SAN PEDRO DE VERONA, UNA ESCULTURA OLVIDADA DE PEDRO DE MENA

Fabián Pérez Pacheco (29/04/2015)


 

 
     
     
Estado final e inicial. Previamente a la restauración, el santo mostraba repintes varios
en las vestiduras y la peana, así como suciedad en las carnaciones

 

Esta escultura la restauramos en Ars Nova S.L. en 2009 para la exposición itinerante de Andalucía Barroca que se celebró en la iglesia de la Asunción de Cabra, en Córdoba, en ese mismo año. A pesar de su puesta en valor, esta escultura sigue siendo una obra desconocida dentro del catálogo artístico de Pedro de Mena.

Este San Pedro de Verona, iconografía también conocida como San Pedro Mártir, es una escultura de tamaño natural, tallada en madera y policromada, de gran calidad artística, y que recibe culto en la iglesia de la Asunción de Cabra. Son varias las circunstancias que acercan la autoría de esta obra al escultor Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1688). Aunque siempre fue identificada como del círculo de Mena, tras la restauración, la imagen adquirió mayor protagonismo y cercanía al estilo del autor granadino.

La autoría de esta obra la señala el historiador malagueño José Luis Romero Torres, no sólo atendiendo a sus rasgos de estilo y a su calidad artística, sino que además identificó esta obra con la que el presbítero y comisionado del Santo Oficio de Córdoba, don Juan Muñoz Romero, encargó al escultor Pedro de Mena en el siglo XVII: una escultura de San Pedro Mártir de talla completa y tamaño natural para Cabra (1), en donde este comisionado de la Inquisición fundó en 1669, en la iglesia de la Asunción y los Ángeles, una capilla para el Patrón del Santo Oficio: San Pedro Mártir (2).

 

 
     
     
Busto. Estado final e inicial. En el rostro, los depósitos de suciedad, las fisuras
de la mascarilla y de la madera eran alteraciones destacables antes de la restauración

 

Efectivamente esta capilla se abría en el lado del evangelio de dicho templo, tal como da noticia Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico, en 1846, una capilla con la advocación de San Pedro Mártir, de la que dice Madoz se decoraba con "maderajes y retablos churriguerescos de muy mal gusto" (T.V., p. 43); aunque no describe su contenido, la imagen titular de dicha capilla debió ser esta escultura de San Pedro de Verona.

Este lado del evangelio fue demolido durante las importantes obras de rehabilitación del edificio en el siglo XX, desapareciendo entonces la capilla fundada por Muñoz Romero, pero quedando testimonios hablados y fotográficos de la presencia de esta escultura de San Pedro de Verona en dicha capilla.

Los rasgos y estilemas de la escultura la acercan ciertamente a la obra de Pedro de Mena. Ella es expresión de la sensibilidad barroca que Mena ejemplifica en su obra. Así observamos en este San Pedro Mártir, como su composición es vertical, aislado en su representación iconográfica, casi simétrica, porque sus esculturas no buscan el movimiento, se plantan quietas y ensimismadas, mostrando un único punto de vista, centrando la carga expresiva en su rostro y, siquiera, en segunda instancia en sus manos; nada en su composición reduce dicho protagonismo, sino que al contrario, lo refuerza, porque su quietismo compositivo en el resto del cuerpo es neutro en su sencillez militante y neutro en su valor expresivo.

 

 
     
     
Rostro. Estado final e inicial. El rostro de la escultura es su centro expresivo.
Su gesto doliente pero sereno cobra vitalidad por el uso de ojos de cristal y dientes de marfil

 

Sin embargo, el modelado de sus figuras es realista y en ellas destaca su rostro, compungido pero de gesto sereno, de mirada ascendente, con la boca levemente entreabierta, con un modelado suave de labios, de dibujo fino y lineal, de comisuras recogidas, lo que se observa igualmente en otras esculturas del autor granadino.

Los ojos de cristal, la boca tallada en su interior con la disposición de dientes de marfil, realizados a partir de la elaboración de la mascarilla, son recursos barrocos que refuerzan la expresión verosímil del santo personaje. Llevó lágrimas de cristal, ya perdidas, y probablemente pestañas postizas. Asimismo, la extrema delgadez del volumen de algunos pliegues en las vestiduras de la escultura, talla de estrecha sección, es un rasgo de la técnica de Mena, lo que es sello también de su buen oficio.

San Pedro de Verona fue un santo mártir del siglo XIII, Inquisidor General del Santo Oficio, que como miembro de la Orden de Predicadores, es representado con los hábitos de la orden dominica, mostrando sus atributos de martirio, la daga en el pecho y la espada en la cabeza. En su mano izquierda ha perdido un atributo que puede ser identificado, como así ocurre en otras representaciones, con la palma del martirio.

 

 
 
Proceso de eliminación de las capas
de suciedad en las carnaciones del rostro

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) ROMERO TORRES, José Luis. "El artista, el cliente y la obra de arte", artículo publicado en Pedro de Mena: 1628-1688. III Centenario de su Muerte (pp. 97-114), exposición en la Catedral de Málaga, abril de 1989, Junta de Andalucía. Consejería de Cultura, Sevilla, 1989.

(2) BAREA LÓPEZ, Oscar. Heráldica y genealogía en el sureste de Córdoba (Ss. XIII-XIX). Linajes de Baena, Cabra, Carcabuey, Doña Mencía, Iznájar, Luque, Monturque, Priego, Rute, Valenzuela y Zuheros, volumen II, p. 55, Budok Publishing S.L., Córdoba, 2014.

 

 
 
 
 
 
 
Detalles del rostro durante el proceso de restauración.
La escultura de San Pedro de Verona está fechada en el año 1669

 

Nota de La Hornacina: Fabián Pérez Pacheco es Restaurador de Obras de Arte
e Historiador del Arte de la empresa Ars Nova Restauraciones, S.L.

 

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