LA DIDÁCTICA MUDABLE DE LA ILUSTRACIÓN DEL CARTEL DE LAS JORNADAS DE DIVULGACIÓN PASIONARIA. SU PLASMACIÓN EN EL SIGNIFICADO ARTÍSTICO Y TEOLÓGICO DE LA OBRA "BAJADA AL LIMBO" DE JUAN DE FLANDES

Víctor Manuel Martínez Lucas (25/11/2009)


 

 

Este año 2009 se cumple el XII Aniversario de la celebración de las Jornadas de Divulgación Pasionaria por parte de la Cofradía de Ánimas de Cieza (Murcia), la cual pretende con ello una doble formación: la que brindan sus ponentes invitados por medio de las conferencias que realizan, y por otra parte, la formación que se ofrece a través de la ilustración del cartel que se utiliza para promocionar las Jornadas de Divulgación Pasionaria.

El diseño de este cartel, realizado por nuestra hermana cofrade María de los Ángeles Sáez Sánchez, es motivo de formación añadida pues, para tal ocasión, son seleccionadas diversas ilustraciones (que a la mayor parte de la población pasan injustamente inadvertidas) compuestas por obras de arte únicas que relatan el misterio de fe que representa cada madrugada de Sábado Santo nuestra Cofradía: el Descenso de Cristo a los infiernos, que reafirma desde el punto histórico-artístico su veracidad dogmática.

Este cartel ha estado protagonizado por representaciones pictóricas procedentes de artistas ilustres de la Historia del Arte (unos más conocidos, otros más extraños para el gran público), nacionales y foráneos, que plasman de forma especial el momento concreto en el Limbo, espacio intermedio entre el Cielo y el Infierno (concepto hoy desterrado del discurso eclesial por Benedicto XVI), hacia donde Jesús se dirige para rescatar del presidio del pecado a Adán y Eva, y a sacar de las garras del abismo al patriarca Abraham y al resto de justos que allí permanecían a la espera de la venida del Mesías, comenzando así la historia de la Redención.

El repertorio de estilos, fechas y autores abarca significativas muestras que, ordenadas cronológicamente, empezarían por el tratamiento de la Anástasis perteneciente al longevo arte bizantino, el siglo XIV (Jaime Serra, prototipo de la pintura italo-gótica bajomedieval aragonesa), el siglo XV (Bartolomé Bermejo, baluarte de la pintura gótica hispano-flamenca), el Renacimiento transalpino del Cinquecento (Sebastiano del Piombo), hasta el fructífero siglo XVII español (representado en la figura del inmaculista Alonso Cano, imbuido en el teatralizante y escenógrafo Barroco), además de ensamblar interesantes trazos del lúgubre sitio del Averno a la manera miniaturista de Dionisio Rickel en su obra Cordiale Quatuor Novissimorum, impresa en Zaragoza por Pablo Hurus bajo el título Cuatro Cosas Postrimeras, al ocaso del belicoso Cuatrocientos.

 

 

Este año, la obra elegida para la ilustración del cartel de las XII Jornadas se titula Bajada al Limbo, tabla de políptico realizada por Juan de Flandes, artista perteneciente a la denominada "tercera generación" del primitivo estilo flamenco del siglo XV, pintor de cámara de la reina Isabel I de Castilla, apodada La Católica; óleo sobre tabla efectuado con motivo del pequeño oratorio particular de la soberana y fechado en los tiempos finales de su reinado (1496-1504); obra hoy conservada, tras diversos avatares, en el Palacio Real de Madrid.

Juan de Flandes, cuyo sobrenombre castellanizado procede de su lugar de nacimiento (Flandes, histórica y adinerada región del norte de Europa, en los Países Bajos), formado en las pujantes Gante y Brujas (¿e Italia?), se inscribe dentro del primitivo estilo flamenco, que, desarrollado durante el dominio de los duques de Borgoña, iba a suponer una "explosiva" mezcla personal entre el gótico internacional y el renacimiento incipiente; arte caracterizado por la naturalidad, el realismo y el simbolismo alegórico de sus imágenes, la racionalidad (no científica) en la representación del espacio pictórico, el detallismo y la minuciosidad, y la forma de tratar la luz y el color como relevantes valores interpretativos y fundamentales de la obra flamenca.

