UNA OBRA DE PEDRO DUQUE CORNEJO Y ROLDÁN EN SAN FERNANDO (CÁDIZ)

Jesús Garrido Pérez


 

 
 
Imagen de Jesús Nazareno
 
 

INTRODUCCIÓN

La imagen de la que vamos a hacer referencia en este artículo es una talla cristífera de pequeñas dimensiones, perteneciente a un particular de San Fernando (Cádiz). No se conocen datos históricos referentes a esta obra, adquirida a un anticuario de la provincia gaditana, pero la calidad y minuciosidad de la talla, así como las características presentes en el modelado y policromado, nos llevan a la idea de que su autoría corresponde a uno de los grandes imagineros del barroco andaluz.

 
 
 
 
Rostro de Jesús Nazareno
 
 

ESCULTURA DE JESÚS NAZARENO

El modelo iconográfico representa a Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario.

Respecto a su morfología, se presenta como un hombre de mediana edad, levemente inclinado por el peso del madero de la cruz, el cual abraza benignamente mediante unos brazos articulados en los codos por un sistema de tornillo. La cabeza aparece paralela al resto del cuerpo, siguiendo el ángulo de inclinación de la espalda, y las piernas aparecen paralelas y perpendiculares al suelo, estando la derecha levemente adelantada respecto a la izquierda.

La imagen es de talla completa, mide 33 cm y se sustenta en una peana de base rectangular de 7 cm de altura, que combina el pan de oro con el jaspeado en tonos verdosos y un montículo rocoso donde se asientan los pies de la talla.

La cabeza, de 5,5 cm, es esférica en su parte superior, sin pelo tallado (1), presentando un hundimiento en la zona de la sien. El rostro tiene forma ovalada y rasgos afilados. La frente presenta regueros de sangre en tonos rojizos y violáceos, representando las heridas del martirio producidas por la corona de espinas. El entrecejo se nos presenta levemente fruncido, con finas cejas arqueadas y ojos de cristal enmarcados por unos finos párpados almendrados, con pequeñas pestañas pintadas. Las orejas están bien definidas en todas sus partes (hélice, antihélice y concha) y son de forma ovoidal (2).

Los pómulos están acentuados; del izquierdo, que presenta unos tonos morados, brotan tres chorros de sangre. La nariz tiene el puente alto, formando una línea levemente cóncava desde el entrecejo a la punta, y muestra los orificios nasales bien definidos, anchos en la base y finos en la punta. Del orificio derecho brota un reguero de sangre que llega hasta la boca.

La boca, enmarcada por finos labios, aparece entreabierta, mostrando sutilmente los dientes del maxilar superior, la lengua y la úvula. Del labio inferior brotan dos chorros de sangre. La barba es bífida, realizada mediante pequeñas incisiones de la gubia, casi paralelas al eje vertical de simetría de la imagen, rematada a su vez por unos finos bigotes casi dibujados en el rostro.

 
 
 
 

El cuerpo es de talla completa. La pieza formada por el antebrazo y la mano es la única móvil, estando sujeta al brazo mediante un sistema de tornillo. El antebrazo y la mano derecha tienen una posición perpendicular al tronco. La pieza izquierda no se conserva, pero las marcas del tornillo que la unía al brazo indican que su posición formaba un ángulo agudo con el antebrazo derecho (3).

La mano derecha está bien definida, marcando uñas, tendones y las líneas de la palma. Tanto la posición de los antebrazos como un pequeño hueco circular que se encuentra en el delantero derecho del monte de la peana, así como un pequeño agujero del hombro izquierdo, hacen suponer que la cruz estaba delante del Cristo, apoyada en el monte por la parte inferior del travesaño mayor, sujetada por ambas manos y afianzada al hombro mediante una espiga por uno de los lados del travesaño menor.

El tronco es alargado, de 11 cm, y presenta bien marcados los huesos y músculos de su parte anterior y posterior y el ombligo. La policromía no presenta la representación de los signos del martirio al igual que el rostro, ya que está concebida como una imagen de vestir.

La imagen presenta un sencillo perizoma o paño de pureza, unido en su lado izquierdo sin formar vuelo sobresaliente, debido posiblemente a que es una imagen que debía ser vestida. Por la parte delantera están más marcados los pliegues del paño, que se disponen de manera longitudinal formando una pequeña catenaria. En la parte trasera solo aparece el pliegue longitudinal de la cintura y la terminación de los pliegues de la parte delantera. No obstante, el paño no es liso, ya que aparecen diversos golpes de gubia creando distintos planos en el perizoma. La policromía de este es en tonos grisáceos.

