LA DOLOROSA DE SANTIAGO (ALCALÁ DE GUADAIRA - SEVILLA),
OBRA DEL ESCULTOR CRISTÓBAL RAMOS

Enrique Ruiz Portillo


 

Una de las piezas de mayor valor histórico-artístico que atesora el mermado patrimonio religioso alcalareño es la Virgen Dolorosa de la Parroquia de Santiago, atribuida al escultor Cristóbal Ramos en la segunda mitad del siglo XVIII. Paradójicamente es ésta una obra poco conocida y escasamente valorada. Se trata de una escultura en barro cocido y telas encoladas policromadas, de 90 cms de alto que representa a María arrodillada sobre un cojín con las manos entrelazadas en actitud de oración y la mirada hacia el cielo. La imagen, que hoy se venera en el sotocoro habilitado como sacristía, estuvo durante décadas sobre el sagrario del retablo de Ánimas, aunque no pertenecía a este conjunto.

 

 

DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN

La Virgen viste túnica en color rojo burdeos con bocamangas blancas ceñida a la cintura por un grueso cíngulo dorado. El material con el que se realiza el vestido, la tela encolada, permite una gran multitud de pliegues minuciosos que rodean toda la cintura de la imagen hasta alcanzar sus rodillas, donde se pliegan para aparentar esta postura, sobre cojín encarnado con dos borlas doradas.

Cubre su cabeza con manto azul marino con cenefa dorada y modelada con forro en tonos celestes. El manto cae desde la cabeza circundando el rostro hasta debajo del pecho, desde donde parte por encima de los antebrazos hacia las rodillas. Como en el caso de la túnica los plegados del manto son minuciosos y dinámicos para darle viveza a la obra. Sobre el pecho se entrelazan las manos con fuerza y pasión, dejando ver un modelado perfecto favorecido por el material del barro cocido utilizado en todas las carnaciones.

El rostro refleja un dolor sin estridencias, concentrando la expresividad con la mirada implorante dirigida hacia lo alto. Rodea el rostro el blanco tocado de telas encoladas que deja ver tanto el nacimiento del pelo como la suave anatomía del cuello. La frente es amplia y despejada, con cejas arqueadas que inciden en la expresión de patetismo. Los ojos llorosos miran hacia arriba y las mejillas se enrojecen por el llanto. La nariz fina y recta da paso a la boca entreabierta con expresión de sorpresa y dolor. Cierran el rostro la barbilla pronunciada y una papada destacada. 

 

 

CRISTÓBAL RAMOS

Tanto la estilística de la imagen como el material con el que está realizada (el barro cocido y las telas encoladas) nos llevan a situarla dentro de la producción del escultor sevillano Cristóbal Ramos (1725-1799). Nacido en Sevilla y bautizado en su Parroquia de San Isidoro, era hijo del escultor mediano Juan Isidoro Ramos y Beatriz Victorina Tello, siendo el mayor de cuatro hermanos. Su vocación viene por tanto heredada de su padre, un escultor poco conocido con quien compartirá taller y trayectoria, y que trabajó a mediados del XVIII con Tortolero e Hita y Castillo en la decoración de la Capilla Sacramental de Santa Catalina.

Cristóbal Ramos, aunque imbuido por el arte barroco de su ciudad, contribuye en la Sevilla de la Ilustración a la creación de la Escuela de las Tres Nobles Artes, lo que atestigua dos vertientes en su formación: barroca y academicista. Aunque utilizó otros materiales como la madera, fundamentalmente trabajó el barro, de cuidado y logrado modelado, aprendido en taller paterno, a menudo combinado con las telas encoladas. Realizaba la policromía de sus esculturas, con encarnaduras nacarinas para vírgenes y niños y más tomadas para cristos y santos. Utilizó con asiduidad los postizos, tan de moda en su época, como es el caso de los ojos de cascarilla o las pestañas.

Junto con Blas Molner se trata del escultor que en la Escuela sevillana sirve de transición entre el agotado barroco dieciochesco y el naciente academicismo neoclásico. 

 

 

ICONOGRAFÍA

La iconografía que representa Cristóbal Ramos para la Dolorosa no es novedosa, sino muy antigua. Repite la composición iconográfica de la Virgen de la Antigua y Siete Dolores, una valiosa talla de Pedro Roldán realizada hacia 1655 que aparece arrodillada, con las manos entrelazadas y la mirada alta.

Su modelo iconográfico tampoco era innovador sino que lo trae Roldán desde Granada, donde ya era conocido gracias a las obras de Alonso de Mena y José de Mora. Hoy se encuentra olvidada en un altar de la Parroquia sevillana de la Magdalena pero en los siglos del Barroco fue una de las principales devociones de Sevilla, sólo equiparables hoy en día a las que la ciudad profesa a las Esperanzas Macarena y Trianera.

