdido en Murcia y, como tradicionalmente ha sido, encuentra a su más fiel representante en la Dolorosa de Hellín.

 

 

 

Como pueden observar en las fotografías que acompañan este trabajo, la peculiaridad del manto terciado es que se deja caer a su caída natural por uno de los lados, mientras que por el otro se cruza por delante de la imagen para venir a recogerse en el otro brazo. Respetando siempre estas premisas, se ha confeccionado a lo largo de los años un interesantísimo ajuar gracias a las camareras de la Virgen de los Dolores, especialmente de Dolores Marín Velasco, aún hoy perdura casi al completo. Así, la Dolorosa posee algunas de las prendas textiles más antiguas de la Diócesis de Cartagena, a la que tradicionalmente Hellín pertenecía. Esto es así porque, afortunadamente, se conservan el manto y la túnica contemporáneos a la Virgen, presentando artísticos bordados en plata.

En torno al año 1900, se encarga a los prestigiosos Talleres Burillo de Valencia otro conjunto, en esta ocasión bordado en oro, que por sus minuciosos bordados y elegantes dibujos hacen de estas prendas los textiles más interesantes de cuantos forman el ajuar de la Dolorosa. Premiada con la Medalla de Oro en la Exposición Regional Valenciana del año 1909, ya la prensa se hacía eco de que no se trataba de una obra cualquiera: "está siendo muy admirado un traje para la Virgen de los Dolores (...) Como notas sobresalientes de esta obra, modelo de ornamento, pueden indicarse la riqueza y el lujo. Pero esto no sería bastante si no les acompañara lo delicado en la confección, lo artístico del dibujo, y en estos entremeses, Burillo se ha excedido a sí mismo, logrando hacer una obra definitiva." (Valencia: Literatura: Artes: Actualidades. Número 2, 29 de Mayo de 1909). También cuenta la Virgen de los Dolores de Hellín con otro traje de Justo Burillo, realizado en 1930. En ese mismo año, se encarga la confección de un estandarte a estos mismos talleres. El patrimonio de la Virgen sigue aumentando después de la Guerra Civil con un suntuoso manto bordado en Valencia, en el año 1983, o una saya realizada en el año 2007 por las Hermanas Clarisas de Hellín.

La Cofradía de la Virgen de los Dolores de Hellín se funda con sus propios estatutos en el año 1882, como resultado de un proceso de regularización que afecta a toda la Semana Santa de esta localidad albaceteña, siendo una de las más antiguas junto a la de Nuestro Padre Jesús Nazareno o Nuestra Señora de la Soledad; estando, por cierto, vinculados familiarmente los presidentes de todas ellas. Las consecuencias de la creación de su propia cofradía no tardan en llegar, y así, a comienzos del XX, la devoción a la Dolorosa empieza a alcanzar cotas inusitadas que casi culminan en su Coronación Canónica a finales de los años 20. Un septenario con motivo de los Dolores de la Virgen en Septiembre o un multitudinario novenario en los días previos a la Semana Santa que culminaba el Viernes de Dolores, son solo algunos de los cultos que en su honor se oficiaban y que fomentaban una devoción que siempre tuvo, tiene y tendrá su momento cúspide en la mañana de Viernes Santo, cuando la Dolorosa alcanza la Cima del Monte Calvario y a sus pies se le cantaba el Motete ("O vos omnes qui transitis per viam..."), hoy perdido y sustituido por el Stabat Mater. En los últimos años, antes de la irrupción de la Guerra Civil, fue acompañada por bandas militares de categoría, como la del Regimiento de Saboya o la de Ingenieros de Madrid.

Todo este fervor hace de la Dolorosa de Hellín un símbolo de la religiosidad popular a nivel nacional, siendo muy común su aparición en los diarios de todo el país a comienzos del siglo XX, como La Vanguardia o ABC. La preocupación de los hellineros por el peligro que pudiera sufrir su Dolorosa en la República, cuando ya habían ardido iglesias y conventos en muchos lugares -caso de Málaga o Sevilla, en los famosos y trágicos incidentes del año 1931-, se hace patente echando un vistazo al Archivo Municipal de Hellín, donde podemos encontrar una carta fechada en los primeros días del año 1935, en respuesta a una misiva que preguntaba sobre una posible restauración de la Virgen de los Dolores de dudoso gusto artístico, que dice textualmente:

 

"Illmo. Sr, contestando a su respetable comunicación, fecha 5 de las corrientes, tengo el honor de confirmar a V. S. no ser cierto que se proyecta restaurar las Imágenes de la Dolorosa y la Purísima de Salcillo, existentes en la Iglesia Parroquial y en el convento de religiosos de esta ciudad, según lo tienen manifestado ante mi autoridad los que a su cargo está la custodia de las referidas imágenes. Le saluda muy respetuosamente, Hellín, 19 enero 1935.

Iltmo. Sr. Director General de Bellas Artes, Sección del Tesoro Artístico, Madrid."

 

Desgraciadamente, toda esta preocupación no fue suficiente para que, con la llegada de la Guerra Civil, un triste día del año 1937 la Dolorosa desapareciera de su camarín en la Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de la Asunción. No son pocas las leyendas que aseguran que, finalmente, no fue destruida, si bien jamás ha vuelto a ser venerada en Hellín. Tras buscarla sus camareros por toda España, y habiendo visitado Puerto Sagunto en Valencia o las Salas de Recuperación de Arte de Madrid, la Cofradía descubre, apesadumbrada, que no hay ni rastro de su Dolorosa.