Las piernas del Nazareno son finas, con muslos, rodillas y gemelos bien marcados, terminadas en sendos pies donde se aprecia los tendones, los dedos y las uñas.

 
 
 
 
Jesús Nazareno y San Nicolás de Bari de la iglesia del mismo nombre de Sevilla
 
 

ATRIBUCIÓN DE LA ESCULTURA DE JESÚS NAZARENO

Los datos estéticos y artísticos nos ponen en la pista de la posible autoría, concretamente nos remiten a la obra del insigne imaginero Pedro Duque Cornejo y Roldán, hijo del escultor José Duque Cornejo y la pintora Francisca Roldán Villavicencio, nieto de Pedro Roldán y sobrino de Luisa Ignacia Roldán, apodada "La Roldana", de la que adquiere gran parte de su formación artística.

Pedro Duque Cornejo y Roldán (1678-1757) fue arquitecto de retablos, escultor, pintor y grabador. Su formación familiar hace que tome el testigo de los grandes maestros de la escuela sevillana de imaginería. Sus trabajos, dispersos por toda Andalucía, se caracterizan por ser herederos del arte de la talla de su abuelo Pedro y su tía Luisa Ignacia, unido al barroquismo que se impregnaba en la Europa del siglo XVIII, destacando el movimiento en sus tallas generados por amplios pliegues en los ropajes.

La talla de Jesús Nazareno presenta, estética y artísticamente, los grafismos de las tallas hagiográficas de Duque Cornejo, como puede ser el caso del San José del Palacio de San Telmo (1725), el San Estanislao de Kostka y el San Francisco de Borja del sevillano templo de San Luis de los Franceses (1730), el San Leandro y el San Isidoro de la Catedral de Sevilla (1741), los Evangelistas de la Hermandad de la Soledad y Santo Entierro del municipio sevillano de Écija o las imágenes realizadas para el monasterio cartujo de Santa María del Paular (Madrid 1726-1727), entre otras. Con estas magnificas tallas comparte el modo de resolver los rostros con esos perfiles roldanescos de boca entreabierta y grandes orejas ovaladas bien definidas, cejas arqueadas y ese particular tratamiento del cabello.

 
 
 
 
En la fotografía superior podemos observar el perfil comparativo de la talla de Jesús Nazareno con el San José de San Telmo, el Nazareno de Écija y San Leandro de la Catedral de Sevilla. La composición de los rostros es similar en las tres tallas. La pequeña escultura del Nazareno de San Fernando fue concebida para que se vistiese y llevase peluca según la moda dieciochesca.
 
 
 
 

Es típico de Pedro Duque Cornejo el tallado del cabello y de la barba, con una particular blandura materializada en pequeños golpes de gubia longitudinales, en muchos casos casi esbozados en el rostro, herederos del quehacer de los Roldanes. Podemos comprobarlo en la imagen superior, donde se muestra un grupo de obras labradas por Duque Cornejo para Écija (Sevilla).

 
 
 
 

En cuanto a las obras cristíferas, nos encontramos una notable semejanza en el tallado y policromado del Cristo de la Sangre de la localidad malagueña de Ronda (1737), el Crucificado del retablo mayor de la parroquia de San Andrés de Córdoba (1752), el Crucificado de la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación del municipio sevillano de Umbrete (1734-1735), el Cristo de Burgos de Chucena (Huelva) (4), Los relieves y el Crucificado del coro de la Catedral de Córdoba (1754-1757) y los Nazarenos de San Leandro de Sevilla (1747) y el convento de las Filipenses de Écija (5).

En la imagen superior, de izquierda a derecha y de arriba abajo, San Andrés de Santa María del Paular (1726-1727), San José de Calasanz de la portada del templo hispalense de los Terceros, San Ignacio de Loyola de la iglesia del Sagrado Corazón de Sevilla y Jesús Nazareno de San Fernando.

 
 
 
 

Además del tratamiento del cabello y de la barba, es muy característico en la obra cristífera de Duque Cornejo la policromía que imita los brotes sanguinolentos del martirio en la frente, nariz y boca, así como la escasa laceración de los cuerpos. Podemos observar detalles de lo anterior en la imagen superior, donde aparecen imágenes de los relieves del coro de la Catedral de Córdoba (1754-1757).