Esta notable devoción a la Antigua y Siete Dolores influyó en la obra de muchos escultores, fundamentalmente en Cristóbal Ramos, amparado por su clientela. 

La representación más notable de este modelo salida de sus manos es la Virgen de las Aguas de la Hermandad sevillana de El Museo, una imagen de vestir con cabeza de barro cocido que aunque actualmente aparece de pie y con las manos separadas, originalmente se mostraba arrodillada y con las manos entrelazadas, transformándose en la intervención de Antonio Infantes Reina en 1928. Son varias las imágenes del mismo autor que responden a una estética e iconografía semejantes. Entre ellas:

 

Dolorosa del MNE de Valladolid
Busto de tamaño natural con las manos cruzadas sobre el pecho que parece estar realizada en madera, vistiendo ropajes estofados y guardando gran parecido con la Dolorosa de las Aguas.

Mater Misericordiae de la Escuela de Cristo (Sevilla)
Mide 1,44 mts, está realizada en barro, pasta y tela encolada y viste manto y túnica ceñida con fajín. Se fecha hacia 1798, fecha de fundación de la Hermandad, situándose actualmente bajo el Crucificado de la Providencia, de Juan de Astorga, en este pequeño oratorio de la Parroquia de Santa Cruz.

Dolorosa del Convento sevillano de Santa Isabel
Preside el retablo mayor de la iglesia y guarda semejanzas con este modelo, que hoy presenta en sus ropajes un rico estofado del XIX. 

Dolorosa de la Capilla del Palacio de San Telmo (Sevilla)
Se encuentra al pie de un crucificado en un retablo del lado del Evangelio. De este retablo de caja cruciforme realizado en 1726 por Juan Tomás Díaz, sólo están documentados los ángeles pasionarios de Duque Cornejo. La Dolorosa se muestra arrodillada sobre un cojín, vestida completamente de azul con orla dorada en el manto e inclinando la cabeza ligeramente hacia la izquierda. Se muestra deteriorada aunque está incluida dentro del proyecto de restauración emprendido por el IAPH en este lugar.

Dolorosa de la sevillana Parroquia de San Andrés
El rostro remite a la obra de Ramos. Se aleja de esta composición al inclinar su cuerpo pero mantiene la alta mirada y las manos entrelazadas.

Otras imágenes semejantes
Se encuentran en Sevilla, en la Parroquia de Santa Genoveva (aunque procede de San Bartolomé), en los Conventos de la Encarnación y Santa Paula, en la Catedral, en la Capilla del Carmen de Calatrava, en colecciones particulares, e incluso fuera de Sevilla en la Parroquial de Encinasola (Huelva).

 

Los rostros de estas imágenes carecen del pathos, toda una exageración barroca del dolor de la Pasión, mostrando un dolor mucho más atemperado. El modelo será recurrente en la obra de Ramos y su taller, llegando a pensarse que, dado el material del barro, muchas de ellas salieran de moldes que poseyera el artista en diferentes dimensiones.

 

 

LA DOLOROSA ALCALAREÑA

La imagen que hoy situamos en la Parroquia de Santiago pertenece a este rosario de vírgenes implorantes que hemos citado. Pudiera ser una imagen de oratorio privado, doméstico y familiar, dado su tamaño académico, ya que el propio Ramos trabajó muchísimo para este tipo de comitentes, dentro de la moda que imperaba de imágenes de devoción particular.

No existen documentos que certifiquen su existencia en la Parroquia. Pudiera ser la Dolorosa salvada del incendio de 1936 y citada por el libro "Edificios religiosos saqueados y destruidos por los marxistas en la provincia de Sevilla" donde se dice: "hállase con evidentes deterioros un retablo neoclásico donde era venerada una imagen de Nuestra Señora de los Dolores, exenta de mérito, que se salvó por laudable previsión de una devota". El calificativo "exenta de mérito" nos aleja de esta posibilidad dada la admiración de los autores por la obra de Ramos. Aunque el tamaño menor que debió tener la imagen dado que "salvó por laudable previsión de una devota" nos lleva a pensar que esta obra fue la salvada en el incendio.

 


 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

Enrique Ruiz Portillo es Licenciado en Historia del Arte.

GONZÁLEZ GÓMEZ, J.M. "La Dolorosa. Iconografía de la Virgen en Sevilla" en El poder de las imágenes. Sevilla, Diario de Sevilla, 2000.

Catálogo de la Exposición "Pedro Roldán". Sevilla, Caja San Fernando, 1999.

SÁNCHEZ DE LOS REYES, J. "La Virgen de las Aguas... ¿en Valladolid?" en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Nº 533. Sevilla, 2003.

MONTESINOS MONTESINOS, C. El escultor sevillano D. Cristóbal Ramos (1725-1799). Sevilla, 1986.

FALCÓN MARQUEZ, Teodoro. El Palacio de San Telmo. Sevilla, 1991.

 

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