EL TEMPLO DE ARTEMISA EN ÉFESO

Selahattin Erdemgil


 

 
 
Recreación del Templo de Artemisa en Éfeso

 

El Culto de Cibeles-Artemisa

Durante las excavaciones llevadas a cabo hasta ahora en Turquía, se han descubierto numerosas estatuas de Cibeles y Artemisa; las más antiguas entre ellas son aquellas fechadas en torno al año 7000 (provenientes de Çatalhöyük) y 6000 a.C. (provenientes de Hacilar). Estas estatuillas de barro cocido tienen las caderas, los senos y los órganos genitales exagerados, ya que se tenía la intención de subrayar su característica de diosa de la fecundidad. En un principio, estas terracotas fueron interpretadas como estatuillas de la diosa Venus, pero después fueron reconocidas como la Diosa Madre. A lo largo del tiempo, esta Diosa Madre cambió el aspecto, y su popularidad se divulgó por todas partes en el mundo de la antigüedad. Durante esa expansión, su esencia se quedó intacta, aunque adquiriese algunas características locales.

No sabemos qué nombre le hubiesen dado los habitantes de Çatalhöyük y Hacilar, en cambio se sabe que en Egipto la llamaban Isis, en los países árabes se llamaba Lat, y en Anatolia tenían distintos nombres como Kubaba, Cibeles, Hepat y Artemisa, entre los cuales Cibeles fue el nombre más conocido de la diosa más adorada en la tierra anatoliana. El centro del culto y el santuario más célebre se encontraba en la antigua Pessinus (actual Ballihisar), en las cercanías de Sivrihisar, no lejos de la capital Ankara.

En Pessinus, centro importante de Frigia, la Diosa Madre alcanzó el apogeo de su evolución protohistórica, y un meteorito en forma de diópede (caído del cielo) fue adorado por muchos años como estatua de Cibeles. En los relieves descubiertos en distintos lugares de Frigia, la figura de la Diosa Madre fue esculpida sin detalles, conforme a la mencionada forma de diópede. Durante el reinado de Attalo I, rey de Pérgamo, el meteorito fue llevado a Roma y erigido en la colina Palatino, con el fin de que los romanos salieran victoriosos de la guerra contra Cartago. Esta Diosa Madre transportada desde Pessinus fue muy respetada en Roma; prueba de ello es que el emperador Elagabalus se mutiló el órgano viril, conforme al culto de Cibeles, para ofrecérselo a la diosa.

La Diosa Madre también tenía una forma de xoanon (tallada de un tronco); de hecho, se supone que la estatua más antigua de Artemisa en Éfeso fue de forma xoánica, labrada sin detalles de un tronco de árbol.

En todas las épocas, parece ser dominante el carácter oriental de la diosa Cibeles-Artemisa, lo cual es evidente en las estatuas guardadas en el Museo de Éfeso. Las piernas de la diosa son inmóviles, como si fuesen fundidas. Aunque al principio se creyó que los nodos sobre su pecho fuesen pezones, más tarde se descubrió que representan los testículos de los toros sacrificados a la diosa, ya que el testículo, al producir espermatozoides, era también símbolo de fecundidad. Los toros, leones y esfinges alineados sobre su falda demuestran que era igualmente protectora de los animales y de la naturaleza. Los leones que se encuentran a ambos lados de los relieves de Cibeles se representan esculpidos sobre los brazos de las estatuas de Artemisa.

 

 
 
Ruinas del Templo de Artemisa en Éfeso

 

Estructura Social del Templo

Algunos mantienen que el culto y el templo de Artemisa y la jerarquía religiosa fueron modelados sobre la estructura social de las abejas. Efectivamente, la abeja es el símbolo de Éfeso y su figura aparece muy a menudo sobre las monedas y las estatuas de esta ciudad del Asia Menor, en la actual Turquía. La jerarquía de los sacerdotes del Templo de Artemisa era distinta de la que existía en Occidente. Incluso la terminología era diferente de la griega, aunque en la época romana el griego fuese una lengua conocida.

La dirección estaba a cargo de unos cuantos sacerdotes bajo la jefatura del llamado megabiso. Todos ellos tenían sus órganos genitales amputados. Según Estrabón, se prefería elegirlos entre los sacerdotes originarios de la Anatolia central u oriental. El cargo de megabiso o jefe de sacerdotes era una dignidad muy honrosa para quien lo recibía. Estos tenían ayudantes vírgenes, parecidos a las vestales romanas.