 

 

 

No sin saber que se enfrentaban a un duro reto, a finales del año 1939 se decide encargar una nueva imagen que venga a ocupar el hueco dejado por la venerada obra de Salzillo. Encomiendan tan difícil tarea al escultor e imaginero madrileño Federico Coullaut-Valera Mendigutia (1912-1989), al que facilitan todo tipo de testimonios y fotografías y al que hacen firmar un contrato en el que, mediante numerosas y rigurosas cláusulas, se le obliga a renunciar a su propia inspiración artística. Este hecho no pasa desapercibido en la capital de España, donde tenía su taller el artista, y Francisco Casares publica en ABC, el 30 de diciembre de 1939, un artículo titulado igual que este que leen (¡Qué sea igual que aquella!), en el que se hace eco de la preocupación existente en Hellín sobre el parecido de la nueva imagen con la original. Las palabras con las que comienza este artículo, son una cita del mismo.

El 17 de marzo del año 1940, la Madre de Hellín vuelve a casa, por lo que se prepara una semana entera de festejos en su honor, como dictaba el Consistorio Municipal en un Bando de Alcaldía. “Arcos y Gallardetes en Hellín para recibir a la Virgen de los Dolores”, dice el diario Línea, de Murcia. Cenas de gala y comidas populares, zarzuelas, pasacalles de bandas de categoría, desfiles militares, misas de campaña, la presencia de las más altas autoridades civiles, militares y religiosas de la provincia, y un pueblo entero que, tras mucho sufrimiento, recuperaba la ilusión, y que salía a las Puertas de Madrid, en las afueras de Hellín, a recibir a su Madre cuatro años después, agasajándola con el redoblar de sus tambores. Como anécdota, reseñar que el coste de la talla ascendió a 10.000 pesetas, y que, mediante suscripción popular, para sufragarla se consiguieron casi 20.000 en poco tiempo.

 

 

 

Tras superar el debate sobre el parecido con la primitiva talla de Salzillo, no le costó a la Dolorosa recuperar su hueco en el corazón de los hellineros, siendo depositaria de un cariño y fervor al alcance de pocas imágenes. Como recuerdo de la antigua talla, nos queda el ajuar y los angelitos salzillescos que acompañan a la Virgen en su trono, cuatro de ellos contemporáneos a la Virgen, más pequeños y de más calidad, y otros cuatro, también de la escuela murciana, encargados por Federico Marín Salazar, primer Hermano Mayor de la Cofradía.

Su majestuosa salida a hombros en la tarde de Miércoles Santo, la mañana del Domingo de Resurrección o, especialmente, la mañana de Viernes Santo, son especialmente emocionantes, dadas las reducidas dimensiones de las portadas de la Iglesia de la Asunción de Hellín o sus pronunciadas escaleras. Siempre acompañada por Bandas de Música, durante años lo fue por la Banda Municipal de Almansa, dirigida con brillantez por José Faus, quien luego fuera director de la Banda Municipal de Granada y que, en 1952, dedicó a la Dolorosa de Hellín una marcha homónima que ha trascendido las fronteras de la Ciudad del Tambor, sonando en la Banda de Música de Granada, en la Orquesta de Motril o en la Banda de Ojígares, entre otras muchas agrupaciones musicales de gran calidad. Que la Dolorosa es protagonista indiscutible de la Semana Santa de Hellín, lo podemos comprobar escuchando el Himno de Hellín. Y es que la estrofa dedicada a su Semana Santa dice:

 

"Vamos al Calvario con tu Dolorosa,
hecho ya el camino, Calle de la Luz,
mientras redoblando, huestes clamorosas,
rezan los tambores al pie de la cruz"

 

La procesión de Domingo de Resurrección, instaurada en el año 1925, depara uno de los momentos más especiales de la Semana Santa de Hellín. La imagen de Jesús Resucitado sale a las calles mientras que, por otro itinerario, la Dolorosa hace lo propio. Cuando llegan a la tradicional Plaza del Mercadillo, miles de tamborileros los esperan. Tamborileros que, cuando las imágenes se acercan, callan sus tambores hasta que Madre e Hijo, frente a frente, por fin se encuentran. Entonces empiezan a redoblar con fuerza, anunciando con felicidad la Resurrección de Jesús, mientras varias palomas, mensajeras de la paz, se sueltan de una piñata. La Dolorosa es despuñalada, en un acto íntimo y muy emotivo para sus cofrades. Sin lugar a dudas, un emocionante broche para la Semana Santa de Hellín.

 

 

Este año 2010, se celebra el 70 aniversario de la llegada a Hellín de la actual talla de la Virgen de los Dolores, labrada por Federico Coullaut-Valera. Para ello, la Cofradía está preparando un acto diferente, en el que, por medio de distintos vídeos y el testimonio de varios cofrades, se hará un recorrido por la historia y singularidad de la llamada Dolorosa de Hellín. Este evento tendrá lugar en la tarde del próximo Domingo, 21 de marzo, en la Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de la Asunción, al que desde aquí me gustaría invitarles.

 

Nota del autor: a mi buen amigo Francisco José García Navarro, por acercarme a la Virgen de los Dolores y hacerme partícipe del sentir de todo mi pueblo.

 

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