 
 
 
 

La forma de resolver el paño de pureza en sus Cristos, escuetos y recogidos en sentido diagonal, provocando ondulación del borde inferior, es similar a la de la talla de Jesús Nazareno, sin presentar vuelo en los paños (debido a su carácter de imagen para vestir) y de color grisáceo, más sobrio y naturalista, al igual que el Crucificado de Umbrete y de San Andrés de Córdoba.

En la imagen superior, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, comparativa entre los paños del Nazareno de San Fernando y del Cristo de la Sangre de Ronda, Crucificado de la parroquia cordobesa de San Andrés y Cristo de la Columna de Jerez de los Caballeros (Badajoz), atribuido a Duque Cornejo.

 
 
 
 

En general, en toda su obra escultural, Duque Cornejo sigue el mismo tratamiento de los paños (en la imagen superior, comparativa del paño del Nazareno de San Fernando con los ropajes del Apóstol Santiago de la basílica granadina de las Angustias), dotados de amplios pliegues longitudinales, conjugados con secciones semiplanas multidireccionales que le confieren volumen y dinamismo.

 
 
 
 

Los cuerpos de los Cristos de Duque Cornejo (en la imagen superior, de izquierda a derecha, el Cristo de la Sangre de Ronda y el Nazareno que se conserva en el templo hispalense de San Leandro) se caracterizan por sus proporciones anatómicas estilizadas, dilatadas en el torso y en las piernas, con los músculos, los huesos, los tendones y los dedos de manos y pies bien definidos.

 
 
 
 
El Nazareno de Écija y el Cristo de la Sangre de Ronda, y el Nazareno de San Fernando
 
 

CONCLUSIÓN

El notable parecido que nos ofrece la pequeña talla de Jesús Nazareno con la producción de Pedro Duque Cornejo y Roldán, conservando intacto a través de los años las características morfológicas originales, comunes a los del insigne escultor e imaginero sevillano, nos pone en el buen camino para formalizar en un futuro una atribución fidedigna.

Su restauración por parte de un especialista ha sido determinante para sustentar esta hipótesis y devolverle a la talla el esplendor y la excelencia que tuvo antaño.

 


 

NOTAS

(1) La imagen está concebida para que lleve peluca, es por ello que la cabeza aparece pintada en tonos marrones y grisáceos.

(2) La oreja derecha tenía la hélice y antihélice mutilada. La talla ha sido intervenida por el restaurador Eduardo Martínez Pérez.

(3) El restaurador Eduardo Martínez ha reconstruido la pieza en base al brazo existente.

(4) José Roda Peña. A propósito de los crucificados de Pedro Duque Cornejo: dos nuevas versiones en Umbrete y Chucena. Universidad de Sevilla.

(5) Atribuidos recientemente por Manuel Pérez Estrada en el apartado de opinión del portal Islapasión.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

RODA PEÑA, José. A propósito de los Crucificados de Pedro Duque Cornejo: dos nuevas versiones en Umbrete y Chucena, Laboratorio de Arte, nº 19, Universidad de Sevilla, 2006.

RODA PEÑA, José. Tres esculturas de Pedro Duque Cornejo para el Oratorio de San Felipe Neri de Sevilla. Atrio: revista de historia del arte, nº 8-9. 1996.

TAYLOR, René: El entallador e imaginero sevillano Pedro Duque Cornejo (1678-1757), 2002.

MARTÍN RIBES, José: Sillería del Coro de la Catedral de Córdoba, Córdoba, 1981.

PORTAL LA HORNACINA. Semblanza de Pedro Duque Cornejo.

FOROS DE ISLAPASION. Pedro Duque Cornejo.

 

Nota del Autor: Mi más sincero agradecimiento a Manuel Pérez Estrada,
por ponerme en el buen camino de la autoría de la talla de Jesús Nazareno.

 

 
 
Conjunto del Calvario de Umbrete (Sevilla), obra de Pedro Duque Cornejo (1734-1735)

 

Fotografías de Yolanda Pérez Cruz, Jesús Pérez, Fototeca de la Universidad de Sevilla (US), IAPH,
Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, colaboradores gráficos de Islapasión y La Mirada Cofrade y Jesús Garrido.

 

 
 
Imagen de Jesús Nazareno

 

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