Otra clase de sacerdotes que servían a la diosa Artemisa era la de los curetos. Según la mitología, los Curetos eran semidioses relacionados con Zeus, quien, al crear de su pierna a Dionisio, estuvo acompañado de los Curetos, los cuales hicieron mucho ruido para que Hera, esposa de Zeus, no oyera nada, tal y como lo habían hecho cuando Leto parió a Artemisa. Este incidente se celebraba cada año con un festival organizado en la isla italiana de Ortigia, conocido como el lugar de nacimiento de Artemisa.

Por otra parte, había una clase más de sacerdotes, unos veinte varones a los que podemos llamar los acróbatas o los que caminan de puntillas, relacionados con los bailes rituales. Al ser el culto de Cibeles y Artemisa el primer factor del desarrollo de Éfeso, el número de sacerdotes, sacerdotisas y guardias alcanzó centenares.

Una característica interesante del Templo de Artemisa en Éfeso era su funcionamiento como un banco. El megabiso se encargaba de la aceptación de los objetos preciosos, ofrecidos en regalo o bien depositados en custodia, así como de la apertura de créditos del tesoro del templo.

El Templo de Artemisa gozaba de algunos privilegios, el más importante la extraterritorialidad o derecho de asilo para cualquiera que se refugiase en el templo. Por tanto, muchas veces se buscaba amparo en la zona sagrada alrededor del mismo, cuyos límites, durante la época de Alejandro Magno, fueron ensanchados, extendiéndolos posteriormente Mitrídates hasta donde alcanzó una flecha disparada desde el frontón del templo. Marco Antonio, inspirado por lo que hizo Julio César en Didima, dobló la superficie de la zona sagrada, que incluía también una parte de la ciudad. Ello provocó que muchos delincuentes se refugiaran en el templo. Como lo mismo ocurría en otros templos del Imperio, la gente empezó a quejarse, pidiendo la supresión del derecho de asilo. En el año 22 d.C., el emperador Tiberio convocó a los representantes de los templos principales para discutir el asunto con ellos; sin embargo, el derecho del que gozaba el Templo de Artemisa quedó intacto.

 

 
 
Cabeza femenina de mármol procedente del templo (British Museum)

 

El Templo Arcaico

Estrabón anota que el célebre Templo de Artemisa fue demolido y reconstruido siete veces y aún en su época se consideraba como la séptima maravilla del mundo. El templo que en la antigüedad se situaba en la orilla del mar se encuentra actualmente a unos 5 km hacia el interior, a la derecha de la carretera de Selçuk a Kusadasi. Durante las excavaciones, varias fases de la reconstrucción han sido descubiertas. Los objetos más antiguos encontrados son los fragmentos de vasijas con diseños geométricos, ornamentos de oro y objetos de marfil, datados en el siglo VII a.C. Es probable que el templo del mismo siglo fuese demolido por los cimerios.

Poco antes del año 570 a.C., los arquitectos Roico y Teodoro habían construido el nuevo templo de Hera en la Isla de Samos. Los efesinos, probablemente estimulados por la gran celebridad de dicho templo, decidieron construir un Templo de Artemisa mucho más majestuoso que el Templo de Hera. Confiaron esta gran tarea al célebre arquitecto de Cnosos, Quesifrón, y a su hijo Metagenes, y también invitaron a Teodoro, porque el lugar donde debía ser construido el templo era pantanoso como el del Templo de Hera, que pudo servir de inspiración. El arquitecto invitado mandó echar una capa de carbón por debajo de los cimientos y cubrirla de cueros, sobre los cuales se levantó un bellísimo templo rectangular de 55 x 115 metros.

Era evidente que los arquitectos cretenses tenían un gran conocimiento de la arquitectura egipcia, hitita y asiria, de lo cual habían sacado buen provecho. El templo era el mayor edificio de mármol construido hasta entonces. Tenía un plano díptero con doble fila de columnas de 1,21 m de diámetro y 19 m de altura que lo rodeaban. El empleo por parte de los arquitectos de dicha doble fila, en vez de una sola, permitió darle un aspecto ancho, mientras que disminuyó la longitud. Plinio anota que había 127 columnas en total. Este bosque de columnas creó el ambiente deseado para la diosa.

Por muchos años fue discutido el número de las filas de columnas a lo largo de las fachadas delantera y trasera del templo; sin embargo, trabajos realizados en el pasado siglo XX demostraron que, efectivamente, se trataba de una doble fila de columnas. Plinio cuenta que las 36 columnas delanteras (llamadas columnae caelatae) fueron cubiertas de relieves, los cuales empezaban justamente debajo de los capiteles y se extendían hasta los pedestales. El templo visto por Plinio, quien vivió en el siglo I d.C., era sin duda el templo helenístico. Pese a ello, tomando en consideración que aquel templo fuese reconstruido sobre uno anterior y que Plinio pudiese escribir basándose en las fuentes antiguas, podemos confiar en su informe.