Entre sus maestros hay que contar a los hermanos Jan y Hubert van Eyck, Rogier van der Weyden, Robert Campin, Dirk Bouts, Hans Memling, Hugo van der Goes (maestro de nuestro pintor, junto con Gerard David), y el excéntrico Hieronymus van Aeken "El Bosco". En la España de los Reyes Católicos, dicho estilo penetró con fuerza tanto por la llegada de artistas flamencos como por la influencia de éstos en pintores locales que desplegaban su arte en la Corona de Aragón (Jaime Huguet, Luis Dalmau, Jaume Jacomart, y especialmente, el cordobés Bartolomé Bermejo), y en la Corona de Castilla (Jorge Inglés y Fernando Gallego).

Su presencia en Castilla se debe a la intermediación de Isabel I, buena conocedora de la pintura flamenca y sus artífices. El arte del de Flandes embelesó tanto que obtuvo el nombramiento de pintor de cámara desde 1496 hasta 1504, fecha que marca el fallecimiento de La Católica y el inicio de una nueva era histórica. Desde entonces, el pintor sigue manteniendo buenas relaciones con la Corte y la Iglesia, destacando sus estancias en Salamanca (realizando los cuadros de la capilla de la Universidad y la decoración pictórica del retablo de San Miguel -Museo Diocesano-), y en Palencia (donde destaca la bella factura del retablo de la catedral, el conjunto más importante de pinturas documentadas del autor), agreste tierra en la que finalmente murió en 1519.

 

 

Se considera a Juan de Flandes artista español (a pesar de su procedencia), ya que sólo se conocen sus obras realizadas en España (concretamente en el territorio de Castilla), pues incluso las existentes en el extranjero tuvieron su origen aquí. Actualmente, es valorado como un pintor de acusada personalidad y de sensibilidad exquisita, impregnado de lleno en las cualidades estéticas del arte flamenco, de formación preciosista miniaturista que supo trasladar y adaptar a las obras castellanas, de temática esencialmente religiosa, aunque sin obviar sus grandes dotes como retratista; uno de los pintores que más impactó e influyó en el hacer de los pintores locales de la época, especialmente en Palencia, donde creó escuela.

Sus primeras obras atribuidas en Castilla son un grupo de pinturas al óleo de impronta miniaturista (en total 47 tablitas, de tamaño 21 x 15 cm), donde desarrolla escenas de la vida de Cristo, entre otras; obra conjunta integrada en el Políptico u Oratorio de Isabel la Católica, el fruto de mayor envergadura como pintor de corte de Juan de Flandes, donde el artista aprovecha los episodios evangélicos para inmortalizar los paisajes más bellos encontrados por él en España. Se trata de un retablo de pequeñas dimensiones que se podía desplazar sin dificultades para acompañar a la reina en los desplazamientos por sus dominios. Hoy se conservan 27 de estas tablitas, de las que 15 se hallan en el Palacio Real de Madrid y el resto se reparten entre Viena (Kunsthistorisches Museum), Londres (National Gallery), París (Louvre) y Nueva York (MET).

La profesora Elisa Bermejo, la más notable biógrafa del pintor en España, califica la tabla Bajada al Limbo como una de las más hermosas y peculiares de ese conjunto iconográfico pasional del Oratorio. Enmarcado en un paisaje pictórico serrano de misterioso fondo azulado (que muestra una acusada profundidad del abismo), en primer plano aparecen Adán y Eva (entre los que se inmiscuye un anciano Abraham que precede a un ataviado ¿Juan el Bautista?), de redondas, cándidas y aniñadas facies, representados en cuerpos desnudos de pincelada marcadamente naturalista, que, al igual que los otros justos, todos rehenes del pecado y de la muerte, salen de la tumba infernal (encarnada por una masiva fortaleza arruinada y apoderada por llamas humeantes), dirigiendo su mirada y sus movimientos en actitud orante y suplicante hacia un bien proporcionado y esbelto Jesús que se prolonga verticalmente por medio de la cruz altiva que porta. Todos los justos tienden sus manos hacia Él, esperanza de toda la humanidad sufriente.

La rugosa indumentaria de Jesucristo, en forma de larga y ancha túnica encarnada, ondea a sus espaldas en volátiles pliegues dando la sensación de movimiento, del descenso, tal y como acentúan los finos cabellos del Redentor movidos por el soplo del viento. Presenta la Cruz, en lo alto del inusitado mástil, como estandarte de la victoria, cogida en su mano derecha, mientras con la izquierda hace ademán de sacar a Adán de tan tremebundo espacio y liberarle de la prisión del mal y de la muerte: "A ti te mando: ¡Despierta, tú que duermes!, pues no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo; ¡Levántate de entre los muertos!, pues Yo Soy la Vida de los Muertos" (fragmento de una antigua homilía del Sábado Santo).