Las columnae caelatae habían sido ofrecidas por Creso, el último rey de Lidia. Se puede descifrar sobre una de ellas, que actualmente se encuentra en el British Museum, la inscripción "oferta de Creso". Herodoto también lo confirma. Los arquitrabes sobre los capiteles de las columnas pesaban 24 toneladas. Es difícil comprender la técnica que permitiese levantar una pieza de tanta pesadez hasta una altura de 20 metros. Durante la construcción del templo corrían rumores de que los arquitrabes fueron colocados por la propia diosa Artemisa. No ha sido encontrado ningún vestigio sobre la forma del tejado, ni sobre la manera de su construcción.

Después de las invasiones cimerias, el altar antiguo delante del templo arcaico fue reconstruido con escalones. Durante las excavaciones realizadas alrededor del altar, fueron descubiertos muchos objetos votivos de oro, marfil, plata y terracota, así como monedas de plata. Se cree que estas monedas fueron las primeras acuñadas en el mundo. Se sabe también que el altar del templo fue ensanchado por el tirano de Éfeso, Pitágoras, después de haber consultado al Oráculo de Delfos en busca de un tratamiento para su hija enmudecida.

 

 
 
Fragmento de figura masculina de mármol procedente del templo (British Museum)

 

El Templo Helenístico

El Templo de Artemisa fue incendiado la noche en que nació Alejandro, en el año 356 a.C., por un loco de nombre Herostratos que quería inmortalizar su nombre. Entonces los efesinos se pusieron a construir un nuevo templo aún más suntuoso que el anterior. Cuando Alejandro llegó a Éfeso, la construcción estaba todavía sin acabar. Este templo helenístico de 105 x 55 metros fue situado sobre un podio subido por unos escalones. Sus columnas tenían más de 17 metros de altura. El estilo del plano viejo fue conservado y las columnas delanteras fueron ornadas de relieves como aquellas del templo arcaico.

Plinio y Vitruvio anotan que los relieves de una de las columnas habían sido esculpidos por el célebre escultor Escopas. Se cree que el escultor Praxíteles intervino en los relieves sobre el sacrificadero, el cual fue situado delante del templo, con su plano en forma de "U" y doble fila de columnas jónicas, altas y esbeltas. En sus dos ángulos traseros fueron colocadas unas esculturas de cuadrigas. Sobre una de las columnas esculpidas, actualmente en el British Museum de Londres, se representa a Alcestes, quien se sacrifica para salvar a su esposo Admeto. La figura de una mujer desnuda delante del dios Hermes es Alcestes, mientras que la figura alada es Thanatos (la muerte).

En el siglo V a.C., fue organizado un concurso entre los escultores más célebres de la época para la ejecución de una estatua de Amazona que se ubicaría a la entrada del Templo de Artemisa. Según Plinio, participaron en este concurso todos los grandes escultores de la antigüedad: Fidias, Policleto, Cresila y Fradmone. Una vez esculpidas las estatuas, se les pidió a los artistas que ellos mismos eligiesen la mejor entre ellas. Cada uno primero eligió su propia obra y luego la de Policleto, así que su obra ganó el concurso y fue colocada delante del templo. En varios museos del mundo existen varias copias de esta estatua, todas catalogadas en época romana, por tanto no parece que ninguna de ellas pueda ser la original de Policleto.

El Templo de Artemisa fue destruido, por última vez, en el año 265, por los godos. Fue reconstruido en una época en la que el cristianismo se había expandido parcialmente, por lo tanto su existencia fue corta. La mayoría del material recuperado del templo en ruinas fue usado para la construcción de la Iglesia de San Juan, y una parte fue transportada a Constantinopla (actual Estambul), por orden del emperador Justiniano, para edificar la Basílica de Santa Sofía. Hoy en día apenas queda nada que pueda recordar el esplendor de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Los hallazgos de recientes excavaciones, muchas de ellas realizadas bajo la dirección del Instituto Arqueológico de Austria, siguen dando nuevas dimensiones a la arqueología.

 

 
 
Una de las copias que existen de la estatua original de Artemisa (Museo de Éfeso)

 

FUENTES: ERDEMGIL, Selahattin. Ephesus, 1986, pp. 26-32.

 

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