Cristo ya es el Rey de la Gloria que lo llena todo con su Resurrección; la muerte, de la que es señal la Cruz del martirio, ya está derrotada, ya no existe. Cristo camina decidido por las quebradas losas pétreas del pertrechado abismo con la libertad y el poder del Vencedor, casi parece flotar, pues su cuerpo espiritual, transfigurado por la resurrección, escapa a las leyes del mundo terrenal, a la gravedad marcada de corruptibilidad y muerte.

 

 

Destaca la habilidad del flamenco para reflejar el humo negruzco, que además de una finalidad iconográfica (reflejo de la encendida realidad caótica del Infierno), adquiere su sentido pictórico al actuar como perfecto y hábil contrapunto cromático a la luz virginal que desprende el Salvador, luz que abate la oscuridad que envuelve el Hades. Cristo está iluminando los infiernos y la muerte con su presencia. Las puertas de la muerte, de aparente gruesa madera, yacen rotas y esparcidas a un lado del limbo, dando salida a los que retenía, y los sepulcros individuales vacíos y abiertos proclaman ya la victoria de Cristo vivo.

Del edificio ruinoso, de semblanza arquitectónica italiana quattrocentista, gótica verticalidad defensiva hispana y muros agrietados (que sin duda se corresponden con las coetáneas demoliciones de las fortalezas feudales ordenadas por los Reyes Católicos para consolidar su autoridad en su lucha contra la nobleza rebelde), salen batracios, serpientes y otras criaturas fantásticas aladas y reptantes, símbolos iconográficos del mal diabólico, para hacer frente, amedrentar y expulsar a quien, con la Cruz, tiene las llaves de la Muerte y el Infierno.

Cristo aparece como el Dueño de la Vida y el Cosmos. Su cuerpo resucitado, vencedor del abismo de la muerte, está animado por Dios-Trinidad, principalmente el Espíritu Santo, de ahí ese resplandor de energías divinas y ese dinamismo expresado en su avanzar hacia Adán. Entre ambos se entrecruzan miradas cómplices y compenetradas de piedad, arrepentimiento, perdón y salvación, de las que Jesús hace también partícipes al resto de los justos, que encarnan la humanidad sufriente.

Para Elisa Bermejo "la calidad del dibujo, el magnífico empleo de la luz y el color, lo ponderado de la distribución de las masas, y el naturalismo con el que están tratados algunos de sus personajes, hacen de esta pintura una de las más importantes de su autor". Obra señera del arte flamenco miniado en España, que, como las restantes inmortalizadas año tras año, quedará en los anales ilustrativos de las Jornadas de Divulgación Pasionaria para particular disfrute y formación de todos los ciezanos, para mayor gloria y "veneración" del cartel promocional de la actividad formativa por antonomasia de la Cofradía de Ánimas de Cieza. 

 


 

BIBLIOGRAFÍA

BERMEJO MARTÍNEZ, Elisa; PORTUS PÉREZ, Javier. (1988): Juan de Flandes, en "Los Genios de la Pintura Española", Volumen XVII, Editorial Sarpe, Madrid, 94 pp.

CAMÓN AZNAR, José (1979): La Pintura Española en el siglo XVI, en "Summa Artis. Historia General del Arte", Volumen XXIV, Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 664 pp.

MARTÍNEZ LUCAS, Victor Manuel (2009): "Requerimientos actuales de la promoción de la formación cofrade. La acción formativa de la Cofradía de Ánimas de Cieza a través de las Jornadas de Divulgación Pasionaria", en El Flagelo, nº 19, Agrupación California del Santísimo Cristo de la Flagelación, Cartagena.

MARTÍNEZ LUCAS, Victor Manuel; SANTOS VILLALBA, Pascual (2007): "Memoria histórica de la Cofradía de Ánimas (30-IV-1997/17-II-2007)", en Anástasis, nº 6 (Conmemorativo X Aniversario de la Cofradía), Cofradía de Ánimas, Cieza, pp. 27-69.

 

Nota de La Hornacina: Artículo publicado en el nº 7 de la revista Anástasis. Cofradía de Ánimas de Cieza, 2009.

 

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